5 libros escritos por judíos que cambiaron el mundo

El tiempo perdido. Marcel Proust

En 1913 Marcel Proust tuvo que pagar la publicación de su libro Por los caminos de Swann pues varias casas editoriales se negaron a recibirlo. Pocos años después sería reconocido como “ uno de los más grandes literatos del momento” y varios editores le escribirían pidiendo disculpas, pidiendo permiso para publicar ahora sí el libro. Y no era para menos, hasta la fecha la serie de En Busca del tiempo perdido es reconocida como una de las obras literarias más importantes de todas las épocas y definitivamente marcó el estilo de la literatura moderna. Sin Proust Virgina Woolf no escribiría sobre el tiempo y la memoria o James Joyce no hubiera podido escribir el Ulises, y el giro hacia la interioridad que marcó la literatura del momento probablemente no hubiera ocurrido con tanta fuerza. Proust antes que nadie logró retratar la importancia de la experiencia subjetiva en la búsqueda de la verdad, la intimidad de los recuerdos y el dinamismo de los sentimientos a través de la historia personal. En un mundo que estaba destruido por guerras y grandes ideales políticos. El rincón que construyó por más de diez años con sus palabras, sigue siendo uno de los mejores refugios contra los embates del tiempo.

Fue el carácter marginal de su origen lo que le ayudó construir una visión tan particular del mundo que lo rodeaba. Judío por nacimiento, católico por doctrina se encontró constantemente en medio de dos religiones a las cuales no pertenecía y que al mismo tiempo estaba obligado a atender. Su madre (Jeane Weil) accedió a las peticiones de su esposo de criar a sus hijos en la forma cristiana, y tanto Marcel como su hermano fueron bautizados y recibieron instrucción católica. Sin embargo, ella nunca renunció a su origen, en cartas que se escriben hijo y madre se encuentran numerosas referencias a ese pasado judío y símiles de enseñanzas que dicha tradición trajo a la familia. El conflicto en el escritor entre ese mundo del cual vino su familia, pero más adelante la sociedad lo empujaría a negar, aparece en varios de sus personajes que retratan la realidad de los judíos en Europa del siglo XX.

El proceso. Franz Kafka

Aunque murió solo, enfermo y sin fama Franz Kafka no se imaginaba el impacto que tendría su obra en el mundo después de muerto. Antes de fallecer le pidió a su amigo y editor Max Brod que quemará toda su obra que había quedado sin terminar. Éste obedeció parcialmente, quemó gran parte de los escritos del difunto pero decidió publicar las novelas cuyo final se apuntaba pero quedaba abierto. Al hacer esto, en realidad el amigo le dio al mundo uno de los regalos más grandes que la filosofía y la literatura pudo tener. Pues las novelas de Kafka fueron las que hicieron su nombre famoso. Al punto tal de que el termino “kafquiano” llegó a ser acuñado para describir situaciones desesperantes y poco usuales.

El retrato que hace de las exigencias sociales, los sistemas políticos fallidos y la naturaleza opresiva de la ley inspiró a filósofos y literatos por igual. Pues nadie nunca antes había retratado con tanta fuerza el sentimiento de irrealidad y desesperación en la que se puede encontrar un hombre cuando ve como absurdas las reglas burocráticas, procedimentales y políticas que lo rodean. Ese sentimiento se encuentra presente en El proceso en el que Josef K, el personaje principal, es sometido a un juicio largo, y ridículo en el cual nunca entiende bien de qué se le acusa o las reglas bajo las cuales se lleva a cabo el proceso. Ha sido uno de los libros más influyentes del siglo XX.

Gran parte de la filosofía y perspectiva de Kafka fueron influidas por su pasado judío. Él pertenecía a una familia de clase media alemana típica judía de la época. Kafka se basa en aspectos de su tradición para retratar algunas de las leyes que rodean a sus personajes.

La interpretación de los sueños. Sigmund Freud

Hoy en día la psicología es reconocida como una ciencia y disciplina que cuenta con seriedad absoluta y lleva a resultados benéficos. Sin embargo, no siempre fue vista de esa forma, hoy ir al psicólogo es una actividad normal aceptada por la gente como una necesidad, antes sólo existía la psiquiatría y era para casos graves de desordenes mentales. Fue el psicoanálisis el que abrió la puerta a la aceptación mundial. En La interpretación de los sueños, Freud propone por primera vez su teoría del inconsciente y de la represión de los deseos. En ella argumenta que los sueños son el resultado de dos procesos mentales distintos, el primero es la expresión de un deseo desconocido y la fuerza interna que empuja al individuo hacia él, la segunda la censura que todo ser humano tiene inconscientemente y que transforma la representación del deseo en el símbolo, la imagen o la historia que el sueño presenta. En el libro, además Freud se explaya explicando el significado de los símbolos y arquetipos que aparecen en nuestros sueños, abriendo así una de las ramas más exploradas por humanistas en el mundo. Su trabajo fue fuertemente influido por los análisis que el Talmud mismo hace de los sueños, el cual Freud conocía por la tradición de su familia.

La banalidad del mal. Hannah Arendt

Hay libros que son controversiales en su momento, proponen ideas nuevas o interesantes y después se apagan como siendo llamaradas de petate, dejan de tener un significado relevante. Sin embargo, hay libros que tocan llagas tan profundas que su mensaje nunca perderá peso una vez que fueron escritos y publicados. La banalidad del mal de Hannah Arendt entra dentro de esta categoría.

Habiendo ella misma escapado de los nacionalsocialistas en su juventud y sufrido los embates del antisemitismo pudo ir a Israel a reportar para el New Yorker los juicios de 1963 durante los cuales se condenó a Eichmann. A diferencia de sus contemporáneos, no se dedicó a hacer una crónica de lo sucedido, sino que uso su gran habilidad intelectual para cavar profundamente en los procesos sociales, políticos filosóficos e individuales que hicieron posible el Holocausto en la Alemania de su juventud.

En lugar de pintar la típica caricatura del nacionalsocialista como un monstruo resaltó la humanidad del hombre que estaba por ser ahorcado. Eichmann lejos de ser un hombre fuerte, poderoso y bestial era un funcionario del Estado; un ser pequeño, ordenado e insignificante, que sin embargo, mandó a una de las muertes más horrendas a cientos de miles de personas ayudando a organizar de forma eficiente la llamada “Solución Final.” Arendt señala que la monstruosidad de este hombre no radica en su sadismo, del cual carecía por completo, sino en la sensibilidad tan distorsionada que tenía de la realidad que lo rodeaba, en su frivolidad. El hombre recordaba la cerveza que se tomó, quien ganó el juego de billar y con que número el día que mandó a matar a más de 200,000 personas, sin embargo, no se acordaba de ese “pequeño detalle,” para él, la muerte de esa gente ya no era atroz sino cotidiano y banal, un problema de organización más que moral.

Ésa fue el arma más poderosa del nazismo, la banalidad e infectó no sólo a los alemanes sino a ciertos grupos judíos igualmente y no sólo está enterrada en esa época sino puede surgir en cualquier momento y cualquier sociedad. Por eso el análisis tan claro, agudo y particular que la autora hace de la situación política y la filosofía que llevo a ello es de suma importancia para nuestros días aún. En su momento, la obra fue una de las más polémicas del mundo, despertó el odio de muchas personas hacia la autora y la expulsión de varias instituciones. Sin embargo, años después su obra volvería a ser aceptada y estudiada con cariño, abriendo nuevos terrenos para el área de la filosofía, el reportaje, la literatura y la historia.

Sobre la electrodinámica de cuerpos en movimiento. Albert Einstein

Fue en este escrito preparado por Einstein y su esposa en conjunto donde por primera vez se propuso con coherencia física y matemática la teoría de la relatividad. Dicha teoría llevaba años siendo elaborada por físicos anteriores a Einstein, sin embargo, nadie había podido reconciliar los aspectos necesarios con tanta lucidez y precisión, para que la teoría pudiera realmente ser aceptada en el mundo de la ciencia. Después de éste primer trabajo Einstein se dedicaría a estudiar el ramo de la física cuántica y la relatividad el resto de su vida. Gracias a sus descubrimientos matemáticos es que tenemos el avance tecnológico exponencial que vivimos en nuestras épocas. A él le debemos toda la tecnología satelital, la energía nuclear. Su teoría aunque científica, muy contra su voluntad, se expandió hacia el mundo como una filosofía de vida y una explicación a la era moderna. Las cosas que antes se asumían como absolutas y estables, dejaron de serlo, aún si esto nada tenía que ver con la teoría propia de Einstein o su forma de ver el mundo, la idea de las cosas relativas a su unidad de medición marcó el cambio de una era en el pensamiento y en el comportamiento de la gente.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.