León Opalin/ La población judía de Polonia

Enlace Judío México e Israel – Las comunidades judías en Polonia abarcan prácticamente un milenio. Su estancia en ese país comenzó con un largo periodo de tolerancia religiosa y prosperidad para la comunidad judía del país y acabó dramáticamente con la aniquilación de casi la totalidad de la comunidad en el siglo XX durante la ocupación nazi del país y el Holocausto.

Desde la fundación del reino de Polonia en el año 1025 y hasta la unión polaco-lituana en 1569, Polonia fue uno de los países más tolerantes de Europa convirtiéndose en el hogar de la que fue una de las comunidades judías más grandes del mundo. Sin embargo, el establecimiento de la unión polaco-lituana debido a una serie de invasiones extranjeras (1569) y de cambios culturales, como la reforma protestante y el posterior Concilio de Trento, provocaron que la tolerancia religiosa, que era tradicional en Polonia, empezará a restringirse desde el siglo XVII.

Después de la partición de Polonia en 1795 y su desaparición como Estado soberano, los judíos fueron víctimas de leyes antisemitas, ante todo, a causa del creciente antisemitismo del Imperio ruso, pero también del Imperio Habsburgo y del prusiano. Cuando Polonia recobró su independencia, poco antes de la Segunda Guerra Mundial, en el país habitaban más de 3 millones de judíos, que formaban una de las comunidades más importantes del mundo.

Durante la Segunda Guerra Mundial el 90% de los judíos polacos fueron asesinados por los nazis. Un número significativo de polacos fueron colaboradores de los nazis, empero, también hubo muchos casos heroicos en los que los polacos cristianos, arriesgando su vida, ayudaron a esconder a sus vecinos judíos. Los polacos, católicos por excelencia, han acusado a los judíos de ser un pueblo deicida, mataron a Cristo, un estigma que los judíos han cargado en sus espaldas, no solo en Polonia, sino en diferentes partes del mundo. La población polaca de la preguerra repetidamente mostró actitudes abiertamente antisemitas, que en muchas ocasiones derivaron en pogromos (matanzas de judíos organizadas por el gobierno), incluso después de la guerra, en 1968, la política gubernamental comunista polaca obligó a miles de judíos polacos a salir de Polonia.

Durante la posguerra, gran parte de los aproximadamente entre 180,000 y 240,000 supervivientes emigraron desde la Polonia comunista hacia el recién creado Estado de Israel, EUA y Sudamérica, principalmente. Su partida venia precedida de la hostilidad del partido comunista hacia la religión y la propiedad privada. Muchos de los judíos que habían permanecido en Polonia emigraron a finales de los sesentas como resultado de varias campañas soviéticas antisemitas. 

El gobierno de Polonia ha intentado negar que el Holocausto se llevó a cabo en su territorio. En el 2018 aprobó una ley a través de la cual se buscaba castigar con tres años de cárcel a la expresión “campos de concentración polacos”, frecuentemente utilizada en medios de comunicación para referirse a los campos de exterminio judíos establecidos durante la Segunda Guerra Mundial por los nazis en el territorio polaco, y/o acusar a Polonia por la complicidad con los crímenes de la Alemania nazi. Ante la presión de Israel, EUA y otros países en ese mismo año se aprobó una nueva versión de la ley en la que se eliminaron las penas de cárcel. 

Por otra parte, EUA ha criticado a Polonia y otras naciones de Europa Oriental y Central por no compensar a las víctimas del Holocausto y a sus familias y comunidades por los bienes incautados durante la ocupación nazi. El número de sobrevivientes disminuye cada día debido a la edad. En un informe por el Departamento de Estado de EUA a finales de julio llamó la atención a Bielorrusia, Ucrania y particularmente a Polonia por no haber actuado en la restitución. También Croacia, Letonia y Rusia fueron criticadas en el informe, lo que es probable que provoque respuestas airadas de los gobierno.

En el informe de 200 páginas se examinan los registros de 46 países en relación al cumplimiento de los compromisos que asumieron para las restituciones en el 2009, en este ámbito, es de destacar que muchos de los sobrevivientes viven en una situación de pobreza.

La restitución se refiere a bienes inmuebles como viviendas, negocios y lugares de culto incautados durante la ocupación nazi, así como por el régimen comunista de la posguerra. Los bienes existen y en muchas ocasiones ya no viven los herederos; en este sentido, se considera que se deben restituir a Israel para apoyar a otros sobrevivientes.

En Polonia solo se han adjudicado la mitad de las 5,500 reclamaciones de propiedad comunitaria judía y el otro 50% fueron rechazadas. Rusia también ha sido señalada por nacionalizar y no pagar indemnizaciones por los bienes, incluidos obras de arte confiscadas a nacionales por el antiguo gobierno soviético.

Después de la caída del régimen comunista en Polonia en 1989, la situación de la comunidad judía en ese país se ha ido normalizando y los judíos que eran ciudadanos polacos antes de la Segunda Guerra Mundial, junto con sus descendientes, pueden recuperar la ciudadanía. Es el caso de mis hijos y nietos.

En la década de los noventas muchos judíos polacos se acordaron de sus raíces judías. Varios cientos de judíos aprendieron los fundamentos de la vida religiosa judía en las escuelas judías que se establecieron en la capital, Varsovia. Polonia tiene en el presente una comunidad judía de alrededor de 12,000 personas que viven según las normas de la Torá (la ley judía); se ignora cuantos judíos viven asimilados, empero, se estima que pueden ser decenas de miles.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial ha resurgido una vibrante vida judía en Polonia: festivales culturales, restaurantes Kosher (que expenden alimentos elaborados con los preceptos religiosos del judaísmo) bandas de música Klezmer (los antiguos juglares judíos).

Sin embargo, el espectro de Hitler aún vive en Polonia, en Europa y en el mundo; se registra un resurgimiento profundamente preocupante en los ataques antisemitas, por lo que “es preciso aprender y volver a aprender las lecciones del Holocausto, para que nunca se repita”.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.