RABINO YOSEF BITTÓN
Una de las tres Mitzvot (מצוות עשה) que estamos obligados a cumplir durante Pésaj es comer Matzá.
La Matzá es un «pan» especial hecho a partir de una masa plana, no fermentada, y sin levadura. Pero, ¿por qué comemos Matzá en Pésaj?
Hay dos razones. Una de ellas se menciona explícitamente en la Torá. La segunda razón, menos conocida, se menciona al comienzo de la Hagada que leemos en el Seder. Comenzaremos por esta última razón.
MATZA, TODO EL DÍA, TODOS LOS DÍAS
Durante muchos años, cuando vivíamos esclavizados en Egipto (según Maimónides el cautiverio duró 140 años), comíamos solo Matzá. Matzá para el desayuno, Matzá para el almuerzo y Matzá para la cena.
La Matzá fue concebida por los crueles egipcios como el alimento ideal para alimentar a los esclavos judíos. ¿Por qué? Porque la Matzá digiere lentamente y dura más tiempo que el pan en el estómago del esclavo.
Los judíos alimentados con Matzá tenían menos hambre.
Y además, Matzá era el alimento más barato que se podía producir: todo lo que se necesita para preparar Matzá es harina de trigo y agua, dos de los elementos más baratos y más abundantes en Egipto.
El famoso rabino Abraham Eben Ezra (1089-1167) escribió que tuvo una experiencia que le permitió comprender mejor este punto.
En uno de sus múltiples viajes lo llevaron a una prisión en la India, y allí ¡le dieron de comer a Matzá! El pan ázimo de bajo costo y de digestión lenta, era el alimento ideal para esclavos, prisioneros y personas que tenían que ser alimentadas para sobrevivir y trabajar.
¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER!
En el cautiverio egipcio hubo otro elemento que contribuyó a la sumisión y tortura psicológica de los esclavos judíos. Para producir un pan normal, se debe dejar que la masa descanse durante unos 20 minutos, y solo después de eso, la masa esponjosa se coloca en el horno.
Pero para hacer la Matzá se pone la masa plana en el horno inmediatamente. Sin esperar a que la masa suba. En el cautiverio egipcio, los esclavos judíos tenían que trabajar para los egipcios sin pausa.
Sus amos no estaban dispuestos a darles 20 minutos de descanso para que puedan disfrutar de un pan sabroso normal … Y es por todo esto que al comienzo de la Hagadá señalamos la Matzá y decimos: Ha Lajmá ‘Aniyá … «Este es el pan de los pobres (o ‘el pan de la aflicción’) que nuestros antepasados comieron en Egipto”.
De alguna manera, la experiencia de comer exclusivamente Matzá durante tantas décadas dejó una fuerte impresión en nuestra memoria que revivimos cuando probamos el gusto de la Matzá en la noche del Seder.
OPERACIÓN RELAMPAGO
Sin embargo, la razón explícita mencionada en la Torá es diferente. En el momento de nuestra partida de Egipto, también consumimos Matzá.
¿Pero por qué? Porque todo sucedió muy rápido.
El 15 de Nisán el Faraón nos liberó después de la última plaga. Por primera vez teníamos el control de nuestro propio destino.
Y probablemente, una de las primeras cosas que queríamos hacer era comer «pan» como lo hacía la gente normal. Pero nuestra partida de Egipto no fue un proceso gradual que duró semanas o incluso días.
Nuestro escape de la esclavitud no fue el resultado de una revolución que fermentó entre la gente durante varios años, y cuyo resultado final ocurrió después de varias batallas contra nuestros captores…
Fuimos rescatados por HaShem precipitadamente (בחיפזון) en una «Operación Providencial superápida» que duró solo unas horas.
Visualízate a ti mismo, con unas horas nada más para abandonar la casa en la que viviste toda la vida y forzado a elegir qué pertenencias mínimas quieres llevar contigo, y que reservas de alimentos llevas ¡para el desierto! ¿Quién tiene tiempo para esperar 20 minutos a que la masa fermente y hacer pan?
Las Matzot, sin embargo, se pueden hacer mucho más rápido.
Ahora, una vez, no disponíamos de 20 minutos adicionales.
Pero esta vez por una razón totalmente diferente.
Esta vez estábamos eligiendo dejar Egipto atrás, sin la mínima demora, para disfrutar de la libertad dada por Dios.
Irónicamente, cuando finalmente fuimos libres, comimos la misma Matzá que comimos cuando éramos esclavos. Pero esta vez la Matzá tenía un sabor diferente: el sabor de la libertad que se estaba gestando «en este momento” frente a nuestros ojos.
EL DOBLE SABOR DE LA MATZÁ
La Matzá es el elemento más característico de Pésaj, que también es conocido como la fiesta de las Matzot.
¿Por qué la Matzá es tan importante? Porque despierta en nosotros dos recuerdos diferentes y opuestos, simultáneamente: en primer lugar, el recuerdo de la angustia que sufrimos cuando fuimos esclavos en Egipto.
Y, segundo, la forma milagrosa en que HaShem nos sacó de Egipto.
Fuimos «rescatados» por HaShem en un solo acto de redención, algo único en la historia de la humanidad. Y es por eso que en el Seder, la Matzá representa tanto la amargura de la esclavitud como el dulce sabor de la libertad.
La Matzá celebra nuestra redención, sin dejarnos olvidar nuestro sufrimiento.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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