Eduard Yitzhak/ Josep Borrell, el claro ejemplo de la hipocresía antisemita de la Unión Europea

03/02/2020 HANDOUT - 03 February 2020, Iran, Tehran: Iranian President Hassan Rouhani shakes hands with European Union High Representative for Foreign Affairs and Security Policy Josep Borrell (L), during their meeting in Tehran. Photo: -/Iranian Presidency/dpa - ATTENTION: editorial use only and only if the credit mentioned above is referenced in full POLITICA INTERNACIONAL -/Iranian Presidency/dpa

Enlace Judío – El líder de la oposición política en Israel, Yair Lapid, pronunció duras palabras para la Unión Europea (UE) tras su condena del asesinato de Mohsen Fakhrizadeh, un destacado científico iraní nuclear y de armamento, diciendo que su postura es de “bancarrota moral y pura cobardía”.

El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, expresó sus “condolencias a los familiares de las personas asesinadas, al tiempo que deseaba una pronta recuperación a las demás personas que pudieran haber resultado heridas”.

Un portavoz de la UE emitió el sábado una declaración en la que el organismo internacional dijo que el asesinato fue “un acto criminal y contraviene el principio de respeto de los derechos humanos que defiende la UE”.

Mohsen Fakhrizadeh había logrado fabricar los misiles balísticos de largo alcance y era la cabeza del plan de armas nucleares de Irán.

Fakhrizadeh dirigía el programa “Amad” (Esperanza) de Irán, que busca la viabilidad para construir armas nucleares en Irán, como alegan Israel y occidente. Fakhrizadeh era uno de los peores enemigos de Israel, y sin él, Irán no habría logrado lo que hizo en el ámbito de los misiles balísticos de largo alcance.

El régimen de los ayatolás de la República Islámica de Irán, desde su primer gran líder, Ruhollah Jomeini hasta la actualidad ha estado declarando que Israel es un tumor canceroso que tiene que desaparecer. Hace unos meses, el 19 de mayo de 2020, en el sitio web del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, apareció una ilustración de “Palestina será libre”, y debajo de la misma estaba escrito: “La solución final: resistencia armada hasta el referéndum”.

Ali Jamenei, igual que su antecesor en el cargo y fundador de la Revolución islámica de Irán, es un admirador del nacionalsocialismo alemán y del concepto de la “solución final de la cuestión judía” (en alemán, Endlösung der Judenfrage), el nombre del plan del Tercer Reich para llevar a cabo la eliminación sistemática de la población judía mundial durante la Segunda Guerra Mundial.

El desarrollo armamentístico nuclear del régimen de los ayatolas tiene como objetivo “la solución final de la cuestión judía” pero en versión islamista yihadista chiíta.

El régimen iraní ha atacado a Israel a través del grupo terrorista árabe chiíta Hezbolá en el Líbano, y ha perpetrado atentados en el extranjero, como el que ocurrió contra la Embajada de Israel en Argentina el martes 17 de marzo de 1992 y causó 22 muertos y 242 heridos. Y contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires el lunes 18 de julio de 1994, siendo el mayor atentado terrorista ocurrido en la Argentina, con un saldo de 85 personas asesinadas y 300 heridas, el mayor ataque contra objetivos judíos ubicados fuera de Israel desde la Segunda Guerra Mundial.

La República Islámica de Irán ha emitido repetidas declaraciones  afirmando que aniquilará a Israel. El jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Irán, el general de Brigada Azia Nasirzadé, aseguró el 21 de enero de 2019 que el pueblo iraní estaba “impaciente por combatir y destruir a Israel”.

Podría parecer una bravuconada, ante la cual ni el señor Josep Borrell ni la Unión Europea han hecho nada contra ello; pero no es ninguna fanfarronada, es parte del discurso para deslegitimizar la existencia de Israel, como la reiterada negación del Holocausto por el nazismo, régimen admirado por la dirigencia iraní.

Y la carrera armamentística nuclear de Irán es un peligro existencial para el pueblo judío, que ya tiene experiencia con lo que aconteció con el nazismo y el apaciguamiento y colaboracionismo de países europeos que permitieron el exterminio de seis millones de judíos, la mitad de la judería europea.

La mayoría de los historiadores estiman que al menos 42 veces se intentó atentar contra la vida de Hitler, siendo históricamente recordadas seis ocasiones. Los británicos se plantearon asesinarlo en 1944, cuando Hitler se presentara en Berghof. Se hizo un exhaustivo estudio de sus hábitos y se elaboraron varios planes, todos con una dudosa probabilidad de éxito. El plan era la introducción de comandos en ese lugar, el uso de francotiradores, y el envenenamiento de sus alimentos por medio de un cocinero infiltrado. Otro de los intentos era envenenar el té verde, bebida de la cual Hitler era asiduo.

El caso más conocido y del cual se han filmado películas es el de Claus Philipp Maria Justinian Schenk Graf von Stauffenberg, quien fue un militar alemán, coronel del Estado Mayor de la Wehrmacht y jefe del Ejército de Reserva de Berlín durante el Tercer Reich.

Es conocido por planificar y ser figura central en un atentado frustrado contra Hitler al que históricamente se le denomina “complot del 20 de julio” de 1944, el más importante de los intentos de magnicidio contra Hitler. Tras el fracaso del golpe, fue sentenciado y fusilado por alta traición por parte de uno de los propios involucrados, concretamente el general Fromm. Es considerado un héroe de la resistencia alemana.

Inicialmente, es decir después de la Segunda Guerra Mundial y en consonancia con la propaganda nazi, la acción de Claus von Stauffenberg fue considerada un acto de traición por la mayoría de la población alemana, pero con el correr del tiempo y con el intento de atentado colocado en su contexto en la historia, se le ha dado categoría de héroe en la lucha por la liberación del criminal régimen nazi. En la actualidad se ha dado su nombre a la “Bendlerstrasse” de Berlín. En 1964 se emitió un sello postal en su memoria, y en 2007 otro, en unión de Helmuth James von Moltke. Ha sido objeto de otros diversos honores póstumos.

Josep Borrell nunca ha mostrado interés alguno en criticar la falta de derechos humanos en Irán. La primera visita relevante que realizó el Alto Representante tras su nombramiento en febrero de este año fue a Teherán en febrero pasado, donde se entrevistó en un clima de gran cordialidad con el presidente Hassan Rouhani, con el ministro de Asuntos Exteriores Mohamad Javad Zarif y con el presidente del parlamento Ali Larijani.

Hubo fotografías luciendo amplias sonrisas, apretones de manos y fervorosas expresiones de buenos deseos y de fructífera colaboración. En el comunicado de prensa posterior al encuentro, Josep Borrell no hizo ni la más mínima mención de los siguientes puntos:

  1. El derribo por parte de la Guardia Revolucionaria Islámica de un avión comercial ucraniano con la muerte de sus 176 pasajeros.
  2. El asesinato, también por la Guardia Revolucionaria Islámica y por otras milicias armadas, de 1,500 manifestantes y el arresto de 12,000, subsiguientemente torturados y desprovistos de cualquier protección jurídica, durante las protestas de noviembre de 2019.
  3. La masacre de 30,000 prisioneros políticos en 1988, enterrados posteriormente en fosas comunes, crimen contra la humanidad que está siendo investigado por organizaciones humanitarias internacionales y objeto de seguimiento por Naciones Unidas.
  4. Los reiterados intentos de acciones terroristas preparadas contra miembros de la oposición en el exilio en Albania, Francia, Dinamarca y Holanda, frustradas por la policía o por los servicios de inteligencia de estos países, con expulsiones de diplomáticos iraníes y detenciones de sospechosos, que se encuentran a la espera de juicio.
  5. La actuación de contingentes paramilitares equipados y sostenidos por Irán o de la propia Guardia Revolucionaria Islámica -Fuerza Quds- en los conflictos de Siria, Iraq, Yemen, Gaza y Líbano, donde cometen las peores atrocidades contra la población civil.

Como colofón a esta inexplicable benevolencia con un sistema teocrático y totalitario que baña cotidianamente sus manos en sangre, el Alto Representante, don Josep Borrell, se ha puesto tácitamente de parte de los ayatolás en el enfrentamiento que éstos sostienen con Francia, Reino Unido y Alemania respecto al cumplimiento del acuerdo nuclear con Irán, formalmente conocido como el Plan de Acción Integral y Conjunto.

En vez de alinearse explícitamente con los tres Estados europeos, dos de ellos miembros de la UE, que exigen a la parte iraní el respeto a los términos del pacto, Josep Borrell se ha puesto de perfil mostrando indirectamente su apoyo a unos de los peores enemigos de Europa y de occidente.

Mientras, la absurda y pusilánime complacencia del Servicio Europeo de Acción Exterior y de su máximo responsable frente a la inhumana barbarie del régimen que ostenta el récord mundial de ejecuciones per cápita y que somete a las mujeres a una discriminación degradante, no sólo no contribuye a moderar la agresividad del Líder Supremo Jamenei y sus adláteres, sino que la exacerba a la vez que prolonga y agudiza dolorosamente el sufrimiento del pueblo de Irán, como explica el que fue vicepresidente del Parlamento Europeo desde 2004 hasta 2007, el físico y catedrático de Física Atómica y Nuclear en la Universidad Autónoma de Barcelona, Alejo Vidal-Quadras.

La postura de Josep Borrell ante el caso del coronel von Stauffenberg expresaría, siguiendo lo que ha declarado sobre el físico criminal Mohsen Fakhrizadeh, que ha sido un “acto criminal y que contraviene el principio de respeto de los derechos humanos”.

Josep Borrell y la Unión Europea calificarían de “acto criminal y que contraviene el principio de respeto de los derechos humanos” si se hubiera podido eliminar a Walter Rauff, oficial nazi y jefe del departamento técnico de las SS que ideó el método de exterminio de judíos en cámaras de gas.

Le guste a los inmorales, y cobardía y cinismo de la Unión Europea y de Josep Borrell, o no les guste, Israel no permitirá un segundo Holocausto. Estos dirigentes no son conscientes que si cayese Israel, después caería Europa, como decía Ahmadineyad siendo presidente de la República Islámica de Irán: “primero caerá el árbol, Israel, después las ramas, occidente cristiano”.

Lo que les sobra de soberbia, inmoralidad e hipocresía lo tuvieran en sabiduría, Josep Borrell y los dirigentes de la Unión Europea, sancionarían con firmeza y de manera efectiva a Irán y apoyarían a Israel.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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Eduard Yitzhak: Judío ortodoxo de origen judío francés y austriaco. Doctor en Filosofía y en Medicina. Trabaja en el campo de Hasbará –esclarecimiento. Analista colaborador del Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista (OCATRY) de SECIDNEF. Como especialista en terrorismo islámico es colaborador en prensa especializada española, norteamericana e israelí sobre salafismo, yihadismo y terrorismo islámico. Analista colaborador en Terrorismo y Contraterrorismo del Observatorio de Prevención de la Radicalización Yihadista de SECINDEF (Security, Intelligence and Defense) Israel-USA International Consulting Counterterrorism) Ha dado conferencias sobre terrorismo islámico en el Ejército Español, Guardia Civil, Cuerpo Nacional de Policía, Mossos d'Esquadra y Ertzaintza. Coautor del libro Objetivo: Califato Universal. Claves para comprender el yihadismo. Presidente de diversas organizaciones de Hasbará.