Una guerrera de Israel conoce a un embajador de gran corazón

Enlace Judío México e Israel – Esta es la historia de un encuentro de esos que valen una vida. Dos luchadores incansables que se unen ante la adversidad para recordarnos que brindarse a los demás es lo mejor que puede hacerse por uno mismo y por la causa que defiende. 

En julio 2016, se suponía que Claude Behar celebrara su cumpleaños. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella: ese día sufrió una embolia cerebral que no solo interrumpió su vida cotidiana como lo haría con cualquiera sino que puso un freno a una incansable lucha por la causa sionista.

Nacida en Líbano, Behar vivió en Israel un tiempo, para luego llegar a México, donde realizaría una serie de trabajos altruistas por la causa de Israel, como líder de un grupo de 20 mujeres de ascendencia libanesa que fue nombrado Tzahal. Perteneció primero a Vaad Lemaan Hajayal, luego a Keren Libi.

En ambas organizaciones, Behar dedicó su tiempo a una misión muy específica: velar por los miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel. Apoyó la construcción de instalaciones para la recuperación de los soldados heridos o de casas de reposo. Dijo “presente” en causas que van desde sostener y entrenar las unidades caninas y hasta la creación de cuartos de realidad virtual para los soldados.

Pero su labor no se limitaba al territorio israelí. En México, el grupo realizaba una importante labor educativa con los niños de la comunidad, a quienes concientizaban sobre la labor de las FDI y cómo afectaba sus vidas, las vidas de todos los judíos del mundo. También realizaban el encendido de las velas, celebraban festividades como Yom Haatzmaut y organizaban eventos en colegios judíos a las que incluso llegaron a invitar a la banda del ejército de Israel.

La misión de Behar fue clara desde el principio porque entendía que, gracias al sacrificio de los jayalim, los judíos del mundo tenían y tienen un sitio al cual volver, en el cual sentirse en casa, seguros y dignos, por primera vez en más de 2000 años.

La embolia que sufrió hizo que Claude Behar debiera interrumpir su trabajo. El proceso de recuperación fue largo y penoso, pero a ella la motivaba una causa en especial: volver a su misión, al trabajo por sus jayalim.

Según apuntó en su diario, también tenía una nueva ilusión: conocer al nuevo embajador de Israel en México, el señor Zvi Tal.

Dos tropiezos, dos grandes corazones

Tan pronto como Zvi Tal asumió su posición al frente del cuerpo diplomático de Israel en México, en agosto de 2019, comenzó un trabajo arduo que incluyó importantes acuerdos bilaterales, además de impulsar programas de asesoría de Israel a México en temas tan importantes para el actual gobierno como la reforestación del país.

También se dio prisa en conocer a todas las comunidades y organizaciones judías como le fue posible. El embajador fue recibido por la comunidad con los brazos abiertos y muy pronto se volvió tan visible como su predecesor, el entrañable embajador Jonathan Peled.

Pero quizá la labor más encomiable de Tal llegó de mano de la pandemia de coronavirus, que azotó México con una fuerza devastadora. En ese contexto, y con la intermediación del diplomático, Israel brindó a México ayuda en especie para hospitales y enfermos, así como asesoría para el manejo de la crisis.

Con estos antecedentes, no era de extrañar que para Behar conocer al nuevo embajador resultara una ilusión tan grande. Sin embargo, la vida puso en su camino un nuevo obstáculo: hace apenas unos días, la señora Behar sufrió una caída y se fracturó la cadera y dos costillas.

Convaleciente en su cama, imbuida en una profunda depresión, le dijo a una amiga, en una videollamada: “renuncio a mi sueño.”

Preocupada, aquella amiga enteró al embajador Tal de la situación, con la esperanza de que la historia de la señora Behar lo conmoviera. Y lo hizo. Un martes por la tarde, el embajador tocó a la puerta de la señora Behar, esa legendaria guerrera que había dedicado su vida a cuidar de los soldados israelíes.

Tal traía consigo un pequeño regalo: una fotografía que había comprado en Israel y que le entregó en las manos, ante las cámaras de Enlace Judío. Pero el verdadero regalo que trajo consigo el embajador fueron vida y esperanza para una mujer que se ha levantado de la adversidad una y otra vez para seguir brindándose a los otros.

Así ocurrió el encuentro entre dos grandes corazones: la activista y el diplomático, ambos, representantes de lo mejor de Israel: ese tenaz deseo de aliviar el sufrimiento del mundo.

 

Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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