Yom Ha-Atzmaut: Israel la casa de todos los judíos, un recuento histórico

Enlace Judío México e Israel – En una semana se celebra Yom Ha Atzmaut el día de la Independencia en Israel; es un día lleno de alegría, festejo y euforia. La gente sale de sus casas con banderas azul y blancas a bailar, cantar y saltar en las calles. Se organizan conciertos, fiestas, desfiles y celebraciones de todo estilo. En el resto del mundo, dentro de las instituciones judías también se hacen actos conmemorativos: se leen algunos textos, se tocan canciones, se organizan conferencias y en general se celebra que el pueblo judío haya recuperado el gobierno de su tierra y pueda tener un estado.

Sin embargo, la pregunta es inevitable ¿por qué la diáspora celebra el surgimiento del estado de Israel si justo esas comunidades no viven en él? En realidad hay muchas razones por las cuales celebrar que involucra motivos y situaciones históricas que existen incluso antes de la creación del estado. Celebrar la Independencia de un país en general es un acto que está cargado de identidad; la gente no suele celebrar la situación política, sino la alegría de pertenecer a esa nación. Cuando el mexicano celebra el 16 de septiembre (Día de la Independencia en México) no celebra el gobierno que tiene, ni la Cámara de Diputados, ni en sí que hayamos dejado de ser una monarquía para convertirnos en República. En México, hoy en día, poca gente piensa en esas cosas; lo que celebramos es ser mexicanos y haber crecido en el país que crecimos.

Es similar con el judío de la diáspora, en Yom Ha Atzmaut no sólo está festejando que exista un estado judío como tal, sino toda la historia que hubo detrás para que ese estado fuera posible. Celebra ser judío y que exista un lugar al cual todos los judíos del mundo pueden llegar sin importar su raza, ideología o nacionalidad; celebra que haya comunicación internacional entre las distintas comunidades judías y que estén unidas a través de un mismo proyecto y un mismo interés. Celebra la presencia judía de más de tres milenios en la tierra de Israel y que finalmente sea reconocida; celebra que exista un Ejercito fuerte que lo proteja de cualquier persecución antisemita, algo que sus abuelos no tuvieron y finalmente celebra la posibilidad de crear una nueva sociedad donde los judíos de todo tipo convivan armónicamente y trabajen por fines conjuntos. En pocas palabras celebra que Israel sea una casa para todos los judíos del mundo, la realización de un sueño de varios siglos.

Para honrar a Yom Ha-Atzmaut quiero hacer un breve recuento de la presencia judía en la tierra de Israel, las inmigraciones judías que han habido en distintas épocas a dicho lugar y algunos aspectos básicos de la identidad judía ligada a Israel. Espero les guste.

Presencia judía en la Tierra de Israel a lo largo del tiempo

Una de las cosas que parecen milagrosas es que desde la Reconquista de la Tierra a manos de Josúe casi 1300 años antes de la era común hasta la fecha haya existido presencia judía en Israel pese a las persecuciones y a los intentos de otras naciones para que no lo hubiera. Más sorprendente es aún el hecho de que ninguna otra nación haya reclamado como suya esa tierra, ni la haya vuelto capital de su imperio. Desde las épocas babilónicas hasta el dominio inglés, Israel siempre fue la tierra de un pueblo conquistado, una colonia que se sujetaba al mandato de otra nación o gobierno central. Ni los babilonios, ni helénicos, ni romanos, ni otomanos, ni ingleses intentaron generar una identidad específica de la región. Siempre fue una tierra aledaña a sus gobiernos centrales, habitada por pueblos ajenos a ellos. Sin embargo, la tierra permaneció como centro de la identidad judía a lo largo de esos siglos y estuvo acompañada de continuas migraciones judías e intentos de recuperación por parte de organizaciones judías; sueños que no fructificaron hasta 1948.

El Mundo Antiguo

Una de las revueltas más importantes para el mundo judío es la revuelta de Bar Cojbá porque marca el inicio del judaísmo religioso como lo conocemos hoy en día. No fue la última de las revueltas judías que ocurrieron durante el período romano. Sin embargo, fue la que más cerca estuvo de ser exitosa y su derrota acabó con la idea de restablecer un estado judío teocrático, como había sido hasta antes de la conquista romana.

Antes del exilio romano los judíos se habían enfrentado al exilio babilónico. Desde las épocas de Josúe, pasando por el rey David y Salomón, hasta el momento en que Nabucodonosor (emperador babilónico) puso pie en Judea y destruyo el templo, los judíos habían vivido en la tierra de Israel bajo las leyes de su religión y su propio gobierno. Nunca se imaginaron que llegaría el momento en que se vieran obligados a dejar la tierra que tanto amaban para vivir esparcidos por una región extraña, como esclavos a un reino odiado. Sin embargo, la miseria fue corta cinco décadas después los babilonios fueron invadidos por los persas y el emperador Ciro le permitió a los judíos regresar a Jerusalén, reconstruir su templo y tener un gobierno autónomo que solamente diera impuestos. Esa es la época de las primeras migraciones judías masivas de retorno que existirían por más de dos milenios. Fueron encabezadas primero por Zerubabel y más adelante Ezra el Escriba.

El nuevo judaísmo tuvo éxito y la cultura judía floreció por más de doscientos años durante la era del Segundo Templo. Incluso cuando los helénicos invadieron Persia y entre los territorios que ocuparon se encontraba Judea, la monarquía judía (los macabeos) logró revelarse e instaurar un gobierno propio e independiente por al menos 25 años. Hasta que Pompeo invade nuevamente y les obliga a pagar tributo.

Al inicio los romanos parecían ser tolerantes a la forma de vida judía. Cuando Pompeo invade le permite a los judíos tener un gobierno autónomo siempre y cuando cumpla con el pago de impuestos. Los judíos podían celebrar sus fiestas y tradiciones tranquilamente en Jerusalén y el Templo. Sin embargo, lentamente Roma empieza a ejercer mayo y mayor dominio sobre Judea al punto tal que un siglo después de la invasión ha eliminado el gobierno autónomo judío y dispone de los puntos económicos más importantes. En el año 66 de la Era Común surgen varias revueltas que son cruelmente aplastadas por el emperador Vespasiano y Titus, quien se encarga de no dejar piedra sobre piedra en el templo y destruir Jerusalén.

Los judíos no podían crear la realidad frente a la cual se enfrentaban y soñaban continuamente con un Mesías que los redimiera y les regresará la vida que durante siglos habían tenido. Cuando Bar Cojbá se levanta estaban seguros que era él. Sin embargo, se equivocaron la revuelta fue reprimida brutalmente más de un millón de judíos murieron en ella y otros cientos de miles fueron perseguidos, torturados y asesinados. Desde entonces los romanos cambiaron el nombre de la ciudad y les prohibieron a los judíos vivir en ella. Cualquier ilusión de reconstruir un gobierno propio en su tierra murió. Tanto así que la Mishná fue escrita por miedo a que la tradición oral terminará de perderse. Los judíos empezaron a emigrar a países que fueran menos crueles con ellos.

El imperio bizantino y la Edad Media

Si bien la relación del judío a su tierra durante el mundo antiguo estuvo marcada por un florecimiento cultural constante donde a excepción de períodos cortos de tiempo pudo tener un gobierno propio y disfrutar de su religión, en la época bizantina y la Edad Media ésto era tan sólo un sueño nostálgico. Los judíos no abandonaron la tierra de Israel porque creían que el suelo era sagrado y siempre tuvieron la esperanza de que algún día les sería regresado el gobierno sobre ella. Sin embargo, fue tan sólo un sueño, en muchas ocasiones se vieron obligados a migrar a lugares que fueran menos hostiles hacia su cultura. Mientras que en ciertos periodos pudieron florecer plenamente y desarrollarse en ciudades como Hebrón, Acre, Tiberias o Tzfat. En su generalidad los judíos regresaron ya sea por necesidad o por amor al lugar.

Con el imperio bizantino llegó la época cristiana a la tierra de Israel, duró trescientos años y estuvo marcada por la instauración de un gobierno cristiano y la prohibición a los judíos de ejercer libremente su religión en un inicio. Sin embargo, con el tiempo las normas se suavizaron e incluso hubo una emperatriz (Eudocia) que permitió a los judíos regresar a Jerusalén y rezar en el Monte del Templo en el año 468 de la era común. Y antes que ella el emperador Juliano impulsó migraciones de judíos a Jerusalén y propuso reconstruir el Templo, pero murió antes de que ello fuera posible. Son los únicos dos ejemplos durante 300 años de algo parecido, por lo general los judíos, durante ese tiempo vivieron o escondidos o relegados, sufriendo incluso grandes masacres a finales de esa era a manos del emperador Heraclito.

No fue sino hasta que el Imperio Islámico invadió la región (638) que los judíos pudieron prosperar nuevamente. Los musulmanes permitieron a los judíos volver habitar Jerusalén y rezar en los sitios sagrados como antes. Sin embargo, construyeron el Domo de la Roca sobre los restos del Templo de Jerusalén y se le prohibió a los judíos rezar o hacer actos religiosos en ese lugar. Fuera de ese punto árabes y judíos convivieron pacíficamente y se enriquecieron mutuamente de ambas culturas. Hasta el siglo XII que los Cruzados tomaron poder de la tierra (1099) y durante cien años persiguieron y masacraron brutalmente a los judíos, hasta que Saladino conquista nuevamente el territorio y el orden anterior es restaurado.

Durante esta etapa de la Edad Media, el amor a la tierra surgió con gran vehemencia y miles de judíos regresaron a Israel a lo largo de los siglos, ya sea por ideología o por necesidad. Entre la concepción rabínica líderes como Maimónides y Najmánides sostuvieron y divulgaron la idea de que habitar la tierra de Israel era parte de los mandatos divinos. Najmánides mismo emigro hacia Israel y fortaleció la fe de las comunidades judías. Hubo grupos de rabinos y comunidades enteras que hicieron migraciones masivas hacia la tierra de Israel.

Europa además se volvía cada vez más un continente hostil para los judíos, durante los siguientes siglos se daría la expulsión de los judíos de países como Inglaterra (1290), Francia (1391), Austria (1421), España (1492) y Portugal (1497). De tal forma que conforme los siglos pasaron Israel se volvió cada vez más una tierra rica de cultura, pues recibía judíos de todas las nacionalidades y estatus sociales desde condes, como el conde de Ferrara, hasta artesanos. Aunque el judío se sentía feliz de poder estar nuevamente en su tierra, seguía añorando el momento en que pudiera tener gobierno pleno sobre ella y pudiera acceder nuevamente a los sitios que le eran vetados como la cueva de los patriarcas en Hebrón y el Muro de los Lamentos en Jerusalén.

El Imperio Otomano y el gobierno inglés

No fue sino hasta finales del Imperio otamano que la idea de un estado nación empezó a surgir como posibilidad para los judíos. Antes de 1700 el mundo entero era teocrático, no existía la idea de una nación sin religión ni monarquía. Por eso mismo el arraigo a la tierra de Israel y al pueblo judío partía siempre de una idea religiosa. Sin embargo, desde que se empezó a popularizar la idea de una República o un estado nación en el mundo, el arraigo a la tierra de Israel se volvió histórico e identitario.

Los judíos sabían que para subsistir en el mundo moderno necesitaban de una nación y el único territorio que a lo largo de todos milenios mantuvo presencia judía y en el cual toda la historia judía se había desarrollado era Israel. Para finales del siglo XIX las ideas sionistas ya eran populares entre judíos y empezaban a hacerse planes serios de un estado judío.

Entre 1888 y 1914 ocurrieron dos grandes migraciones de Rusia a Israel, ya que los pogromos en esa región volvían a ser sumamente sanguinarios. Dentro del Israel otomano, los judíos encontraron fuertes hostilidades por parte de sus vecinos árabes. En 1917 los inglés derrotaron al imperio otomano y asumieron el mandato sobre la región. En ese mismo año con la Declaración de Balfour Inglaterra expresó su apoyo al proyecto sionista, y declaró la importancia de instaurar una “casa nacional para el pueblo judío” en la región. Sin embargo, esto no sería posible hasta 1948 que el gobierno inglés abandonara el poder en la región y la partición de Palestina en dos estados ocurriera.

Antes de ese momento entre 1929 y 1936 hubo otras dos inmigraciones fuertes de judíos europeos a Israel. Especialmente de países como Alemania, Austria, Polonia y Checoslovaquia, pues los judíos huían del creciente antisemitismo en la región. En 1933 cuando ya estaba el nazismo en Alemania, se prohibió la inmigración de judíos a Israel pues la presión de los países árabes era cada vez más fuerte sobre Inglaterra. Pese a los dictámenes gubernamentales la inmigración ilegal continuo de forma reducida, pues la situación era apremiante.

Estado de Israel

En 1948 Israel por fin obtuvo su Independencia y el reconocimiento mundial como nación en su tierra. El sueño de más de dos mil años finalmente se cumplió. Pese a las guerras y los ataques de sus vecinos, el estado judío sigue de pie y sigue recibiendo miles de judíos año con año que no tienen otro lugar al cual ir o que desean estar en la tierra que ha sido amada todos estos siglos. Recibió a olas de sobrevivientes que se habían quedado sin casa después del Holocausto, a cientos de miles de judíos que eran perseguidos en Yemén, Iraq y Libia; a judíos de Etiopía, de la Rusia comunista y de Irán entre decenas de lugares desde los cuales judíos han viajado nuevamente para encontrarse en su tierra. Si bien los objetivos de “una nueva sociedad judía” no se han cumplido todavía el estado de Israel es el inicio y la posibilidad a que ocurra y tiene miles de años de historia.

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Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.