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lunes 25 de noviembre de 2024

Optimismo desde Israel, Carol Perelman conversa con el Prof. Jonathan Halevy, Presidente del Centro Médico Shaare Zedek

Enlace Judío México e Israel – ¿Por qué en Israel el covid-19 afectó principalmente a la comunidad ultraortodoxa? ¿Cuál fue la política que siguió el país en materia de pruebas de detección? Sobre estos y otros temas conversaron, nuestra compañera Carol Perelman y el doctor Jonathan Halevy, presidente del Centro Médico Shaare Zadek, en exclusiva. 

El director de uno de los hospitales israelíes que más pacientes con covid-19 atendió habló con Enlace Judío sobre los aparentes sesgos étnicos de la enfermedad. También se mostró optimista sobre el futuro cercano, al dudar que un segundo brote de la epidemia tenga la intensidad del primero, y que encontró en los internos de los hogares para adultos mayores a una importante proporción de sus víctimas mortales.

Al principio de la epidemia, el gobierno de Israel temía que no hubiera suficientes pruebas de detección para aplicar, por lo que la instrucción fue que solo el Laboratorio Central del Ministerio de Salud podía aplicar las pruebas de diagnóstico, y solo a pacientes sintomáticos o a aquellos que provinieran de países como Italia, donde la epidemia comenzaba a despuntar.

Así lo narró el profesor Jonathan Halevy, presidente del Centro Médico Shaare Zadek, uno de los epicentros médicos del tratamiento de pacientes con covid-19 en Israel. “Uno de los errores que se cometieron en Israel fue que se decidió muy tarde aplicar pruebas en los hogares de ancianos, y es por eso que 40% de los 252 personas que murieron lo hicieron en hogares para ancianos.”

Halevy dijo que Israel corrigió su error y ahora, todos los miembros del staff de las casas para adultos mayores, no importa si viven en ellas o no, se someten a pruebas de detección de covid- “cada pocos días.” Esto, según el directivo, tuvo un efecto “dramático” en la reducción de casos en esta población.

En conversación con nuestra colaboradora Carol Perelman, el directivo habló sobre el manejo de la pandemia en Israel, las características sociodemográficas de los pacientes que se atendieron en los hospitales, e incluso se atrevió a lanzar algunas hipótesis sobre por qué la pandemia afectó más a países desarrollados que a otros.

La población más vulnerable a la infección del virus resultó ser la ultraortodoxa. “Este virus no ha dejado de sorprendernos. Cinco meses y más de tres millones y medio de personas infectadas y es más lo que no sabemos que lo que sabemos” sobre él, dijo Halevy. “Pero hay una cosa que es 100% segura, y es que cuando la gente se reúne de cerca, es muy infecciosa. La prueba definitiva de eso es que el mundo judío estaba celebrando Purim en marzo 10 y marzo 11. Cuando miras el máximo pico de pacientes en Israel, está entre dos y tres semanas después de Purim.”

Según el experto, 90% de los pacientes que llegaron al Centro Médico Shaare Zadek provenían de las comunidades ortodoxas. “¿Qué caracteriza a la comunidad ortodoxa? Primero que nada, el promedio de la población es joven, hay muchos niños, jóvenes, los estudiantes de las Yeshivot, y pese al hecho de que este virus muestra la tendencia (de afectar) a los de mayor edad, y los casos más severos los sufren los de mayor edad, todo mundo ahí estaba enfermo y tiene que ver con la costumbre de Purim de estar muy cerca unos de otros (…), la gente se embriaga, la gente se abraza…”

Mientras en Jerusalén se concentró una gran parte de los pacientes, casi todos provenientes de comunidades ultraortodoxas, la más secular Haifa presentó apenas “unas pocas decenas de pacientes. Tel-Aviv, que es una ciudad muy densa, tuvo sus 500 casos (en el pico de la epidemia), que no son muchos.” Mientras tanto Bnei Brak, que es una ciudad ortodoxa, “tuvo 2000. Jerusalén tuvo 3000. Entonces, puedes ver que el distanciamiento social es muy efectivo.”

De acuerdo con Halevy, Israel aprendió la lección y, tras el pico observado después de Purim, tanto los barrios ortodoxos de Jerusalén como la ciudad de Bnei Brak enfrentaron una cuarentena ejecutada por el propio ejército, que observaba que la gente se mantuviera en sus casas, que se evitaran las reuniones sociales y que llevaba comida a las casas de los residentes para que no tuvieran que salir.

Además, “todos los enfermos fueron llevados a hoteles remotos, fuera de sus casas.” Ahora bien, dice Halevy “este virus podría tener alguna afinidad con ciertos genes. No lo sabemos bien, eso es materia de investigación. Pero es un hecho que el este de Jerusalén, que aglutina a 38% de la población de la ciudad, que viven en condiciones muy similares a las de los ultraortodoxos, tuvo muy pocos pacientes y casi ningún caso severo.”

Halevy señala también los diferentes estragos que ocasionó el SARS-CoV-2 en distintos países. Egipto y Jordania presentaron pocos casos comparados con Israel, su vecino. Y entonces se atreve a formular una hipótesis: “A este virus le gustan las sociedades opulentas. Es por eso que no hay en Chipre. Si tomas a los países que son miembros de la OCDE, que son los países más desarrollados, (el virus) va por ellos. No sé si tiene que ver con la teoría de la higiene, que es por lo que hay más enfermedades autoinmunes y alérgicas en países desarrollados, porque les das antibióticos a temprana edad y así. No estoy seguro”, reconoce.

Pero “en los países ricos, el virus va por los pobres y por aquellos que viven en malas condiciones.” Eso explicaría que los grupos sociales menos favorecidos sean más golpeados en los países desarrollados. “Es una observación. Estoy seguro que la investigación va a confirmar o a no confirmar esta observación, pero da esa impresión.”

En esta interesante conversación, el experto habló de los distintos proyectos de investigación en los que están involucradas empresas e institutos israelíes y, aunque reconoció que es poco probable que la cura definitiva o la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 provenga de Israel, pues otras potencias científicas cuentan con más recursos para obtenerlas antes, sí se mostró optimista respecto a la posibilidad de que antes del próximo invierno se pueda tener una vacuna, lo cual “sería un alivio”, pues se evitaría que la epidemia estacional de influenza confluyera con un segundo brote de covid-19.

Te invitamos a ver la conversación completa en el video que aparece en la parte superior de esta página.

 

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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