Enlace Judío México e Israel – Cuando el físico cuántico Mario Krenn descubrió a mediados de junio que dos cráteres lunares llevaban el nombre de científicos nazis, escribió a la Unión Astronómica Internacional (IAU) para pedir que los retiraran.
Esta inusual destitución se estaría llevando a cabo en el contexto del movimiento que busca derribar los símbolos y monumentos que representan opresión, discriminación, injusticia y racismo. Pero esta remoción, que es en sí excepcional, sucederá más allá de la estratósfera: será resultado de una insólita petición, iniciativa de un científico austriaco experto en inteligencia artificial y experimentos cuánticos, un investigador de principios, comprometido con su historia y su ciencia.
En llamada telefónica, Mario Krenn del The Matter Lab de la Universidad de Toronto, me contó cómo todo esto sucedió. Hace dos semanas, mientras veía la primera temporada de la serie Genius que trata sobre la vida de Albert Einstein, protagonizada por Geoffrey Rush, le llamó la atención la enorme influencia que el físico Philipp Lenard tenía en el Tercer Reich. Asombrado, Krenn quiso saber más. Y como muchos haríamos, buscó sobre Lenard en Wikipedia. Ahí, además de leer sobre las sobresalientes aportaciones del científico, confirmó su participación activa en la campaña ideológica de Hitler. Pero para su gran sorpresa, Krenn también leyó que además de haber recibido el Premio Nobel en 1905 por sus investigaciones con rayos catódicos, la IAU había nombrado, apenas en 2008, un cráter en el polo norte de la luna en su honor. Increíble. Y ahí estaba todo, descrito en Wikipedia, ni siquiera tuvo que buscar evidencia más allá. Extrañado, decidió escribir a la IAU para exponer que era inapropiado reconocer a un colaborador de la Alemania Nazi, sugiriendo su remoción.
La IAU, fundada en 1919, es la organización de cooperación internacional que agrupa a los astrónomos de todo el mundo, y que hace catorce años resolvió eliminar a Plutón de la lista de planetas del Sistema Solar. También, la IAU es la responsable de nombrar, y en este caso renombrar, los cuerpos de la bóveda celeste, e irónicamente y ante el contexto actual, el 10 de junio emitió un comunicado en solidaridad con las protestas contra la discriminación y el racismo.
Para apoyar su tesis, Mario Krenn consultó al escritor de ciencia Phillip Ball, autor del libro Al servicio del Reich: la física en tiempos de Hitler, quien inmediatamente apoyó su moción y le hizo notar que además de Lenard había un nazi más escondido en la luna: Johannes Stark, ganador del Premio Nobel en 1919 por su descubrimiento del efecto Doppler, tenía un cráter a su nombre desde 1970.
Según el artículo que Phillip Ball publicó el 26 de junio en la revista Prospect, ambos físicos eran nazis devotos, aduladores de Hitler, virulentos antisemitas, responsables de la idea absurda de que existía una “física aria” basada en las “aptitudes de la raza nórdica”, superior a la “física judía” que Albert Einstein y sus teorías de relatividad representaban.
La solicitud que Mario Krenn envió a la IAU fue respondida inmediatamente por Charles Wood, del Instituto de Ciencias Planetarias y director de la Fuerza de Trabajo Lunar, quien aseguró que no solamente eliminarán a Philipp Lenard y Johannes Stark de los cráteres de nuestro único satélite natural, sino que conducirá una revisión exhaustiva de los otros 277 cráteres nombrados en honor a alemanes y personalidades de naciones que trabajaron con los nazis para sustituir aquellos que fueron asignados sin una consideración más amplia.
Durante el Tercer Reich, muchos científicos tuvieron que ajustarse a las políticas antisemitas impuestas por la Alemania nazi, sin embargo tanto Lenard como Stark lo hicieron de forma activa. Ambos se involucraron para reforzar a través de la “ciencia” las ideas racistas, escribieron juntos sobre “el espíritu de Hitler y la ciencia”, dirigieron ataques difamadores contra Albert Einstein y promovieron entre sus colegas la expulsión de los científicos no arios de sus cátedras.
El 22 de junio, Mario Krenn recibió la carta de Wood donde explicó cómo estos físicos nazis llegaron a la faz de la luna; bajo el entendido de que siendo ambos ganadores del Premio Nobel, sus aptitudes científicas no fueron cuestionadas. Respecto a Stark, el libro que sustentó su nombramiento fue World Who’s Who in Science, al igual que la biografía publicada por la Fundación Nobel, no abordaban su afiliación política.
Pero por su parte, la biografía publicada por la Fundación Nobel sobre Lenard si asevera que era miembro del Partido Nacional Socialista de Hitler. Incluso lo decía Wikipedia antes de 2008. Sin embargo, según la respuesta de Woods, debido a la pandemia de coronavirus, no se ha tenido acceso a la oficina de nomenclatura de la IAU en Flagstaff para revisar a detalle los documentos que apoyaron la candidatura y permitieron que en 2008 Lenard obtuviera un cráter.
Lo que sí, es que Wood aclaró que no es la primera vez que esto sucede. En 2002 la IAU retiró de la luna el nombre que había otorgado en 1976 al doctor nazi Eppinger.
Finalmente, Charles Wood de la IAU explicó al físico cuántico Mario Krenn que además de eliminar a estos dos físicos de la superficie lunar, se hará una revisión a los protocolos y procedimientos de nomenclatura para evitar en el futuro incurrir en un error similar. Aseverando que la elección de candidatos posibles tendrá que incluir investigaciones exhaustivas más allá de los logros y aptitudes académicas de los postulados.
Tanto Philipp Lenard como Johannes Stark fueron físicos que tuvieron aportaciones significativas en sus disciplinas, sin embargo con esta importante remoción, sus nombres quedarán vinculados a sus actos, más que a su conocimiento. Su legado obedecerá más a los valores y principios humanos que a sus descubrimientos sobre energías atómicas. Sus biografías estarán ligadas a los hombres que fueron, no a su ciencia.
El joven físico austriaco Mario Krenn resaltó la justicia en el contexto de la revisión histórica, hizo que un organismo internacional mirara a la ética y la moral sobre los éxitos intelectuales. Un claro ejemplo de cómo también en la ciencia, los valores universales deben ser el único estandarte.
No es casualidad que estos sombríos personajes estaban en el lado oscuro, el que nunca vemos, de nuestro satélite natural. Y que gracias a Mario Krenn serán vistos como lo que realmente fueron y destituidos de un honor que nunca merecieron. Veremos atentos si con esta iniciativa otros nombres caen del espacio exterior.
Hoy busqué en Wikipedia a Philipp Lenard, y desde el 26 de junio de 2020 no le pertenece un cráter lunar. Gracias Mario Krenn por ser un cazador de nazis espacial. Al final, la historia sí ajusta cuentas. Pero a veces requerimos de físicos cuánticos para cuadrarlas.
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