Enlace Judío México e Israel – EL SAQUEO DEL BET HAMIQDASH.
El Bet haMiqdash, el gran Templo de Jerusalem, fue destruido y saqueado por el ejército de Tito, el hijo de Vespasiano, el emperador romano, el 9 de Ab del año 68 de la era común (70, para los historiadores modernos). Una vez de regreso a Roma, Tito fue recibido como un gran héroe por su padre y juntos organizaron una procesión de victoria sin precedentes en la historia de Roma. En esa marcha de triunfo se exhibían los increíbles y numerosos tesoros robados del Bet haMiqdash, el gran Templo de Jerusalem. Por ejemplo, la famosa Menorá, el candelabro, el Shulján haPanim, una mesa sólida y Mizbaj haQuetoret, el altar del incienso. Estos 3 artefactos estaban hechos de oro puro. Pero esto solo representa una muy pequeña parte de las riquezas que fueron robadas del Bet haMiqdash.
El profesor Louis Feldman, un experto en historia y lenguas clásicas que enseña en Yeshiva University , New York, escribió hace unos años un extenso artículo titulado «La financiación del Coliseo» («Financing the Colosseum») donde introduce dos fascinantes temas. El primero, el descubrimiento reciente de una antigua inscripción en el Coliseo donde se refiere al origen de los fondos que se usaron para su construcción. El segundo tema, tan desconocido como el primero, describe las abundantes riquezas del Bet haMiqdash y su origen.
Yo quisiera referirme a estos dos puntos, agregando algo sobre lo que no escribe el profesor Feldman: ¿Por qué había tanta riqueza en el Bet haMiqdash y para qué se utilizaban esos fondos?
Comenzaremos por la inscripción.
EX MANUBIIS
El profesor Géza Alföldy de la universidad de Heidelberg, Alemania, descubrió que debajo de una inscripción de piedra del siglo V, que describe ciertos arreglos hechos en el Coliseo en ese tiempo, se escondía una inscripción mucho más antigua atribuida a Tito. Esto no es poco común. En el pasado, para escribir un texto sobre piedra o sobre un pergamino de cuero, se utilizaba muchas una materia prima «reciclada», es decir, piedra o cuero que había sido utilizado para escribir un texto anterior y ahora ese texto se borraba para escribir una nueva inscripción. A los pergaminos que contienen un texto nuevo escrito sobre un texto viejo «borrado» se los conoce como «palimpsestos». En nuestro caso, se descubrió que debajo de la inscripción del siglo V se escondía una inscripción que escrita en ocasión de la inauguración del Coliseo, que se empezó a construir en el año 72, en el reino de Vespasiano y concluyó en el año 80, cuando el emperador era su hijo Tito.
Lo más novedoso de esa nueva inscripción es que, tal como era la norma en esos tiempos, la inscripción también indica de dónde habían salido los fondos para construir el anfiteatro, que fue por siglos el más grande del mundo, con una capacidad para 80.000 espectadores. Las palabras claves son: ex manubiis, es decir, «del botín de guerra».
El texto completo dice: «El emperador Tito César Vespasiano Augusto ordenó que el nuevo anfiteatro se hiciera con lo obtenido de (la venta del) botín de guerra».
En su artículo el profesor Feldman demuestra que ese botín no pudo ser otro que el obtenido en la conquista de Jerusalem, más específicamente, todas las riquezas que fueron robadas del gran Templo de Jerusalem (para más detalles sobre este y otros puntos se puede consultar aquí su artículo en inglés:
Mencionaremos hoy 3 ejemplos que menciona Feldman. Y mañana B”H continuaremos.
1. HERODES
Sabemos que en el interior del templo había ciento de artefactos y miles de decoraciones de oro y plata. Lo que es menos conocido es lo que relata el historiador judío del siglo I, Flavio Josefo, acerca del exterior del Templo que había sido recientemente remodelado por Herodes. «No le faltaba nada que pudiera sorprender ni al alma ni a los ojos». Herodes no escatimo esfuerzos y Josefo dice que el exterior del templo «Estaba cubierto completamente por enormes placas de oro» y agrega que “cuando salía el sol las paredes irradiaban un destello tan ardiente que las personas que trataban de mirarlo se veían obligadas a apartar la vista, porque el abundante oro reflejaba los rayos solares”.
2. MAJATSIT HASHEQUEL
Todos lo años se juntaba un impuesto dedicado a la manutención y funcionamiento del Bet haMiqdash llamado “majatzit hasheqel”, el medio sheqel. Esta moneda de plata valdría en nuestros días el equivalente a 5 dólares. Tengamos en cuenta que en ese entonces vivían en Israel, de acuerdo a Feldman, “entre 4 y 8 millones de judíos” .
3. DONACIONES
Aparte, muchísimos Yehudim, como dice la Mishná en Sheqalim, donaba también sus casas y campos para el Bet haMiqdash.
Las donaciones no llegaban solo de los judíos de Israel. El Templo era el principal (o el único) beneficiario de donaciones de todos los judíos del mundo. En esos tiempos, primera mitad del siglo I de la era común, si bien la mayoría de los judíos vivía en Israel, también había importantes comunidades judías en Alejandría (Egipto), Roma, Turquía, Siria, Iran, Irak y el norte de África. Muchas de estas comunidades eran muy prósperas. Y los judíos que residían allí solían enviar permanentemente regalos y ofrendas para el mantenimiento y la prosperidad del Bet haMiqdash. Una ilustración: Cicerón cuenta que en los tiempos de Flacus fue embargado un transporte que cargaba 110 kilos de oro que estaban siendo enviados por los judíos de cuatro ciudades de Asia menor para el Templo de Jerusalem.
Cuando los romanos llegaron al Templo y comenzaron a saquear sus riquezas encontraron, según Josefo: “innumerables [en latín: apeiron = incontables] sumas de dinero, innumerable cantidad de sedas con joyas incrustadas, y otros metales preciosos, porque el Templo era el depositario de muchas riquezas cedidas por ricos y nobles…».
Finalmente, y para tener una idea más aproximada del impacto económico que tuvo el saqueo del Bet haMiqdash, mencionemos que luego de que el Bet HaMiqdash fuese saqueado había tanta riqueza en el imperio romano «que el valor del oro bajó a la mitad».
Lo que es más: Vespasiano había heredado un imperio que estaba en la bancarrota, principalmente debido a las excentricidades de su antecesor, el impredecible y trastornado Nerón (que murió en el año 69). Sin embargo, luego de despojar Jerusalem, Roma experimentó un par de décadas de abundancia y prosperidad sin precedentes.
Continuará BH mañana
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