El luto en el judaísmo y las tres semanas de recuerdo histórico

Hasidic Jewish men gather for a morning prayer outside of a synagogue, closed due to coronavirus disease (COVID-19), in South Williamsburg, Brooklyn, New York City, New York, U.S., March 18, 2020. REUTERS/Andrew Kelly

Enlace Judío México e Israel – Una de las cosas más dolorosas que puede ocurrirnos es perder a un ser querido. Saber que ya nunca lo vamos a volver a ver y que no podrá continuar gozando del mundo que nos rodea. El dolor es tan profundo que a veces parece irreal. Sin embargo todos sabemos que en algún momento u otro enfrentaremos un momento así, nuestros padres, amigos y hermanos no son inmortales. Desgraciadamente algún día tendremos que decirles adiós.

El luto es la forma en que lidiamos con ese dolor y es algo tan propio del ser humano que todas las culturas tienen ritos o formas de afrontarlo y darle consuelo a la persona que lo vive. Para el judaísmo vivir un luto implica conectarse intensamente con ese dolor para lentamente buscar consuelo en él y dejarlo ir. El luto judío suele dividirse en distintas etapas que reflejan el estado de dolor que la persona siente. La primera se llama “aneinut” cuando el muerto está frente a él. Abarca desde el momento en que el ser querido muere hasta que es enterrado. Durante ese tiempo la persona no tiene ninguna obligación halajica de hacer bendiciones, lavarse las manos para comer pan o cualquier tradición del estilo; se considera que el dolor lo tiene ofuscado, es tan intenso que no puede concentrarse, ni pensar en otras cosas y no haría las mitzvot correspondientes con intención o conciencia.

La segunda es la shivé que inicia al enterrar al difunto y dura una semana en este tiempo la persona no sale de su casa, no se sienta en sillones o asientos normales, no suele incurrir en practicas deleitosas como perfumes especiales, ropa nueva o acicalamiento. Lo que esta etapa hace es que le permite a la persona pasar del proceso de la negación a empezar a aceptar el hecho de la muerte, ésta es la etapa en que mayor acompañamiento recibe de sus familiares y amigos.

La tercera etapa es un periodo de treinta días (dentro de la cuenta se incluye la semana de la shive) que ocurren desde el entierro durante los cuales la persona no puede rasurarse la barba o cortarse el pelo ni atender a festejos, ni ceremonias religiosas de celebración. En muchas comunidades suelen hacerse tradiciones al terminar los treinta días como poner la lápida o costumbres similares. Finalmente, la última etapa del luto dura doce meses y la realizan sólo los hijos, cónyuges o padres del difunto. En donde uno se abstiene de ciertas actividades, como escuchar música.

Las etapas están hechas para que la persona pueda transitar de un estado de depresión, desolación y amargura a uno de redención. Tiene doble función, a aquel que está tan desconectado de sus emociones lo obliga a sentir el dolor de una pérdida y aquel cuyo dolor es espontaneo y natural le ayuda a controlarlo; a evitar que se desborde y se vuelva nocivo y le ayuda a dejarlo ir; vivirlo, entenderlo y después soltarlo.

Dichas prácticas se realizan de tal manera para lo que conoce como “avelut jadashá” (luto nuevo) o “avelut de-yahid” (luto individual). Es decir para cualquier pérdida personal o familiar que involucra a la persona directamente y en la intimidad. Sin embargo, también existe otro tipo de luto y éste es un luto nacional llamado “avelut yeshaná” o “avelut rabbim.” Este luto ocurre desde el ayuno del 17 de tammuz hasta el ayuno de Tisha B’av y es un luto que dura 22 días y se hace de forma comunitaria en recuerdo al saqueo de Jerusalén, los exilios y la destrucción del Primer y Segundo Templo. Se hace porque en el judaísmo el pasado y el presente no están separados. A diferencia del luto íntimo el objetivo de estas tradiciones no es ayudar a la persona controlar su dolor, sino ayudarla a reflexionar sobre él y descubrirlo.

El luto nacional y las tres semanas de recuerdo

Si bien en el luto íntimo uno empieza con el estado de mayor desconcierto y dolor; durante el luto comunitario uno empieza sin dolor, designando únicamente un tiempo a la reflexión. Conforme va conociendo los eventos del pasado; reflexiona y entiende el impacto que siguen teniendo en el presente, el dolor naturalmente irá creciendo en su cuerpo. Hasta llegar a Tishá Be Av el día en que los templos fueron destruidos y el día en que el pueblo judío hace shivé por dicha destrucción.

Sin embargo, no se trata de llorar por un pasado irremediable que ocurrió hace más de 2,000 años, sino se trata de entender el presente, ver y sentir ese dolor que aún no hemos logrado curar. Se incita a las personas a reflexionar en su vida individual y encontrar relaciones entre esos sucesos privados y los sucesos ocurridos al pueblo de Israel. También, a través del luto se llega a construir una memoria histórica y un recuerdo. Para el judío las historias de la Torá y el Tanaj son tan vívidas como las de la vida actual.

Ese proceso, al igual que el luto íntimo se desarrolla a través de etapas. Sin embargo, en este caso el proceso es invertido. La primer etapa se conoce como las tres semanas de luto o “Bein Hametzarim” (Entre los días de dolor), son 21 días (22 dependiendo como se cuenten) dedicados a la reflexión, durante los cuales uno tiene prohibido escuchar música, usar cosas nuevas o asistir a festejos. Las acciones imitan aquellas a las de los doce meses siguientes a los “sheloshim” (los treinta días), al momento más leve del luto aquellos últimos días que sólo los cónyuges realizan. Su objetivo es meramente incitar la reflexión.

La segunda etapa empieza el primero de av, las acciones aquí imitan las de los treinta días, uno teniendo mayor conciencia, a través de la mente empieza a dominar sus emociones y finalmente culminan con Tishá Be Av en donde se siguen las mismas tradiciones que una shive normal, cuando el deudo se encuentra en la cúspide del dolor. De tal manera que el proceso es paulatino y guiado por la persona que lo realiza. Si bien el luto íntimo es una reacción natural, el luto comunitario es inducido y nace del deseo de conectarse a la historia de la nación no sólo a través de una memoria intelectual, sino a través de revivir los eventos y aprender a través de ellos. Se ha hecho por más de mil años.

El origen halájico de las Tres Semanas

Si bien el luto que se práctica durante las Tres Semanas es una tradición que lleva milenios de existencia practicándose su origen halájico no es claro, puesto que no se menciona en el Talmud. Se cree que su práctica se inspira en el libro de Daniel donde aparece el luto mencionado, sin embargo varios rabinos han recalcado el hecho de que la lectura de la haftara cambia esas tres semanas y se leen puros pasajes referentes a la destrucción de Jerusalén. Rab Slovetchik veía este hecho como la base de la subsecuente halajá, puesto según su perspectiva era una muestra clara de cómo la halaja nos pide un cambio de ánimo en esas tres semanas, las prácticas de luto devienen de esa exigencia.

Cabe recalcar que aunque el luto de las Tres Semanas no aparezca señalado en el Talmud, y su origen sea desconocido, ya era una práctica común a inicios de la Edad Media pues gran parte de los rabinos de esa época lo mencionan como una práctica obligatoria. Hoy su estatus halajico no es discutido por los rabinos contemporáneos, sin embargo, la práctica varía en forma dependiendo de las comunidades. Las congregaciones asquenacitas son más estrictas en el luto que los sefarditas. También es importante señalar que el Talmud sí menciona el periodo de preparación que se lleva a cabo desde el primero de av (Rosh Jodesh Av) hasta Tisha Be Av (el 9 de Av); que es el momento en que el luto se intensifica.

Leyes y costumbres de las Tres Semanas

Antes de Rosh Jodesh Av

Está prohibido:
* Rasurarse
* Comprarse o usar cosas nuevas, esto incluye también probar frutas que no hayas probado en el año
* Cortarse el pelo o rasurarse (si hay extrema incomodidad puede permitirse)
* Escuchar música
* Casarse o atender a una celebración
* Nadar por placer

Desde Rosh Jodesh Av hasta Tisha Be Av

Se mantienen todas las restricciones correspondientes a las Tres Semanas y aparte se prohíbe:

* Comer carne y beber vino
* Usar ropa recién lavada y planchada (dentro de esta restricción está excluida la ropa interior)
* Bañarse por placer
* Realizar actividades que se consideran lujosas
* Empezar un proyecto nuevo que puede ser pospuesto
* Arreglar tu casa o pintarla
* Nadar
* Viajar
* Organizar o atender eventos sociales

Todas las restricciones tanto antes de Rosh Jodesh Av como después son suspendidas durante el Shabat o durante sus preparaciones, ya que éste tiene precedente sobre el luto.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.