Enlace Judío México e Israel – El Líbano, heredero de Fenicia y crisol histórico de comunidades cristianas y musulmanas, fue ocupado por el Imperio otomano en el siglo XVI. La muerte de 12,000 cristianos en la guerra entre estos y los drusos en 1860 provocó el desembarco de tropas francesas para proteger a los cristianos maronitas. Tras la derrota turca en la Primera Guerra Mundial, el protectorado de Francia se prolongó hasta 1943, año en que el país se constituyó en Estado. Fue hasta 1946 que las tropas francesas abandonaron el Líbano.
Líbano con una superficie de 10,400 kilómetros cuadrados, con una población de 6 millones, tiene una larga lista de guerras e invasiones extranjeras. En 1958 estalló la guerra civil entre musulmanes panarabistas influidos por el presidente egipcio Nasser y las fuerzas del gobierno libanés del cristiano Camille Chamoun, a cuyo requerimiento desembarcaron tropas estadounidenses en Beirut, la capital. En 1970 la Organización Para la Liberación Palestina (OLP) se instaló en Beirut, expulsada de Jordania y aumentó los ataques contra Israel desde el sur de Líbano.
En 1975 comenzó la guerra civil libanesa entre las comunidades cristianas maronitas y musulmanas, al atacar fuerzas falangistas cristianas a las guerrillas de la OLP. En 1976, tras el incremento de las matanzas (de palestinos por parte de fuerzas cristianas en Karantina y Tel al-Zaatar y a cristianos por parte de fuerzas palestinas de Damour) las fuerzas de paz de la Liga Árabe intervinieron con 30,000 soldados, por petición del Parlamento Libanés ocupando todo el país salvo el extremo sur para después retirarse dejando a cargo al ejército sirio.
Con la Operación Litani en 1978, el Ejército israelí ocupó una zona de 700 kilómetros cuadrados en el sur de Líbano. El mismo año, las Naciones Unidas enviaron una fuerza multinacional al sur de Líbano; el Ejército sirio bombardeo al sector cristiano de Beirut (Beirut Este). Entre 1980 y 1981 se incrementaron los choques entre las fuerzas israelíes, milicias libanesas apoyadas por Israel y la OLP en el sur del país. Finalmente, en mayo de 2000, Israel retiró por decisión unilateral todas las tropas del sur de Líbano confiando que las fuerzas de la ONU evitarían futuros ataques de Hezbolá, brazo terrorista de Irán en Líbano, lo que nunca sucedió.
Cabe recordar que Hezbolá asesinó en febrero del 2005 al ex primer ministro Rafiq Hariri en una explosión ocurrida en el puerto de Líbano, ejecutado por un ataque terrorista con camión bomba con unos 3,000 kilos de explosivos en el centro de Beirut. Tres cuadras de la ciudad volaron en pedazos por la magnitud de la explosión, que afortunadamente solo mató a 21 personas y dejó unos 500 heridos. Hezbolá reconoce que los cuatro imputados en el asesinato de Hariri eran parte de esa organización, empero, se negó a entregarlos a la justicia.
En este contexto, la explosión masiva ocurrida el pasado 4 de agosto en un almacén en el puerto de Beirut, mató, según cifras preliminares a más de 200 personas, hirió por lo menos a 6,000 y un número no determinado de gente desaparecida. A medida que las tareas de remoción avanzan, la situación podría empeorar, debido a que hay más desaparecidos que muertes confirmadas. Alrededor de 300,000 personas se quedaron sin casa, devastando la zona del puerto de la ciudad, causando daños entre 10,000 y 15,000 millones de dólares.
Las autoridades libanesas han culpado por la explosión a la ineficiencia de las autoridades portuarias, aunque existen sospechas que la explosión fue el resultado de la negligencia de Hezbolá.
La información oficial de las autoridades libanesas ha señalado que el almacén contenía 2,700 toneladas de nitrato de amonio (utilizado como fertilizante y/o material explosivo). Asimismo, han indicado que el material estaba almacenado desde hace 6 años. Analistas políticos consideran que el nitrato de amonio pudo haber sido almacenado por Hezbolá después de ser enviado por Irán, y que este material explosivo debió de ser removido a un almacén bastante lejos del agua del mar para evitar riesgos explosivos.
Se piensa que por los ataques continuos que Israel ha realizado al aeropuerto de Damasco, Siria, el nitrato de amonio fue enviado por Irán en barco al puerto de Beirut. Por lo demás, los volátiles e inflamables materiales pudieron haber sido incorrectamente almacenados por Hezbolá, lo que causó una cadena de explosiones.
Hezbolá desde el primer momento ha negado cualquier relación con la explosión, empero, poca gente en Líbano cree en su justificación y considera que el responsable es Hezbolá. El ministro de Exteriores de Israel, Gabi Ashkenazi, se comunicó con Líbano, a través de funcionarios de seguridad y políticos internacionales, y ofreció a su gobierno ayuda humanitaria médica.
El 8 de agosto pasado miles de personas llegaron a la plaza principal de Beirut, donde habían colocado cuerdas simbólicas para colgar efigies de los políticos de cuya corrupción y negligencia culpan por la explosión del 4 de agosto. Entre las efigies estaban las del presidente Michel Aoun y de Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá y un agente clave de la política libanesa. Varios manifestantes corearon “Hezbolá es una organización terrorista”.
En la protesta, jóvenes comenzaron a arrojar piedras a las fuerzas de seguridad y la Policía antidisturbios lanzó gases lacrimógenos a los manifestantes. En la refriega hubo 142 heridos, 32 de los cuales fueron trasladados a hospitales locales y el resto fue tratado en el lugar.
Por otra parte, el presidente del partido de oposición cristiana (Kataeb) Samy Gemayel, dijo que sus tres legisladores habían decidido renunciar al Parlamento “por el desastre de esta semana”. También pidió a todos los miembros “honorables” del Parlamento que renuncien y trabajen por el nacimiento de un nuevo Líbano.
En el contexto del caos que prevalece en Líbano en el presente, el primer ministro libanés Hassan Diab, anunció oficialmente la renuncia de su gobierno y calificó que el desastre es resultado del alto grado de corrupción en el país, que es sistémico, admitiendo la incapacidad de su gobierno para solventar el problema que agobia a el país. Asimismo, acusó a la clase política de no hacer nada positivo tras la explosión en Beirut sino de solo tratar de aprovecharse de la situación para sus intereses y acabar con lo que resta del país.
La negligencia de las autoridades libanesas apunta a que la tragedia de las explosiones era evitable. Ahora amenaza intensificar la grave crisis económica y social que ya vivía Líbano antes de las explosiones. Los alimentos empiezan a escasear y son más caros provocando hambre en la población. Todos los que puedan abandonar Líbano lo harán pronto. La gente en Líbano vive en muchas zonas sin luz, ni agua y con basura inundando las calles.
De acuerdo con analistas, hay temor de que Líbano experimente una crisis humanitaria por la situación de la inseguridad alimentaria. Todo el grano almacenado en el puerto, lugar de la explosión, se perdió. Por lo demás, la destrucción del principal puerto de Líbano dificultará el suministro de alimentos en el futuro.
La destrucción del puerto de Beirut ha agudizado la dependencia de Líbano de la ayuda internacional. La ayuda internacional ha empezado a fluir al país, empero, ante la magnitud de la devastación se considera que podría ser insuficiente, el futuro de Líbano es a todas luces incierto.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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