Enlace Judío México e Israel – El año 2020 pasará a la historia como El Año de la Pandemia y del Aislamiento.
Nos tomó por sorpresa y cambió todos los aspectos de lo que era nuestra vida normal.
Nos obligó a aprender un nuevo estilo de vida, basado en gran parte en tecnologías que, aunque ya existían, no eran una parte tan importante de nuestras vidas y que se volvieron indispensables para mantener el contacto con los demás; familiares, amigos, colegas, socios, empleados, clientes y hasta parejas.
Y así, también tuvimos que aprender nuevas maneras de relacionarnos, en lo social, en lo emocional, y hasta en lo sexual.
Como en todas las crisis, se hicieron evidentes virtudes y deficiencias de la sociedad.
No sabemos cuando regresamos a la normalidad, una que va a ser diferente de la que conocíamos, pero es el momento para irnos preparando para ella.
Tenemos la oportunidad de rellenar huecos de nuestra formación y así como nos vimos obligados a aprender a utilizar Zoom, Skype y otras tecnologías disponibles, también aprendimos nuevas formas de comprar, de vender, de estudiar, de trabajar y de relacionarnos.
Este es un excelente momento para APRENDER.
Una de las mayores carencias que hemos experimentado a causa de la dificultad o imposibilidad de estar junto a quienes queremos ha sido la de la cercanía e intimidad.
El momento en que se comiencen a reanudar los contactos personales, tendremos la oportunidad de encontrarnos, tanto con el otro, como con nosotros mismos y ,tomando como base esta terrible experiencia, establecer relaciones más satisfactorias y valiosas.
En esto esta incluida la vida sexual. Partiendo del viejo dicho de que “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”, podremos retomar una vida íntima mucho más rica, si es que aprendimos.
Por esto, es el mejor momento para iniciar un camino de aprendizaje sexual de educación y de reeducación, eliminando los mitos, miedos y falsas creencias.
Para esto, hoy comenzamos nuestro:
MANUAL PRÁCTICO DE -BUENA- EDUCACIÓN SEXUAL
INTRODUCCIÓN
La Educación Sexual no consiste en decir “Gracias” al terminar.
Todos los seres vivos nacemos con una dotación de conocimientos genéticos, instintivos. Estos varían de especie a especia- Así vemos, que los caballos pueden caminar a los pocos minutos de haber nacido y todos los mamíferos sabemos succionar con la boca, mamar la leche materna a los pocos minutos de haber salido del cuerpo de la madre.
Al ir creciendo, con el contacto con el mundo exterior vamos aprendiendo, adquirimos habilidades de supervivencia, entre las que están las de socialización.
Y los integrantes de la especie humana adquirimos conciencia de nosotros mismos, de nuestros cuerpos, lo que la medicina llama propiocepción y conciencia de que tenemos conciencia.
Muchas de nuestras funciones vitales son reguladas de manera autónoma. No tenemos que manejar, de manera consciente, nuestra digestión ni la circulación de la sangre, la temperatura de nuestro cuerpo o la respiración. Otras funciones son controlables hasta cierto punto, como la eliminación de nuestros desechos corporales o los horarios de sueño y de alimentación, aún siendo estas, funciones vitales.
Este control lo aprendemos, de acuerdo con el entorno social en el que nos tocó nacer. No se come igual ni con los mismos utensilios en Japón que en África, por ejemplo.
Otra función biológica vital, sin la que no existiríamos, ni como individuos ni como especie es EL SEXO.
Sin embargo, a pesar de ser una función vital y un mandato divino de acuerdo con las creencias de mucha gente, esta, si no se lleva a cabo, no pone en peligro la vida física del individuo.
Es una función para la cual nacemos equipados, fisiológica y genéticamente. Se puede ejecutar de manera natural e instintiva una vez que el cuerpo ha madurado y está preparado.
Sin embargo, a lo largo de la vida vamos recibiendo información de todos tipos del medio en el que vivimos; inicialmente de nuestros padres, de nuestros hermanos y amigos, de los maestros, a través de los medios de comunicación y, finalmente, de nuestras parejas.
No toda esta información es cierta ni correcta. Mucha está cargada de mitos, mentiras y errores que nos hacen llegar a la madurez física con un punto de vista distorsionado, que en una gran mayoría de la población es la causa de vidas menos felices de lo que podrían ser, por decir lo menos, hasta serios trastornos psicosociales, desde inseguridad y depresión hasta conductas psicópatas.
En muchas culturas, la mujer se casa siendo casi una niña y lo hace sin ningún tipo de información. Y se casa con un hombre igual de ignorante, o peor aún, mal informado y a consecuencia de esto, desde el primer día, desde la primera noche se empieza a generar una brecha entre los dos que crece a lo largo de los años, cargada de dolor, físico y emocional, sentimientos de poca valía y rencores. Un acto que debe ser agradable y placentero se vuelve una fuente de infelicidad.
Por esto es indispensable que exista la conciencia de que la educación sexual es tan importante, o probablemente más que la educación profesional, a la que dedicamos varias décadas de nuestras vidas.
Consulté con una mujer con hijas y nietas. Le pregunté, que, con base en su experiencia, cuándo y como debería de comenzar la educación sexual para las mujeres.
Su respuesta fue que esta debe empezar en casa, en los primeros meses de vida, cuando la bebé comienza a tener conciencia de su cuerpo y comienza a explorarse. Lo tradicional ha sido que la madre le impida que se toque y le diga que eso es feo, sucio o malo. Este es el terrible primer paso. Es muy difícil, más para una mente infantil, comprender cómo es que una parte de nuestro cuerpo es algo malo. ¿Entonces, por qué la tenemos?
Algo parecido pasa con los hombres. “Tocarse es una cochinada” nos decían, aunque resulte placentero, por lo que tiene uno que aprender a reprimirse sin entender la razón, causa o beneficio. Pero el crecimiento no se detiene, el cuerpo madura, las hormonas comienzan a fluir y con ello las eyaculaciones nocturnas y las erecciones mañaneras.
Y con todo esto viene una gran confusión ya que nos han enseñado que todo lo que tiene que ver con sexo es vergonzoso y debe hablarse en voz baja, casi a escondidas.
A esto posteriormente se añade el componente de las creencias. Algunas enseñan que todo lo relacionado con el sexo es pecaminoso y nos levará irremediablemente a la perdición y a una vida eterna de castigo y sufrimiento.
Iremos viendo cómo y para qué es que fuimos diseñados como somos, por Dios y por la Naturaleza y cómo podemos – y debemos- hacer el mejor uso de todo ese maravilloso equipo, cumpliendo los mandatos divinos y naturales.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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