Enlace Judío México e Israel – El joven judío mexicano Erik Hirschhorn es un apasionado de contar historias. La migración, la búsqueda de una vida mejor y la empatía por las minorías dominan su breve pero promisoria carrera.
Erik Hirschhorn está ávido de contar historias. Joven cineasta, él mismo comienza a escribir su propia historia en esta industria donde, dice, nuevas voces deben encontrar representación. En entrevista con Enlace Judío, el joven de origen judío mexicano, radicado en Estados Unidos, habla de su promisoria carrera cinematográfica, de su visión del arte y de su labor altruista.
Porque además de los cuatro cortometrajes en los que ha participado como escritor, director o productor, Hirschhorn brinda su trabajo a MedWish.
“Esta organización se dedica a recaudar equipo médico en todo Estados Unidos; puede ser en hospitales o de gente que tenía una silla de ruedas o unas muletas y ya no las necesita. Entonces, todo este equipo que recaudan lo restauran y lo mandan en brigadas médicas a países o tercermundistas o en emergencias como por ejemplo sucedió en Beirut, este año.”
Sobre su labor en esta organización, Hirschhorn dice: “yo estoy en este momento grabando y editando contenido para ellos”, para que la importante labor que realiza esta organización quede bien documentada y su mensaje llegue tan lejos como sus acciones humanitarias.
“Estoy muy contento echándoles la mano. Es un win-win situation, yo hago lo que más me gusta que es hacer video y contar historias, y ellos reciben algo a cambio y corren la voz acerca de su organización.”
El arte de contar historias
“Para mí lo más importante de contar una historia es que la historia sea personal o te importe personalmente”, dice el joven cineasta. “Sentirse relacionado, que sea personal, que los valores de la pieza que escribes se apeguen a tus valores personales. Ahí es donde brilla tu personalidad en el contenido y puedes poner la mayor parte de ti en el contenido, porque crees en él.”
En su primer cortometraje, Standpoint (que dirigió y escribió a los 18 años, en 2016), Hirschhorn echó mano de sus raíces judías para contar la historia de “una bailarina tratando de escapar de Polonia para salvar a su familia de las manos de los nazis.”
Esta película obtuvo cinco premios y siete nominaciones en el Idyllwild International Festival of Cinema, donde se hizo con el Premio a Mejor Cortometraje. Luego, en Socorro, quiso abordar el tema de la migración ilegal de México hacia Estados Unidos.
“Yo, que son migrante viviendo en Estados Unidos, entiendo este tipo de cosas (…). Puedo tener empatía y saber qué es lo que se siente y escribir personajes, ya sea en la Segunda Guerra Mundial o los migrantes mexicanos viniendo a Estados Unidos.”
La cinta obtuvo el premio al Mejor Corto Nacional en el Festival Internacional de Cine de San Luis Potosí, en 2018.
El tema del viaje, de la migración, de la búsqueda de una vida mejor o de una salvación parece predominar en la todavía breve obra de Hirschhorn. Su tercera película, Nahjum, “es un cortometraje de ficción acerca de una familia prehistórica que está buscando una tierra prometida.”
Buscaba hacer una historia “apegada al México prehispánico pero no queríamos meter mano dentro de una cultura tan sagrada como eran, por ejemplo, los mayas o los aztecas. Entonces decidimos nosotros crear una cultura nueva donde prácticamente no había algo que estuviera históricamente adecuado.”
Su enfoque fue la naturaleza y, con ayuda de un lingüista, desarrollaron “una lengua completa para hacer que este cortometraje se sintiera tridimencional y que los personajes tuvieran una cultura detrás en la que basar sus creencias y justamente de ahí, de las creencias, es de donde sale la trama de este cortometraje que, hoy en día, está en varios festivales al rededor del mundo.”
El joven se dice contento con el éxito de la cinta, pues “la verdad es que nos ha ido muy bien.” Aunque no lo detalla en la entrevista, ese “muy bien” incluye ocho premios, nominaciones y selecciones oficiales en diversos festivales, como NeoMex, el Festival Internacional de Cine de Mallorca y el Holly Shorts.
Las voces que faltan
Hirschhorn parece sensible a los problemas sociales pero, sobre todo, a las minorías discriminadas.”El cine debe ser una forma en que ponemos una luz en los problemas para intentar resolverlos,” dice, y agrega que la función crítica del cine puede resultar molesta para ciertas personas pero “criticar nos ayuda a crecer y crecer duele.”
Películas como Roma o Parásitos, dice, están destinadas a causar polémica puesto que retratan realidades que se contemplan desde perspectivas distintas.
Dice que para seguir expandiendo al cine hay que contar las historias que no se han contado, hablar de quienes han sido excluidos de las pantallas. “Hablar de cosas tabú”, incomodar. “Hoy en día le toca a las minorías contar sus historias. Y a la gente que ya está trabajando en la industria le toca dar oportunidad a la gente que ha sido poco representada.”
Temas como el clasismo y el racismo, dice, forman parte de esos tabúes que hay que romper para expandir los alcances del cine. El feminismo, dice, también es una fuerza que debe buscar su espacio en el mundo del cine, y llama a las mujeres a reclamar ese espacio.
Respecto a su pasado como actor aficionado, que cursó por el teatro musical, dice que no descarta volver a actuar pero que, por ahora, está centrado en su función como director y productor.
“El cine es mi método de expresión preferido, que elijo todos los días. Me gusta porque no me limita. Si quiero escribir, escribo. Si quiero sentir escucho música y me inspiro con la música. Si quiero crear, componer, tomo fotos, hago fotografía… creo que lo puedes agarrar por cualquier lado y lo bonito es que lo componen todas las artes, en el cine no hay arte que se quede fuera.”
Respecto al futuro, Hirschhorn opina que “hoy en día es difícil pensar a largo plazo pero a corto plazo, definitivamente quiero hacer mi primer largometraje”, y anima a quienes se interesan por el séptimo arte pero no sabe cómo empezar. “Que lo hagan, que practiquen, que busquen una cámara y busquen contar una historia.”
Asegura que es importante “no tener miedo a fallar”, pues con la práctica “poco a poco vas expandiendo tu conocimiento y tus límites y tus contactos, y pasa de ser un hobby a ser tu realidad. Nunca dejar de hacer. Nunca dejar de crear.”
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