Una investigación en archivos franceses e israelíes y documentos del gobierno sirio, revelan que el primer ministro de Siria, Jamil Mardam fue manejado por un agente de inteligencia sionista y funcionarios franceses. La información transmitida a través de sus auspicios a David Ben-Gurión fue fundamental para la estrategia del líder sionista durante el período previo al establecimiento del Estado de Israel.
MEIR ZAMIR
Todo comenzó en octubre de 1945, cuando Mardam fue nombrado embajador de Siria en Egipto y enviado a la sede de la Liga Árabe en El Cairo, despertando las sospechas de Francia. La solución fue reclutar a Eliahu Sasson para transmitir información proporcionada por el primer ministro sirio.
Sasson, entonces director de la división árabe del departamento político de la Agencia Judía, fue nombrado por su presidente, Ben-Gurión en febrero de 1945 para coordinar la cooperación con la inteligencia francesa. Nacido en Siria, Sasson conocía a Mardam y se había reunido con él en 1937, durante su primer mandato como primer ministro. Los franceses, que conocían bien a Sasson y tenían en alta estima su capacidad operativa, colaboraron con él en el manejo de Mardam.
Los documentos muestran que Sasson se reunió con el primer ministro sirio el 12 de noviembre de 1945 en El Cairo y durante su visita a Jerusalén como jefe de una delegación de la Liga Árabe. Después de estos encuentros, Ben-Gurión se reunió con Sasson, y relató detalles de las conversaciones del funcionario de la Agencia Judía con Mardam. En los años siguientes, se ocultó que Mardam era la fuente de información, para no exponerlo.
Sin embargo, la información descubierta por primera vez en el diario de Maurice Fischer, un oficial de inteligencia del cuartel general militar de las Fuerzas Francesas Libres en Beirut, que había servido anteriormente en la Haganá y más tarde se convertiría en el primer embajador de Israel en Francia, proporciona evidencia adicional de que Mardam era una importante fuente de información para Ben-Gurión. Fischer escribe que Mardam reveló el plan secreto de Gran Bretaña e Irak para establecer la llamada Gran Siria a agentes sionistas en El Cairo.
Otra confirmación de la importancia del enviado sirio frente al esfuerzo sionista aparece en un reporte de Nahum Wilensky, quien sirvió de enlace entre Fischer y los altos cargos de la Agencia. En un informe de septiembre de 1945, señaló que un general francés comentó que su país está en posesión de documentos autorizados que atestiguan que muchos dirigentes sirios recibieron sumas de dinero de los ingleses. Francia espera el momento propicio para publicar estos documentos, y mientras tanto los utiliza para presionar a los líderes nombrados en los documentos. A la cabeza de la lista está Mardam”.
Desde julio de 1945, Ben-Gurión se había preparado para la posibilidad de un ataque de los países árabes si Israel declaraba su independencia. Pero la información de Mardam centró la atención a otro lugar. Ben-Gurión se enteró que la amenaza inmediata al establecimiento del Estado judío no era un ataque de los ejércitos árabes, sino más bien el plan de los comandantes británicos y las agencias de inteligencia en Oriente Medio para frustrar ese desarrollo por otros medios. Entre ellos figuraban la declaración de la Haganá como organización terrorista, exigiendo su desarme, y la aplicación del plan de la Gran Siria, en virtud del cual se crearía una entidad judía limitada en el Mandato británico de Palestina, pero no un Estado independiente. Al parecer, Mardam reveló que la inteligencia británica había reclutado a un agente que operaba en la Agencia Judía y transmitía información sobre las discusiones que mantenían los dirigentes de la Agencia, incluidas copias de las actas de sus reuniones más secretas.
Según la información transmitida por el primer ministro sirio, los gobernantes árabes, que temían de la intervención soviética, habían decidido ayudar a los británicos en caso de una guerra a gran escala en Oriente Medio entre la Unión Soviética y Occidente, mientras que la política de Londres era jugar con el tiempo para rehabilitar su economía y establecer relaciones con Estados Unidos sobre una base sólida. En cuanto a la cuestión palestina, en las deliberaciones del Consejo de la Liga Árabe se expresó la preocupación de que la actual inmigración judía a Palestina permitiría a la Haganá desplegar un ejército de unos 80,000 soldados que “nunca podremos igualarlos en cuanto a preparación y organización, aunque los ingleses nos ayuden”. Por consiguiente, los líderes árabes querían que el ejército británico permaneciera en Palestina.
El plan de la Gran Siria fue finalmente frustrado por el monarca saudí, Ibn Saud, quien lo vio como una amenaza para su reino. Consiguió el apoyo del presidente de Estados Unidos Harry Truman y del Departamento de Estado, lo que provocó una fuerte presión sobre Londres. El 14 de julio de 1946, el gobierno británico se vio obligado a declarar que no apoyaba el proyecto de la Gran Siria, aunque el ejército y los servicios secretos británicos en la región continuaron sus esfuerzos para establecer una Gran Siria hachemita como parte de una alianza de defensa contra la amenaza soviética.
Los acontecimientos que tuvieron lugar en 1946 confirmaron la exactitud de la información transmitida por Mardam sobre las intenciones militares británicas en Palestina. Para empezar, en mayo de ese año el Brigadier Iltyd Clayton, en colaboración con Abd al-Rahman al-Azzam, secretario de la Liga Árabe y agente británico, celebró una reunión de líderes de países árabes en el Palacio de Inshas en El Cairo. Las resoluciones de la conferencia afirmaban por primera vez que el sionismo constituía un peligro no sólo para los palestinos sino para todos los Estados árabes. Una segunda reunión del Consejo de la Liga Árabe se celebró en junio en Bloudan, cerca de Damasco. Algunas de sus resoluciones, que eran secretas, afirmaban que existía el peligro de una confrontación militar con el movimiento sionista, y en ese caso los países árabes tendrían el deber de ayudar a sus hermanos palestinos con financiamiento, armas y mano de obra.
Movimientos posteriores del ejército británico y los servicios secretos corroboraron la información de Mardam. El 29 de junio de 1946, en lo que se conoció como “la Operación Agatha” – o “Shabat Hashjorá”, en hebreo – unidades del ejército británico arrestaron a los líderes de la Agencia Judía, en particular al jefe de la política exterior Moshé Sharett, confiscaron los archivos de la sede de la Agencia en Jerusalén y allanaron un gran número de kibutzim en busca de armas ilegales. El verdadero objetivo de la operación era desarmar a la Haganá y sustituir a los “líderes extremistas”, primeramente a Ben-Gurión, por figuras más moderadas.
La operación británica fracasó en gran medida, ya que los detalles de la misma se habían filtrado a los líderes de la Haganá dos meses antes. Ben-Gurion escapó al arresto, ya que estaba en París en ese momento. Los británicos también intentaron encontrar pruebas del apoyo francés al movimiento sionista – los archivos de Eliahu Sasson fueron de los primeros que incautaron – pero no encontraron nada que lo sugiriera.
Para justificar la Operación Agatha, el 25 de julio, tres días después del bombardeo del Hotel King David en Jerusalén, el gobierno británico publicó un “documento blanco”, que incluía cables codificados interceptados que presuntamente indicaban que los líderes de la Agencia Judía y la Haganá eran responsables de actos de terrorismo. Dos días después, Ben-Gurión celebró una conferencia de prensa en París en la que condenó enérgicamente el ataque al Hotel Rey David por la milicia revisionista Irgun (Etzel), rechazó las afirmaciones de la participación de la Agencia Judía y la Haganá e imputó la responsabilidad de Hashabat Hashjorá a los comandantes del ejército británico en El Cairo y a los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En diciembre de 1946, Clayton obligó al presidente sirio Quwatly a destituir al primer ministro, Saadallah al-Jabiri, por su participación en el fracaso del plan de la Gran Siria, y reemplazarlo por Jamil Mardam, a fin de que asegurara una mayoría parlamentaria para el plan. Pero Mardam empezó a distanciarse de los británicos, aunque el MI6 seguía viéndolo como un agente de confianza, y demostró una mayor disposición de cooperar con Francia. La corroboración indirecta de esto se encuentra en los documentos del gobierno sirio.
El retorno del primer ministro a Damasco desde El Cairo permitió a los franceses dirigirlo directamente, sin la mediación de Sasson. En el verano de 1946, Francia estableció relaciones diplomáticas con Siria y creó un consulado en Damasco en el que los agentes de los servicios de inteligencia haciéndose pasar por diplomáticos. Estos representantes pudieron reunirse con el alto funcionario sirio sin despertar sospechas.
Tras el fracaso de los esfuerzos británicos por resolver por la fuerza el problema de los judíos en Palestina, la misión se impuso a los ejércitos árabes. Esta etapa comenzó en agosto de 1947 hasta la invasión del naciente Estado judío por los ejércitos árabes tras la creación del Estado, en mayo de 1948.
Tras la derrota de los países árabes en la guerra de 1948, disturbios políticos, sociales y económicos barrieron los antiguos regímenes de Siria, Egipto e IraK. Una de las víctimas de los disturbios fue Jamil Mardam. En diciembre, tras una aguda crisis político-económica en Siria, se vio obligado a dimitir de nuevo como primer ministro. Pasó sus últimos años en El Cairo, donde falleció en 1960.
En febrero de 1947, Ben-Gurión se reunió en Londres con el Secretario de Asuntos Exteriores británico Ernest Bevin y elogió al primer ministro sirio como un líder árabe moderado.
Meir Zamir es profesor emérito de la Universidad Ben-Gurion del Neguev. Su libro sobre la guerra secreta entre Gran Bretaña y Francia en el Medio Oriente y el establecimiento de Israel será publicado en 2021.
Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudíoMéxico
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