La comunidad de ciudadanos chilenos de origen palestino se estima en el presente en 500,000 personas y se piensa que constituye la mayor diáspora palestina fuera del Medio Oriente. El 95% de los palestinos que emigraron a Chile durante el siglo XIX y comienzos del XX eran cristianos; un pequeño grupo de los que llegaron en el siglo XX eran judíos.
Los palestinos estaban escapando del califato otomano porque profesaban la religión cristiana. La dominación opresiva de los turcos se acompañó también de un cierto espíritu aventurero y el estallido de la Primera Guerra Mundial. De aquí que tanto a los inmigrantes palestinos al igual que a los inmigrantes árabes en Latinoamérica se les denomine turcos (la nacionalidad otomana era la que prevalecía en el momento de su inmigración).
La mayoría de los inmigrantes palestinos remonta su origen a tres localidades: Belén, Beit Jalil y Beit Sahour, además provenían de Jerusalén, Yafo, Tayben y Gimna, entre otras.
El predominio de la fe cristiana de los inmigrantes palestinos, junto a un clima y una fauna similar a la de Palestina, facilitó el proceso de asimilación a Chile. No obstante, durante sus primeros años de estancia en el país, la comunidad palestina optó por matrimonios endogámicos, ya que existía un ambiente hostil hacia ellos. Su situación que cambió con el paso del tiempo una vez que se extendió la prosperidad entre sus miembros, lo que favoreció a su integración social. En 1970 el 70% de las bodas se realizaba con gente exterior de la comunidad.
A su llegada a Chile, los palestinos se dedicaron a trabajar en el sector comercial, eran propiamente mercachifles; empero, a pesar de sus diferencias con la sociedad chilena, lograron compenetrarse y formar parte de la clase media del país; en el presente algunos miembros de la comunidad ostentan grandes riquezas. Los palestinos se concentraron en Santiago, la capital, y además se establecieron en Talca, Viña del Mar, La Calera, Quillota, Cabildo y Linares.
En la segunda mitad del siglo XX se registraron nuevas oleadas de inmigrantes palestinos hacia Chile debido a varios eventos que se registraron en el Medio Oriente como la guerra de los Seis Días en 1967 (que llevó consigo la ocupación israelí de la zona de Belén, en donde como previamente se señaló esta comunidad era originaria), la primera intifada entre 1987 y 1993 (rebelión de los palestinos contra Israel) y la segunda intifada entre 2000 y 2005.
Es de destacar que por lo menos en las últimas tres décadas los diferentes gobiernos de Chile mostraron simpatía y apoyo a organizaciones palestinas vinculados directa o indirectamente con actividades terroristas. Así, en 1990 la Organización para la Liberación Palestina (OLP, que en 1994 con la formación de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), creo una oficina que cambió su categoría a la de Representación de Palestina en Chile.
La OLP es una coalición de movimientos políticos paramilitares, creada por el Consejo Nacional Palestino en Jerusalén Este en mayo de 1964 bajo el auspicio de la Liga Árabe; su primer objetivo declarado era la destrucción de Israel mediante la lucha armada.
La carta original de la OLP llamaba abiertamente a la aniquilación de Israel, así como el retorno de los refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados de Israel durante la guerra árabe-israelí de 1948 (cuando se creó el Estado de Israel) y la autodeterminación de los árabes palestinos que en ese momento se encontraban bajo la ocupación jordana y egipcia de los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza respectivamente. En dicha carta, la creación de un Estado palestino no era mencionada, aunque posteriormente la OLP adoptó la solución de dos Estados con Israel y un Estado palestino viviendo en paz.
Yasser Arafat fue el máximo líder dirigente del Comité Ejecutivo de la OLP desde 1969 hasta su muerte en 2004, siendo sucedido por Mahmud Abbas en la conducción de la organización. Tanto Yasser Arafat como Abbas han sobresalido por el impulso a actos terroristas contra Israel. En abril de 1998, Chile fue el primer país latinoamericano en abrir una Oficina de Representación en Ramala.
En este contexto, es de destacar que en las últimas tres décadas los gobiernos de Chile mostraron simpatía y apoyo a organizaciones palestinas vinculadas directa o indirectamente con actividades terroristas. Así, en 1990 la Organización para la Liberación Palestina (OLP) estableció una Oficina de Información en Santiago, la capital.
En enero del 2011, Chile reconoció a Palestina como una nación independiente. Unos meses más tarde, en marzo de ese año el presidente chileno Sebastián Piñera, visitó Cisjordania y estuvo en las ciudades de Belén y Ramala donde se reunió con Mahmud Abbás. También visitó y colocó una corona de flores encima de la tumba de Yasser Arafat. En 2018, Abbás realizó una visita a Chile, en esa ocasión discutió con Piñera la solución de dos Estados y el conflicto palestino israelí. Piñera llevó a cabo una segunda visita en Jerusalén Este, Belén y Ramala donde se reunió nuevamente con Abbás.
El apoyo irrestricto del gobierno chileno a su comunidad palestina ligada a movimientos terroristas en el Medio Oriente ha fomentado el antisemitismo en chile y no aporta nada a un proceso negociado de paz entre Israel y los palestinos.
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