Enlace Judío México e Israel – Las tierras que hoy día conforman los territorios palestinos fueron parte del Mandato Británico de Palestina establecido en 1920, en virtud de la partición del Imperio otomano. Luego, fueron destinadas para el plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina en 1947 para construir un Estado árabe al lado de un Estado judío.
LEÓN OPALIN CHMIELNISKA
Tras la guerra árabe israelí de 1948, cuando se creó el Estado de Israel, fueron conquistadas, ocupadas militarmente y administradas por Jordania y Egipto, respectivamente, y por Israel desde 1967 como resultado de su victoria militar en la guerra de los Seis Días. En 1994 se llevaron a cabo los Acuerdos de Oslo negociados y firmados entre el gobierno de Israel y la Organización para la Liberación Palestina, (OLP) diseñados para crear una solución permanente en el conflicto palestino israelí. Fueron firmados por Mahmud Abbas de la OLP, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Shimon Peres, el secretario de Estado de EUA, Warren Christopher, y el canciller ruso Andrei Kusyrev, en presencia del representante de la OLP, Yasser Arafat, conocido por sus actividades terroristas, el primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin, y el presidente de EUA, Bill Clinton, en una ceremonia oficial pública en Washington D.C.
En los acuerdos se fijó un plazo de 5 años para negociar uno de naturaleza permanente y que durante ese periodo el gobierno israelí se mantendría como el único responsable de los asuntos exteriores, la defensa nacional y las fronteras. En este sentido, se señaló que Israel seguiría siendo el responsable de la seguridad de las fronteras internas y en los puntos de cruce con Egipto y Jordania. También Israel conservaría la responsabilidad de la seguridad de los asentamientos israelíes en esas zonas y la libertad de movimiento en las carreteras.
Se incluyó un principio que previó la creación de un autogobierno interno palestino, transfiriéndole a la Autoridad Nacional Palestina los poderes y la responsabilidad en Cisjordania y la Franja de Gaza; las competencias transferidas se referían a aspectos educativos, cultura, salud, bienestar social, tributación directa, turismo y la creación de una Policía palestina.
Los acuerdos establecieron específicamente que las cuestiones de estatus permanente, como Jerusalén, los refugiados palestinos, los asentamientos israelíes, la seguridad y las fronteras fueran excluidas de disposiciones provisionales y que la negociación sobre el estatus permanente no debía prejuzgar, ni desvirtuar los acuerdos provisionales. No obstante, cuando se firmaron, el entonces primer ministro Rabin declaró “que Jerusalén es la antigua y eterna capital del pueblo judío, una Jerusalén unida bajo la soberanía israelí y con libertad religiosa para todos”. De aquí que Israel considere los territorios en calidad de disputados y no territorios ocupados a diferencia de la comunidad internacional que bajo la Cuarta Convención de Ginebra (de agosto 1949 y que entró en vigor en octubre de 1956) que prohíbe el traslado de población civil de un país ocupante. En este sentido, Israel no considera los “territorios ocupados” sino en disputa, y por lo tanto, afirma que la Convención de Ginebra no es aplicable a los mismos.
En el contexto de los Acuerdos de Oslo se dividió la región palestina de Cisjordania (de 5,655 km2, de 20 a 40 km de ancho delimitada al este por el río Jordán y el mar Muerto y al oeste por la llamada línea verde, según la demarcación que se estableció en el armisticio árabe israelí, ubicada al este de Israel y al oeste de Jordania) en tres sectores administrativos: Área A, Área B y Área C. Cada una fue dotada de un estatus diferente, según quien la administra. El Área A está administrada exclusivamente por la Autoridad Nacional Palestina; el Área B está bajo control administrativo de la Autoridad Nacional Palestina y control militar de Israel; y el Área C, donde se encuentran los asentamientos israelíes incluidos los de Jerusalén Este, está completamente administrada por Israel.
Las áreas A y B se configuraron para englobar a la mayor parte de la población palestina. El Área A cubre aproximadamente el 18% de la superficie total de Cisjordania; el Área B, el 22%; en ambas áreas viven más de 3 millones de personas. En el Área C habitan alrededor de 300 mil palestinos; esta área está dotada de una contigüedad territorial y el sistema administrativo israelí se denomina Judea y Samaria. En cambio, las áreas A y B están aisladas sin continuidad territorial. Israel señala que la movilidad de los palestinos se ve restringida por puestos de control y otros obstáculos, porque asegura que son necesarios para proteger los asentamientos. En este ámbito, repetidamente los palestinos atacan a los judíos, en buena medida alentados por los palestinos terroristas de Hamás.
Los palestinos argumentan que la presencia de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este quiebra el territorio convirtiendo en un imposible la operación de un Estado palestino. De aquí que diferentes analistas piensen que se debe exigir a Israel congelar su política de construcción de asentamiento como precondición para retomar las conversaciones de paz. Lo cierto es que los palestinos en la práctica no buscan la paz: niegan la existencia de Israel.
En general, los asentamientos están permanentemente vigilados por el Ejército de Israel, reciben suministros de agua, electricidad de empresas israelíes y tienen acceso a otro tipo de infraestructura. Es de destacar que EUA había hablado de los asentamientos como ilegítimos, como parte del consenso internacional, hasta que el Secretario de Estado de EUA, Mike Pompeo, anunció que su gobierno dejaba de considerarlos de ilegales. Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina considera que esos territorios le pertenecen y aspira a que puedan formar parte del futuro Estado palestino. Asimismo, han señalado repetidamente que el anuncio de Pompeo está completamente contra el derecho internacional.
Por el contrario, el primer ministro de Israel felicitó a Donald Trump por la medida de reconocimiento de los asentamientos, que en su criterio, “corrige un error histórico” y ha pedido a otros países que sigan el ejemplo de EUA. También en los Altos del Golán en el norte de Israel, en límite con Siria, existen asentamientos israelíes.
Desde el comienzo de la presidencia de Donald Trump en enero del 2017, este ha mostrado una actitud más favorable a Israel en relación a su predecesor. Trump trasladó la embajada de EUA de Tel Aviv a Jerusalén como fue su promesa de campaña.
En el presente, más de 600 mil israelíes viven en 140 asentamientos. De acuerdo a la ONG Paz Ahora, existen 13 asentamientos en Jerusalén Oriental donde viven 200,000 israelíes. Quienes viven en los asentamientos lo hacen básicamente por razones económicas, ya que el gobierno de Israel les otorga subsidios por residir en los mismos. También existen colonos por razones religiosas, que consideran “que los asentamientos son parte de la tierra prometida por Dios”.
En este contexto en septiembre del 2019, en vísperas de las elecciones generales de Israel, Netanyahu prometió que extendería la soberanía de Israel en el valle del Jordán y el norte del mar Muerto en el territorio de Cisjordania. Israel considera el valle del Jordán como una zona estratégica muy importante para mantener el control de la misma y evitar la infiltración de terroristas a Israel, así como armamentos de los países árabes a la región. En los Acuerdos de Oslo de 1994 se incluyó al valle del Jordán en el Área C bajo el control civil y militar de Israel.
El valle del Jordán tiene una superficie de 2,400 km2, está habitado por 65,000 palestinos y 11,000 israelíes. EUA apoya implícitamente a Israel en esta anexión, y el 22 de abril pasado aseguró “que cualquier tipo de anexión en Cisjordania deberá ser tomada al final de cuentas por Israel”. Israel ya se había anexado Jerusalén Este en 1980 y los Altos del Golán en 1981.
En la realidad será difícil que Israel y los palestinos logren un acuerdo de paz. El propósito de crear un Estado palestino ya no se contempla como viable. Netanyahu ha mantenido su posición de nunca desmantelar los asentamientos. La experiencia israelí de conceder tierras a los palestinos a cambio de la paz no funcionó. En 2005 Israel se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza (con una superficie de solo 365 km2 y dos millones de habitantes actualmente), dejó viviendas, tierras de cultivo, e infraestructura, que los gazaties gobernados por la organización terrorista de Hamás no han podido sacar provecho para su desarrollo. Hamás convirtió a la Franja de Gaza en un semillero de terroristas que continuamente han atacado objetivos israelíes, incluso Israel ha librado varias guerras con Hamas, la última denominada Margen Protector del 2014 que duró 51 días dejó 2,205 muertos palestinos y 71 israelíes. Gaza quedó seriamente destruida y se creó una crisis humanitaria. Sin embargo, el lanzamiento de miles de misiles y globos explosivos de Gaza hacia Israel no ha cesado hasta el presente.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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