Los sombreros sevillanos que lucen judíos ortodoxos de medio mundo

Fábrica de sombreros de los judíos ortodoxos en la localidad de Salteras, en Sevilla, España.

Enlace Judío México e Israel.- Salteras es un municipio español de la provincia de Sevilla, en Andalucía,  donde  se fabrican, entre otros, los sombreros que lucen los ortodoxos en medio mundo.

En Salteras se fabrican distintos modelos de sombrero elaborados de forma artesanal. Desde sombreros de ala ancha para japoneses fanáticos del flamenco, elegantes para británicos más clásicos y los tradicionales que usan los judíos ortodoxos.

Judíos de medio mundo lucen sombreros ‘made in Salteras’, fabricados en la localidad sevillana de Salteras por Industrias Sombrereras de España S.A. (ISESA), una empresa que desarrolla esta actividad desde 1885, y cuya marca es un referente mundial de la misma, Fernández y Roche.

Al año, en la localidad de Saltera se elaboran unos 50.000 sombreros y, a pesar de la pandemia del COVID-19, la facturación supera ya el 2 % respecto a 2019.

Han fabricado incluso sombreros de cine como el de la película V de Vendetta o del mismísimo Indiana Jones que llevaba Harrison Ford.

En la producción trabajan 50 operarios que fabrican anualmente unos 50.000 sombreros, de los que el 90 % se exportan a mercados exteriores, sobre todo de Estados Unidos e Israel, con destino a la comunidad judía ortodoxa.

ISESA ha ido poco a poco normalizando las ventas, paralizadas debido al confinamiento por el COVID-19, y ha vuelto a exportar sus sombreros, sobre todo, a los judíos ortodoxos de varios lugares del mundo, procedentes en su mayoría de Israel y Estados Unidos. Suponen el 65 % de la producción  de los sombreros que se fabrican en Salteras, a unos 15 kilómetros de Sevilla, según el gerente de la empresa, Miguel García.

Explica el gerente que notaron una importante bajada en las ventas al cerrar las tiendas de Israel y Estados Unidos, además de que el punto álgido de la enfermedad coincidió con la celebración de Pésaj, la Pascua judía, en la que, tradicionalmente, la comunidad judía estrena sombreros.

Sin embargo, tras la reapertura del negocio a principios de mayo y después de un mes cerrados, la actividad comercial ha ido creciendo hasta alcanzar un 2 % más de facturación respecto a 2019, gracias a las buenas cifras de principios de año, porque “estuvimos produciendo hasta la semana antes de Semana Santa, e incluso en el primer trimestre del año crecimos un 30 %”, asegura Miguel García.

De entre los secretos de su éxito, el gerente de la empresa destaca “la alta calidad y excelencia de nuestros artículos”.

Fundada en 1885, la firma tuvo que enfrentarse a la moda del sinsombrerismo de la década de los 30, lo que le obligó a mirar a nuevos mercados para no perder capacidad productiva.

“Al principio llegamos a países atípicos, como Suráfrica y las distintas colonias británicas, que utilizaban el sombrero. El gran salto se produce en los años ochenta, cuando nos abrimos a Estados Unidos y, concretamente, al mercado judío, que es muy grande. Desde entonces, éste es el primer destino de nuestros sombreros”, asegura García.

La empresa exporta también a otros países europeos, como Bélgica, Alemania o los Países Bálticos, aunque el que concentra mayores ventas es el Reino Unido, un 25 % del negocio que ostenta en el mercado exterior. Entre sus clientes destacan grandes firmas de moda e incluso personalidades de la Realeza.

El proceso de fabricación

La fábrica es un perfecto engranaje de personas y maquinaria, que saben lo que tienen que hacer en todo momento. Fabrican prácticamente de todo, sombreros de copa para el ejército, bombines ingleses, gorras para azafatas…aunque los sombreros para judíos resultan especialmente llamativos.

Precisamente, los sombreros para los judíos ortodoxos, con medidas muy estrictas, se hacen con fieltro fabricado en Sevilla y para su elaboración se usa pelo de conejo, así como pelo de liebre y de castor. Además, para lijarlos emplean escamas de tiburón.

Para darle dureza al fieltro, que es de una sola pieza, en la fábrica sevillana se le incorpora una goma extraída de un árbol de la India tras la picadura de un mosquito, y una vez terminados los sombreros, un equipo de mujeres les cosen los añadidos, como el ribete o borde, el forro interior, la badana, que es de piel y se puede personalizar, y la cinta exterior.

Fuente: NIUS

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.