Tras varios años de tensas relaciones, Israel y Sudán, auspiciados por EUA, anunciaron el pasado 23 de octubre un acuerdo con el que buscan poner fin al estado de beligerancia que prácticamente mantuvieron desde hace décadas. Las relaciones comerciales son las primeras con énfasis en la agricultura.
Es de destacar que este acuerdo prácticamente elimina los principios fundamentales de la Resolución de Jartum (capital de Sudán), surgida el 1 de septiembre de 1967 al finalizar la guerra de los Seis Días que Israel libró con varios países árabes. En el artículo 3 de la Resolución, rubricada por ocho países de la Liga Árabe acordaron: no paz, no reconocimiento y no negociaciones con el Estado de Israel.
En este ámbito, Sudán desempeñó en el pasado un papel importante en la hostilidad del mundo árabe contra Israel. Hasta 2016, Sudán participaba en el contrabando de cohetes, misiles y otros armamentos hacia la Franja de Gaza vía Hamas, aliado de Irán. En esa época se registraron repetidos bombardeos israelíes contra instalaciones en Sudán con el objetivo de desbaratar los envíos de armamentos.
El anuncio del acuerdo entre Israel y Sudán se realizó pocas horas después de que la Casa Blanca anunciara que había informado al Congreso de su decisión de retirar a Sudán de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, en la que Sudán fue incluido en agosto de 1993, lo que impedía que ese país fuera elegible para el alivio de su deuda, que necesita desesperadamente, y el financiamiento de prestamistas como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El presidente de EUA, Donald Trump, señaló que Sudán debería de terminar de pagar 335 millones de dólares que venía desembolsando para resarcir a familiares y víctimas de los atentados de los terroristas de al Qaeda contra las embajadas de EUA en Kenia y Tanzania en 1998. El gobierno de Sudán transfirió ya una cuenta de depósito de estas garantías y su primer ministro Abdalla Hamdock agradeció al mandatario estadounidense su gestión al anunciarse el acuerdo. Con la salida de Sudán del listado, solo Corea del Norte, Siria e Irán permanecen en la lista de países señalados por EUA de respaldar el terrorismo. Además Sudán se comprometió a designar a Hezbolá como una organización terrorista.
Es de destacar que previamente al acuerdo, el gobierno de Sudán había firmado otro acuerdo de paz con los principales grupos armados del país que puso fin a 17 años de guerra y que entre otras cosas, permitirá a los rebeldes su transición para integrarse a la vida política y militar. La guerra causó millones de desplazados y cientos de miles de muertos.
Sudán vive en el presente una profunda crisis que se inició desde el 2011, cuando Sudán del Sur, rico en petróleo, se independizó, lo que propició las protestas que llevaron al derrocamiento de Omar al Bashir en abril de 2019. Sudán perdió tres cuartas partes de sus reservas de petróleo después de la independencia de Sudán del Sur (2011).
Sudán, cuya capital es Jartum está situado en el norte de África, es un país con una superficie relativamente grande, 1,879,358 kilómetros cuadrados, ligeramente menor a la de México, 1,973,000 kilómetros cuadrados, con una población de casi 42 millones, frente a 130 millones de México, en la cual la mayoría profesa la fe del islam.
El nivel de vida de los sudaneses es muy bajo. El PIB per cápita fue de 828 euros anuales en el 2018 y se considera que están entre los peores niveles de vida en el mundo. Igualmente, Sudán registra fuertes niveles de corrupción: puesto 162 de 190 que conforman el Ranking Doing Business.
El PIB de Sudán sumó casi 35,000 millones de euros en el 2018. Esta altamente endeudado; la relación deuda en relación al PIB representa 212%.
A más de un año del golpe militar que derrocara al dictador Omar al Bashir, la economía de Sudán no solo no se ha recuperado, sino que se ha acentuado la crisis económica que amenaza la paz social del país en plena transición política. Existe una grave escases de bienes. En Jartum la espera para llenar un tanque de gasolina es de 6 horas; para comprar pan, 3 horas. Los cortes de electricidad son frecuentes y duran entre 6 y 24 horas.
Alrededor de 6 millones de sudaneses padecen hambre; los precios del pan han subido sensiblemente en virtud de que el gobierno quitó los subsidios al trigo importado, asimismo los precios de los combustibles se han duplicado elevando los costos del transporte. La crisis humanitaria que vive Sudán está contenida parcialmente por la ayuda internacional, más de 1,500 millones de dólares al año.
El acuerdo de paz entre Israel y Sudán permitirá a este último el impulso hacia la recuperación económica en el mediano plazo. Para Israel representa un logro político agregar a otro país musulmán al denominado “círculo de la paz” al que ya se han integrado los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, y es posible que en breve se sume Arabia Saudita.
Por otra parte, se consolida la posibilidad de acortar sensiblemente el tiempo de vuelos directos entre Israel y América del Sur habilitando el suelo de Sudán; lo que seguramente promoverá el intercambio comercial, turístico y cultural entre Israel y la parte sur del continente americano. Buena jugada de EUA e Israel.
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