Enlace Judío México e Israel.- El día 9 de octubre publicó el diario argentino Clarín un artículo de Daniel Santoro sobre un dossier en el que se vincula a un libanés que tiene negocios con el chavismo al atentado contra la AMIA en 1994.
El libanés al que hace referencia es Amer Mohamed Akil Rada. Su familia lidera el negocio de las criptomonedas en Venezuela que maneja el gobierno de Nicolás Maduro. En el informe se vincula también a Salman Roauf Salman, quien está acusado de ser el organizador de la colocación de la bomba del atentado a la AMIA en 1994.
Un informe de la fundación norteamericana Atlantic Council vincula a un libanés-venezolano, cuya familia tiene negocios con el entorno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con presuntamente la organización del atentado a la AMIA.
Se trata de un dossier del director del Centro para una Sociedad Libre y Segura (SFS, en inglés) de Washington, Joseph Humire, según el cual Amer Mohamed Akil Rada estaría vinculado a Salman Roauf Salman, más conocido como Salman El Reda El Reda, acusado por la Justicia argentina de ser el organizador de los atentados a la embajada de Israel (1992) y de la AMIA (1994).
Amer Mohamed es parte del clan Rada, una familia con fuertes negocios en Venezuela, fundamentalmente en la compra y venta de criptomonedas. Se sospecha que él habría sido el emisario que trajo los detonadores -usados en la Trafic con 300 kilos de amonal que voló la AMIA- y habrían estado enterrados en el parque Lezama hasta antes del ataque.
El informe titulado “El nexo Maduro-Hezbollah: cómo las redes respaldadas por Irán apuntalan al régimen venezolano” se presentó el miércoles en una videoconferencia en la que participaron el diputado republicano Michael Waltz; la demócrata Deborah Wasserman Schultz y un grupo de especialistas en terrorismo internacional.
Luego de hacer un análisis de la influencia del Hezbollah en América Latina –acusado de haber sido el autor material de los atentados en la Argentina, mientras que Irán sería el intelectual- informa que un familiar de Akil Rada, Abdala Rada Ramel en 2017 fue deportado por Colombia. Según la revista colombiana Semana, Abdala Rada Ramel reveló a la justicia de su país que sus actividades ilícitas en Colombia se coordinaron con su “supervisor” Salman Raouf Salman por cuyo paradero EE.UU. ofrece 7 millones de dólares.
El informe afirma que “autoridades argentinas (que no identifica) sospechan que Amer Mohamed Akil Rada podría estar involucrado en el ataque de Hezbollah al edificio de la AMIA y a la embajada de Israel”.
En una entrevista telefónica con Clarín, Humire dijo que producto de sus investigaciones en Argentina y Estados Unidos “se demostró que Akil Rada entró a la Argentina en 1992, antes del ataque a la embajada de Israel, por la Triple Frontera”, pero no hay registro de su salida. Luego del atentado a la AMIA apareció en Brasil y hasta el “2014 permaneció en Venezuela”.
El dossier agrega que los “familiares de Akil Rada continúan operando en Venezuela y están involucrados en la industria de las criptomonedas, que está controlada por el régimen de Maduro”. Precisa que José de la Trinidad Ramírez Camacho, otro de las empresarios que manejan el negocio de las criptomonedas, fue recientemente acusado por el Departamento de Justicia de EE.UU. y tiene una recompensa de U$S 5 millones por ayudar a los funcionarios del régimen chavista a evadir las sanciones económicas. La acusación establece que Ramírez Camacho tiene “profundos vínculos políticos, sociales y económicos con múltiples supuestos capos de los narcóticos, incluido Tareck El Aissami”.
Uno de los hermanos de Amer Mohamed Akil Rada, dijo Humire, lidera el negocio de las criptomonedas que, junto con el oro, es una de las formas del régimen de Maduro de financiarse ante las sanciones económicas internacionales.
Se trata de Samer Mohamad Akil Rada, hermano de Amer Mohamed Akil Rada. Este hermano “es el contacto público de la vinculación” con el régimen chavista porque Amer es de bajo perfil.
Según Humire, luego del 2014, sobre Akil Rada nunca más se supo nada porque desapareció de la vida pública. Pero continúa “con sus contactos y en permanente comunicación con Salman Raouf Salman, el operador del Hezbollah en América Latina”.
El académico sostuvo que Akil Radar y sus parientes cercanos, antes de desaparecer de los lugares que frecuentaba, también tuvo negocios en Bélice y Costa Rica.
Amer Mohamed también creó “pequeñas empresas de importación y exportación en Panamá, envío de textiles a Colombia y carbón vegetal a Líbano y usó hasta el 80 por ciento de los ingresos para apoyar a Hezbollah”, como parte de una cadena de negocios internacional.
Las conexiones del clan Rada con el régimen de Maduro -finaliza el dossier- “son a través de esta relación con Tareck El Aissami”, el ministro del Poder Popular del Petróleo de Venezuela. Para esta ONG norteamericana “los clanes Rada, Saleh y Nassereddine son parte de una red ilícita mundial de financistas y facilitadores de Hezbollah, operando fuera de Venezuela con protección de Maduro”.
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