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jueves 14 de noviembre de 2024
La Unión Europea planea reabrir sus fronteras el próximo 1 de julio, pero de forma muy restringida y selectiva con viajeros de países "poco seguros".

La Unión Europea prolongará veto a viajeros procedentes de México

Enlace Judío México e Israel – La Unión Europea planea reabrir sus fronteras el próximo 1 de julio, pero de forma muy restringida y selectiva con viajeros procedentes de países considerados “poco seguros”.

El retiro de restricciones para el transporte internacional beneficiará a un reducido grupo de países, cuyo proceso de selección se espera rematar este mismo viernes o, como muy tarde, a principios de la semana que viene.

Se prevé que la lista mantendrá el veto a los viajeros procedentes de EE.UU, Rusia, México, Brasil, Argentina, Perú, Chile, Arabia Saudí, Sudáfrica o Singapur.

En cualquier caso, el veto no afectará a los ciudadanos europeos que regresen de países considerados como poco seguros.

Las negociaciones sobre la lista de países seguros continúan con Croacia, que ocupa la presidencia semestral de la UE, como encargado de presentar el proyecto.

El acuerdo se prevé complicado por las discrepancias sobre la aplicación de los criterios para hacer la selección y sobre la fiabilidad o no de los datos epidemiológicos de los otros países.

Pero fuentes comunitarias consideran esencial llegar a un listado común para evitar que cada socio reabra unilateralmente a terceros países que considere oportuno, una descoordinación que podría obligar a reintroducir los controles fronterizos internos y pondría en peligro la viabilidad de la zona Schengen.

La UE acordó el cierre de sus fronteras exteriores el pasado 16 de marzo, una decisión sin precedentes que buscó cortar la expansión del SARS-CoV-2 en pleno pico de contagios.

Hecho sin precedente, que fue más fácil de pactar que una reapertura llena de incertidumbre sobre las consecuencias de permitir el tráfico internacional y de polémicas decisiones sobre a qué países se permitirá el acceso.

El listado, de acuerdo a fuentes diplomáticas citadas por El País, fue una negociación explosiva no solo por las diferencias entre los socios, sino también por sus posibles repercusiones en el exterior.

La UE quiere calcular muy bien la decisión porque algunos países fuera de la UE podrían interpretar el veto como una afrenta diplomática.

Sin embargo, adelantan las fuentes que la lista de los excluidos será tan larga que difícilmente los afectados podrán sentirse castigados debido a que la UE se mantendrá cerrada para la inmensa mayoría del planeta.

“Prudencia extrema”, apunta una fuente del Consejo de la UE, pocas horas antes de que los representantes de los 27 Estados miembros reanuden la negociación sobre el listado.

España figura entre los países que votarán por una selección muy restrictiva para evitar el riesgo de importar rebrotes desde zonas donde la epidemia parece aún descontrolada.

Criterios objetivos

La Comisión Europea propone que la apertura se base en criterios lo más objetivos posibles, como el número y tendencia de las nuevas infecciones; la aplicación de pruebas, el rastreo y contención; o los estándares de seguridad y distanciamiento aplicados en aeropuertos y líneas aéreas.

Pero, aquí surge de nuevo la dificultad, ya que la obtención y verificación de datos, no es tarea sencilla. Incluso dentro de la UE, las estadísticas sobre la evolución de la pandemia son difícilmente confirmables, porque cada país procesa los datos con criterios propios y el número de pruebas en función de la población también es diverso.

Los datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), con sede en Estocolmo, facilitados por las autoridades nacionales, muestran que, a 10 de junio, en 28 de los 31 países europeos (27 de la UE, el Reino Unido, Noruega, Islandia y Liechtenstein) se registran menos de 20 nuevos casos de COVID-19 por cada 100 mil habitantes en un período de 14 días.

Solo Portugal y el Reino Unido registran una incidencia de entre 20 y 100 casos por 100 mil habitantes, y Suecia, por encima de 100.

El criterio propuesto por Bruselas es que la entrada desde terceros países se condicione a porcentajes similares al de la media del ámbito europeo, es decir, de menos de 20 nuevos casos. Pero en países como Alemania la ratio de nuevos casos se encuentra por debajo de 10 y en España, en torno a 11, por lo que el criterio podría incluso ser más estricto.

Fuera de la UE, países como Japón o Corea del Sur reportan cifras similares a las europeas.

Esta medida dejará fuera a países como Brasil, Chile o Arabia Saudita, donde la incidencia supera los 120 nuevos casos por 100 mil habitantes en 14 días, según los datos del ECDC. Esto implica que quedarían fuera, los viajeros procedentes de EE.UU, México o Rusia, donde el virus oscila entre 60 y 120.

Fuentes comunitarias no contemplan que EE.UU, que forma con junto con la UE la mayor área de intercambio comercial del mundo, quede fuera de la lista de países seguros.

Esas fuentes recuerdan que el número de pacientes de COVID-19 no solo sigue aumentando en el país norteamericano (casi 2,4 millones de casos), sino que la epidemia ha golpeado particularmente puntos como Nueva York, que sería uno de los principales orígenes de vuelos hacia Europa en caso de retirarse el veto.

Bruselas recuerda, además, que EE.UU también mantiene el veto a la llegada de ciudadanos europeos.

Aplicar la reciprocidad

Pero el mero criterio cuantitativo no basta en todos los casos. Los representantes europeos también evalúan la calidad de las estadísticas para tomar una decisión que podría dejar fuera a países donde la incidencia de la pandemia es bastante baja.

Es el caso de la mayor parte de África, donde la el brote de nuevos casos se encuentra por debajo de 20, aunque en ciertos casos puede haber dudas sobre la credibilidad de los datos.

Algunos socios europeos también plantean que se mantenga la exclusión de los países que no garanticen el retorno de sus ciudadanos en caso de rebrote en Europa de la expansión del virus, una circunstancia que ya se produjo durante el inicio de la pandemia.

Y, finalmente, Europa aboga por aplicar la reciprocidad. Es decir, que se mantenga el veto a los países que impiden la entrada de europeos en su territorio.

Todo apunta, en cualquier caso, a que la reapertura de Europa será extremadamente limitada durante el mes de julio. Y solo a partir de agosto, en función de la evolución general de la pandemia, se contemplaría una retirada más ambiciosa del confinamiento impuesto hace tres meses en todo el mundo.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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