MAURICIO ATRI PARA ENLACE JUDÍO
Todo tiene su tiempo y hay un momento apropiado para todo propósito bajo el cielo.
Tiempo de nacer y tiempo de morir.
Tiempo de plantar y tiempo de cosechar.
Tiempo de matar y tiempo de curar.
Kohelet 3.1-3
“Palabras de Kohelet, hijo de David, rey en Yerushaláim.” (Kohelet 1.1). Ciertamente, Eclesiastes (Kohelet) fue escrito aproximadamente 351 años antes de la era común, en la última etapa de la vida del rey Salomón (el hombre más sabio del mundo) y si hoy le pidiéramos a Shlomó Hamelej que nos hiciera unas reflexiones sobre el coronavirus (COVID-19), con toda humildad y respeto, me atrevo a decir que a aproximadamente 2,371 años después podría llegar a decir algo así, como lo siguiente:
“Aquello que habrá sido, es lo que será, y lo que fue hecho es lo que habrá de hacer; y no hay nada nuevo bajo el sol” (Kohelet 1.9). Las epidemias han existido desde tiempo inmemorables. Ya mi señor padre, David Hamelej, enfrentó una epidemia en donde morían 100 personas diarias, decretando que cada persona debe recitar 100 Berajot diarias para protegerse, háganlo también ustedes (Bamidbar Rabá 18 21) y sigan los consejos de nuestros Rabanim y Jajamim: recen Tehilím (Salmos), como dice el Arizal, lean el Ketoret (Zohar, Vayerá 100b-101a), como dice Maimónides aumenten Tefilá (Sefer HaMitzvot, Mitzvá positiva 5), como dice Rashi aumenten Teshuvá (Yivamos 63a) y como dice Rabí Akiva aumenten Tzedaká (Igrot, carta 73), y como también dice Maimónides, toquen el Shofar precisamente para despertar la Misericordia Divina (Leyes del Ayuno).
“Si la opresión al pobre y el pillaje del Derecho y la Justicia habrás de ver en la región, no te asombres por tal designio, ya que por encima del alto, otro alto vigila y más altos aún hay sobre ellos” (Kohelet 5.7). Dios maneja el Mundo, lo supervisa con la Hashcajá Divina. Bereshit nos recuerda que Dios creó el Mundo (Génesis I), pero Pésaj nos recuerda que Dios maneja al Mundo (Éxodo). Dentro de los 13 Principios de la fe judía, el mismo Maimónides resalta que Dios creó y dirige el mundo, Él únicamente hizo, hace y hará todos los hechos (Primer Principio). De las diez plagas que Dios envió a los egipcios por medio de Moshé y Aarón, el Faraón y sus hechiceros trataban de replicarlas, sin embargo, la sangre enviada como Maká por Dios era tal y acababa con los peces, mientras que lo que hicieron los hechiceros era una especie de agua pintada de rojo; y luego así algo parecido con las ranas, y cuando Dios mandó los piojos, los mismos magos y hechiceros no pudieron replicarlos de manera alguna, reconociendo: “Dedo de Dios es este” (Éxodo VIII 14-15).
“Observa la obra de Dios pues ¿quién podrá enderezar lo que ha torcido?” (Kohelet 7.13). Todo está bajo la Providencia Divina, incluso esto que está pasando, y los médicos todavía no han logrado encontrar la cura, y no será si no hasta que Dios lo quiera, cuando primero Dios pronto, Hashem nos mande la correspondiente cura y vacuna. “En el día de la benevolencia estés en el bien y en el día de la adversidad observa también, que este frente a este, ha hecho Dios para que no conciba el hombre nada, después de él.” (Kohelet 7.14). Ahora, “Yo te aconsejo los mandatos del rey has de guardar…” (Kohelet 8.2), en efecto, hay que cumplir con las leyes del país en donde uno vive (Diná de Maljutá Diná), por tanto, debemos cumplir con las leyes y normativa sanitaria, así como al llamado de las autoridades rabínicas y comunitarias en tal sentido. “Porque la palabra del rey tiene autoridad y quién habrá de decirle: ¿qué haces?” (Kohelet 8.4) y “Quien guarda el mandamiento no sabrá nada malo; tiempo y justicia, conocerá el corazón del sabio” (Kohelet 8.5). Existe una Mitzvá de cuidar nuestra salud y de no poner en riesgo nuestra vida (Rabí Akiva). Por eso, tenemos que confiar en Dios, y a la vez cuidarnos. En otras palabras, hay que extremar precauciones y más vale prevenir que lamentar.
Máxime que, “todo he observado en los días de mi vanidad, hay justo que se arruina a pesar de su justicia y hay malvado que perdura, a pesar de su maldad” (Kohelet 7.15). En efecto, “hay una vanidad que se hace sobre la Tierra ya que hay justos a quienes les corresponde conforme a la acción de los malvados, y hay malvados a quienes les corresponde conforme a la acción de los justos…” (Kohelet 8.14). Moshé Rabenu tampoco entendía por qué cosas malas le pasan a gente buena y cosas buenas le pasan a gente mala. Por eso Moshé le pidió a Dios que le mostrara su Gloria. Moshé quería ver a Dios, comprender su esencia, conocer sus secretos, pero Dios le responde: “No podrás ver mi rostro, porque el hombre no puede verme y vivir; puedes ver mi espalda, pero mi faz no se hará ver” (Éxodo XXXIII 19-23, Ki Tisá) y fue así que Dios le mostró a Moshé sus 13 Atributos (Éxodo XXXIV 6-7). En este sentido, “…observaré toda la obra de Dios, ya que no podrá el hombre entender la acción que se hace bajo el sol, por más que se afane el hombre por buscar, no podrá hallarlo…” (Kohelet 8.17). Por eso ahora que vemos que con esta pandemia gente buena ha sido afectada y gente mala está sana y salva, dejemos que Dios maneje el mundo de acuerdo con su Sabiduría y Magnificencia Infinita y pidamos por su Clemencia Divina.
Pero lo que sí, es que por el momento, “Bueno es que tomes este consejo… teme a Dios… −y− no te excedas en maldad, ni seas insensato” (Kohelet 7.17-18). No me mal interpretes, si te digo que no te excedas en maldad, es porque también te he dicho que, “No seas excesivamente justo y no seas sabio en demasía ¿Por qué habrás de desolarte?” (Kohelet 7.16). Con lo que te quiero decir que, como nos lo pidió Dios, que seamos santos, como Dios es Santo (Levítico XI 44-45, Sheminí, XIX 1-2, XX 7 y 26 Kedoshím, XX 6, Emor), y que, en esta época de dureza Divina (Midat Hadin), nos cuidemos por demás de actuar bien y correctamente, con sensatez y justicia. “Ciertamente, no hay hombre justo en la Tierra que haga el bien y no se equivoque” (Kohelet 7.20) y Dios con su Clemencia, Misericordia y Piedad Infinita es consiente de ello, y si bien, “en todo tiempo sean tus ropas blancas y el aceite no le falta a tu cabeza” (Kohelet 7.8), de todas formas, ahora más que nunca hay que redoblar esfuerzos para ser justos y actuar con justicia.
“Vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Kohelet 1.2 y 12.8), yo tuve todo, sabiduría, riqueza, honores, más que cualquier otro, y me di cuenta que, por un lado, nada de ello vale la pena, hay que alejarse del materialismo, lo monetario, la egolatría y la envidia, y por el otro lado, hay que acercarse a lo espiritual, lo religioso, amar al otro, no codiciar. “Mejor es una mano calmada de tranquilidad, que dos llenas de esfuerzo y aflicción para el espíritu” (Kohelet 4.6). A pesar de que gracias a Dios tenemos Shabat y los Jagim, estábamos viviendo muy rápido, demasiado a prisa, sin descanso, casi sin control, y todo ello tienes sus pros (avances tecnológicos y científicos, etc.), pero también puede tener sus contras (interferencias y desconexiones espirituales, familiares, personales, etc.), por lo que esta puede ser una buena ocasión donde el mundo parece que se está moviendo en cámara lenta o tiene apretado un botón de “PAUSA”, para pronto retomar la mejor ruta a seguir, como cuando un GPS está recalculando, o un WAZE que nos propone la mejor ruta a seguir, o una rudimentaria pero efectiva brújula, para que sepamos donde está el NORTE de nuestra vida, todo ello de cara a nuestra sagrada Torá, respecto con Dios, nuestra Comunidad, nuestra Familia y con nosotros mismos. “El que ama la plata no se saciará con plata y el que ama en abundancia los granos, no se saciará con ellos; también esto es vanidad.” (Kohelet 5.9). Tenemos que trabajar para vivir, pero no vivir para trabajar. “También todo hombre a quien Dios le dio riqueza y bienes y le dio el poder tener provecho de ellas y tomar su porción alegrándose de su esfuerzo, es un don de Dios” (Kohelet 5.18). Disfrutar de la Berajá y hacer un bueno uso de ella.
“Qué ventaja tiene el hombre de todo su esfuerzo que realiza bajo el sol?” (Kohelet 1.3), el hombre solamente tiene ventaja si tiene una vida de Torá y Mitzvót, balanceada y equilibrada. “Hay uno que no tiene a otro, ni tiene hijo ni hermano, y no cesa todo su esfuerzo, su ojo no se satisface con la riqueza…” (Kohelet 4.8). Entre otras cosas, en las Berajot de Shajrit y en la Amidá de la mañana, tarde y noche, le pedimos a Dios vida larga, salud, alegría, entendimiento, conocimiento y sabiduría, Parnasá Tobá. Y todo esto nada tiene de malo, por el contrario, todos debemos aspirar a una vida con Berajá, pero lo importante es pedir y estar satisfechos con lo que tengamos. Porque como dice Ben Zomá, ¿quién es rico? El que está satisfecho con su parte (Pirkei Avot, 4.1). Estar contentos, agradecer y bendecir a Dios. La alegría vacía es vana, la alegría llena de Torá es buena; lo mismo con el dinero; la persona debe ser sensata. Comer y beber con medida. Como dijo Jacob Abinu que le pidió a Dios “pan para comer y ropa para vestir” (Genésis XXVIII.20, Vayatzé), no solo tener, sino estar sanos para tener provecho de ello. Por tanto, esta es una oportunidad de que revisemos lo que hacemos con nuestra cabeza y nuestra riqueza, y para que reflexionemos sobre cuál es la fuente de nuestra alegría.
“Hay tiempo de matar y tiempo de curar” (Kohelet 3.3), de lo cual intuyo que ustedes querrán preguntarme cuándo llegará la Refuá para esta enfermedad y si este ya es el tiempo de la llegada del Mashíaj. Pues bien, “Todo lo hizo bello en su tiempo. También la eternidad la piso en sus corazones, mas no podrá el hombre desentrañar la obra de Dios. Desde el principio y hasta el final” (Kohelet 3.11). Beszrát Hashem la curación vendrá pronto, pero debemos provocarla, pedir a Dios que de favor se levante del Trono de la Justicia estricta y siente en el Trono de la Misericordia, para que Él, y solo Él, nos mande la solución a esta situación. Es un milagro que seamos testigos que, con el COVID-19, Dios nuevamente haya cambiado las reglas de la naturaleza, mandando una plaga al mundo, lo cual hace mandando un mensaje muy fuerte de llamada de atención, lo que nos obliga a actuar en consecuencia y a pedirle que haga otro milagro quitando este virus del mundo, pero como sabemos, los milagros tenemos que “activarlos”. Y una de las maneras de activar este nuevo milagro para desactivar la enfermedad es alegrarnos, dándole gracias a Dios de que estamos bien, y pedir Refuá Shelemá por los que todavía no lo están. ¡Contemos nuestras bendiciones que son muchas! Y sobre la llegada del Mashíaj, como lo dicen los grandes Jajamim de estos tiempos, la Geulá está más cerca, pero como sucedió con Jacob Abinu en su lecho de muerte, Jacob quizo, pero Dios no le dejó revelarle a sus hijos lo qué sucedería al final de los días, esto es, cuándo sería la llegada del Mashiaj (Génesis XLIX-1, Vayijí y Midrash).
“Dije yo en mi corazón: al justo y al malvado juzgará Dios, ya que hay tiempo para todo propósito y para cualquier acción allí” (Kohelet 3.17). Pidamos a Dios que aunque estemos lejos de ser justos nos trate como tales, aprovechar la bendición de la Teshuvá, no esperes a Rosh Hashaná ni a Yom Kipur para arrepentirte. Máxime que, “Ya que tampoco sabrá el hombre su tiempo, como no saben los peces que son atrapados en la red malévola, y los pájaros atrapados en la trampa. Como ellos son enredados los seres humanos en tiempo malo, cuando les caiga sobre ellos de repente” (Kohelet 9.12). Ni habrá que esperar al día anterior a tus 120 años de vida para regresar a la senda del Creador.
“Pon atención a tu pie cuando vayas a la casa de Dios, acércate a entender a los sabios, preferible, antes de participar en ofrendas de insensatos, ya que los sabios no saben hacer mal” (Kohelet 4.17). Y ahora que están cerrados los Templos, Beit Haknesiot y Beit Hamidrashim, no dejes de pedir, rezar y estudiar en tu casa, Dios está en todos lados y primero Dios, pronto se reabrirán los centros religiosos judíos y también los negocios de bien. Recuerda que, “no apresures tu espíritu a enojarte, ya que la ira en el seno de los insensatos reposa” (Kohelet 7.9) y “quita la ira de tu corazón, y aparta la maldad de tu carne…” (Kohelet 11.10). No te preocupes, ocúpate; sí ocúpate de pedir, rezar, y hacer todo lo que está en tus manos para salir adelante. Y “envía tu pan sobre las aguas ya que después de muchos días lo hallarás” (Kohelet 11.1). “Otorga parte a siete y también a ocho, ya que no sabrás cuál será el mal sobre la tierra” (Kohelet 11.2). Y para el día de mañana, cuida más de tu patrimonio, ahorra más, gasta menos y diversifica tu capital. “En el amanecer siembra tus semillas, y en el atardecer no descanse tu mano, ya que tú no sabes cuál habrá de prosperar. Éstas o aquellas, o si ambas serán igualmente buenas” (Kohelet 11.6). En otras palabras, hacer nuestro esfuerzo, y esperar el favor de Dios.
Los hombres, aún los justos, no deben esperar con los brazos cruzados la ayuda de Dios. Tan es así que el mismo Zohar dice: “cuando se mueven para actuar en la tierra, ayudan también en los cielos”. Y cuando los judíos estábamos aparentemente acorralados entre el Mar Rojo y el ejercito egipcio, Dios le dijo a Moisés: “¿Porqué clamas a Mí? ¡Habla a los hijos de Israel y que se muevan!” (Éxodo XIV-15, Bashalaj). Por eso también del proverbio: “Ayúdate que Dios te ayudará” (relacionado con Josué VII 10).
“¿Qué ventaja tiene el hombre de todo su esfuerzo que realiza bajo el sol?” (Kohelet 1.3)., debajo del sol en el Olám Hasé tenemos ventajas limitadas, pero arriba del sol en el Olám Habá, tenemos ventajas ilimitadas, permanentes y eternas. “Se que todo lo que hará Dios será por la eternidad, nada hay que agregar nada hay que quitar y Dios hizo que teman ante su presencia” (Kohelet 3.14). Por tanto, “yo sé que no hay mejor, sino alegarse y hacer el bien durante su vida” (Kohelet 3.12). Alegrarnos con moderación de lo todo lo bueno que tenemos y cumplir las Mitzvot con júbilo.
Dice Eclesiastes: “Lo que fue ya es y lo que será ya fue, y Dios busca y vuelve a traer el tiempo transcurrido…” (Kohelet 3.15), qué primero Dios, Ribonó Shel Olám, nos aleje del mal, nos proteja de estas fuerzas oscuras, nos llene de luz y que pronto revele del cielo la fórmula de la curación de esta pandemia. En vía de mientras, pero también para siempre: “Todo se entiende, la conclusión del asunto es: a Dios temerás y sus mandamientos guardarás, ya que esto es todo el ser humano” (Kohelet 12.13 y 12.14). Esto es, teme y quiere a Dios y cumplé con las Mitzvót, y primero Dios Él nos cuidará y sacará adelante.
Amén be Amén.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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