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domingo 22 de diciembre de 2024
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Dude/ La buena educación sexual. Capítulo II

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Desde la fecundación hasta la sexta semana de gestación, en el nuevo ser todavía no se define fisiológicamente si va a ser niño o niña. Solo genéticamente están diferenciados y el sexo depende de la combinación de cromosomas del padre y de la madre. Hasta este momento, la estructura es igual para niño o para niña.

A partir de la sexta semana comienza la diferenciación sexual liberándose hormonas que harán que determinados tejidos se conviertan en testículos o en ovarios y Trompas de Falopio.

A partir de la semana 8, comienza la producción de testosterona, que hace que los testículos crezcan y desciendan. Si no hay testosterona, esas células formarán los labios de la vagina. Los órganos genitales masculinos y femeninos provienen de los mismos tejidos, solo que se desarrollan y se colocan de manera diferente.

La presencia de testosterona hará que se comience a formar hacia el exterior el pene, con el glande. Si no hay testosterona, ocurrirá exactamente lo mismo, pero hacia el interior y de menor tamaño, quedando solo visible el glande el que en la mujer se llama clítoris. El resto de esta estructura se desarrolla como dos brazos interiores.

Tanto el pene como los brazos del clítoris se forman de tejido esponjoso que se hincharán con sangre en el momento de la excitación. En el pene, esto produce la erección.

El glande del pene masculino es la cabeza exterior del clítoris femenino, ambos provienen del mismo tejido embrionario y ambos tienen las mismas terminales nerviosas solo que en el caso de la mujer se concentran en un espacio mucho más pequeño.

Genitalmente, los hombres y las mujeres somos mucho más parecidos de lo que comúnmente nos imaginamos y las hormonas tienen un efecto determinante en el desarrollo sexual desde el momento de la fecundación.

Por eso, se cree que la orientación sexual del individuo podría estar condicionada por diferentes niveles de hormonas en el cuerpo de la madre durante el embarazo.

Al nacer, el niño o la niña cuentan ya con su aparato reproductor completo, aunque este todavía no sea funcional.

El aparato reproductor femenino

Casi todos los componentes del sistema reproductor femenino se encuentran al interior del cuerpo.

La parte externa de los órganos reproductores femeninos se llama vulva, que significa “cubierta”. Está ubicada entre las piernas y cubre la abertura que conduce a la vagina y a otros órganos reproductores ubicados dentro del cuerpo.

La abertura vaginal está rodeada por dos pares de pliegues de piel llamados labios. El clítoris es un pequeño órgano sensorial ubicado hacia la parte delantera de la vulva, donde se unen los pliegues de los labios. Entre los labios, hay aberturas hacia la uretra (el canal que transporta la orina desde la vejiga) y la vagina. Cuando la mujer madura, la zona de la vagina se cubre con vello púbico.

Los órganos reproductores internos de la mujer son la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.

La vagina es un tubo muscular hueco que va desde la abertura vaginal hasta el útero. Se le llama un hueco virtual que se puede expandir y contraer, por lo que puede dar cabida desde el pene masculino hasta a un bebé.

La vagina tiene tres funciones:
  1. Recibe el pene para las relaciones sexuales.
  2. Es el canal a través del cual el bebé sale del cuerpo de la mujer al nacer.
  3. Es la vía por la cual se elimina la sangre menstrual.

La abertura de la vagina está parcialmente cubierta por una delgada capa de tejido llamado himen. Este es diferente de una mujer a otra. El himen, durante la primera relación sexual puede desgarrarse, sangrar y doler, aunque esto no es general para todas las mujeres.

En la parte posterior de la vagina se conecta el cuello del útero. Las paredes de éste son fuertes y gruesas y su abertura es muy pequeña. Durante el parto, el cuello se expande para permitir el paso del bebé.1/13

El útero tiene la forma de una pera invertida, con paredes musculares muy fuertes. Estos músculos son de los más fuertes del cuerpo humano y son capaces de expandirse para albergar el feto y luego, de contraerse para ayudar a expulsarlo hacia afuera.

El útero de una mujer no embarazada mide alrededor de 7.5 centímetros de largo y 5 centímetros de ancho.

En los extremos superiores del útero se conectan las trompas de Falopio que van hacia los ovarios, que son dos óvalos que se encuentran arriba y a derecha e izquierda del útero.

Es en éstos en donde se producen y almacenan los óvulos, que durante el período de ovulación viajan hacia las trompas de Falopio, por cuyo canal interior llegan al útero, en donde se alojarán por unos días para ser fecundados. Si esto no sucede, son eliminados mediante la menstruación.

Al nacer la mujer, sus ovarios contienen cientos de miles de óvulos, que permanecerán inactivos hasta que el comienzo de la pubertad. En este momento, la glándula pituitaria comienza a producir hormonas, como el estrógeno, que estimulan a los ovarios para producir hormonas, que, a su vez, hacen que la niña se desarrolle y se transforme en una mujer sexualmente madura y preparada para concebir.

Otro carácter sexual distintivo de las mujeres lo constituyen las glándulas mamarias. Aunque los hombre también tienen estructuras similares, en las mujeres, estas crecen y producen leche para alimentar a la cría y responden a la actividad hormonal del cuerpo de la madre.

El aparato reproductor masculino

Los órganos reproductores del hombre son tanto externos como internos, que se encuentran en la zona de la pelvis.

Estos son:

  • los testículos
  • el sistema de conductos, formado por el epidídimo y el conducto deferente
  • las glándulas; las vesículas seminales y la próstata
  • el pene

En el hombre maduro sexualmente, los dos testículos de forma ovalada fabrican y almacenan millones de diminutos espermatozoides.

Los testículos también forman parte del sistema endocrino, ya que fabrican hormonas, como la testosterona que desempeña un papel muy importante pues entre otras cosas es la que estimula la producción de espermatozoides, que se agrave la voz, se desarrolle la musculatura y salga vello en el cuerpo y en la cara.

Cerca de los testículos están el epidídimo y el conducto deferente, que transporta los espermatozoides. El epidídimo y los testículos cuelgan dentro de una estructura en forma de bolsa de piel, fuera de la pelvis llamada escroto. La función del escroto es mantener la temperatura de los testículos más baja que la del resto del cuerpo para fabricar y almacenar los espermatozoides. El escroto cambia de tamaño para mantener la temperatura adecuada. Cuando hace frío, se encoge para conservar el calor. Cuando hace calor, aumenta de tamaño y cuelga más para bajar la temperatura.

Las glándulas accesorias, que incluyen las vesículas seminales y la próstata, aportan líquidos que lubrican el sistema de conductos y nutren a los espermatozoides. La uretra es el conducto que lleva los espermatozoides en un líquido llamado semen, hacia el exterior del cuerpo, a través del pene. La uretra también forma parte del sistema urinario, es el conducto por el que sale la orina de la vejiga.

El pene tiene dos partes: el tronco que es la parte principal y el glande en la punta, a veces llamado cabeza. En la punta del glande hay una abertura, por la que salen el semen y la orina.

El interior de pene está formado por un tejido esponjoso que se puede expandir y contraer.

Al nacer, el glande del pene del niño está cubierto por una capa de piel llamada prepucio.

En algunas religiones, como la judía, el niño es circuncidado. Esto consiste en el corte y remoción del prepucio.  La circuncisión también se puede realizar por razones higiénicas, culturales y sociales.

La presencia o ausencia del prepucio no afecta en manera alguna el funcionamiento del pene.

Las funciones del sistema reproductor masculino son:
  • fabricar semen
  • liberar el semen dentro del sistema reproductor femenino durante el coito
  • fabricar hormonas sexuales necesarias para la maduración del cuerpo masculino.

Al nacer, los niños ya tienen todas las partes del sistema reproductor, pero estas no son funcionales.

Al llegar a la pubertad, generalmente entre los 9 y 15 años de edad, la glándula hipófisis comienza a segregar hormonas que estimulan a los testículos para fabricar testosterona que a su vez provoca los cambios y la madurez del niño.

Aunque estos cambios ocurren a un ritmo distinto en cada niño, las etapas de la pubertad siguen la misma secuencia:
  • Al principio del a pubertad, el escroto y los testículos aumentan de tamaño.
  • Después, el pene se alarga, y las vesículas seminales y la próstata aumentan de tamaño.
  • Empieza a salir vello en la zona púbica, en la cara y en las axilas y cambia la voz, haciéndose más grave.

El cuerpo crece y la musculatura aumenta y el hombre, ya maduro sexualmente, es capaz de fecundar a una mujer.


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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