Aranza Gleason – Hannah Arendt ve a la soledad como uno de los orígenes del totalitarismo en la sociedad, pues las ideologías autoritarias sólo pueden prosperar en gente sola, que se encuentra aislada del entorno que lo rodea y no son capaces de identificarse ni formar lazos íntimos con las personas que convive diariamente. Por eso la amistad y el respeto a la misma es uno de los valores sociales que tenemos como seres humanos. Nos permite salir de nuestro encierro para conocer el mundo nuevamente bajo otros ojos y más importante aún nos da la oportunidad de preocuparnos y atender a un ser querido. En muchos sentidos la amistad expresa lo más bello de la humanidad. Sin embargo, en tiempos anteriores se sabía que no sólo la amistad es importante sino también una actitud generalizada de amabilidad y cuidado al prójimo.
En la Edad Media las personas viajaban juntas para protegerse de los animales salvajes y los recursos como pozos y molinos hasta la época moderna que trajo abundancia siempre fueron compartidos y en cierta forma creados por todos los miembros del pueblo. Hasta tiempos modernos el hombre siempre estuvo consciente de la importancia de la comunidad para su supervivencia y bienestar y la soledad como tal no era un sentimiento que buscara o anhelara para sí. Fue hasta tiempos modernos que la individualidad tomó mayor importancia que los valores comunitarios y las tradiciones comunitarias empezaron a ser modificadas y cuestionadas. Antes nadie se preguntaba la importancia de la hospitalidad, los buenos modales y el actuar comunitario; se deban por hecho. Sin embargo, en un mundo cada vez más dividido éstos empezaron a perder importancia al punto que hoy incluso es difícil hablar de una identidad comunitaria en las personas. Hoy más que nunca somos individuos aislados y por lo mismo necesitamos de valores que nos recuerden la importancia de la convivencia con el prójimo, de la caridad y el bienestar comunitario.
El judaísmo es una fuente de sabiduría que constantemente nos recuerda la importancia de dichos valores; nos recuerda que el hombre no vive sólo para sí mismo sino que está obligado a seguir ciertas reglas de comportamiento y ciertas formas de relacionarse. La amistad, el amor al prójimo y la amabilidad son algunos de los pilares que lo construyen. En honor al Día del Amor y la Amistad que se celebra en muchos países queremos retomar algunas de las enseñanzas que los textos judíos como el Mishlei (Proverbios) y la Mishná nos dejan.
I) La importancia de un buen amigo
Lo primero que es importante resaltar es que en los textos judíos constantemente se resalta la importancia de la amistad y la amabilidad entre vecinos. En el Pirkei Avot explícitamente se nos dice que uno no debe separarse de la compañía ni de la comunidad de quiénes lo rodean; mientras que en el Eclesiastés y en Proverbios se resalta la compañía de un amigo como un amor a veces incluso más cercano que el de un hermano. Se nos dice que aquel que es amado por su vecino es amado por D-os, mientras que aquel que es odiado por el vecino es visto con malos ojos por D-os. De ésta forma se remarca la importancia de pensar en los demás a la hora de actuar y considerar las necesidades y aprecio de quienes nos rodean. Dentro de esta misma línea también se nos exige no caer en comportamientos que sean desagradables para las personas que nos rodean, no juzgar duramente, no criticar, no presentarse de una forma vulgar y se hace hincapié especial en no pelear en vano, no reñir con el prójimo si éste no te ha hecho ningún agravio (Prov 3:30).
En el Pirkei Avot cuando se hace la pregunta cuál es el valor más grande que un hombre puede tener Rab Eliézer contesta un buen amigo y un buen vecino. (Pirkei Avot 1:6) Mientras que Mishlei (Proverbios) nos recuerda que aquél que ha logrado mantener la amistad de un buen compañero ha asegurado una ayuda contra la adversidad y el Ecclesiastés nos recuerda que estando solos al caer nadie nos ayuda a levantarnos mientras que si somos y uno cae el otro lo puede ayudar.
II) Valorar la confianza y el aprecio que el prójimo te muestra
Otro de los valores que van de la mano con el valor de la amistad es el aprecio al prójimo y su confianza. A veces damos por sentado que la gente debe ser amable con nosotros, e incluso nos damos el lujo de rechazar signos de aprecio o amistad por no querer convivir con alguien ajeno a nuestro círculo. Sin embargo los textos judíos nos recuerdan la importancia de apreciar los signos de amor que un conocido nos ofrece Mishlei nos dice que aquel que desprecia la amistad cae en el pecado (14:21) y reprende a aquel que traiciona la confianza de quien duerme tranquilo en su casa. Bajo estos valores no puedes lastimar a quien confía en ti y no puedes abusar de esa confianza (3:29)
III) No envidies a tu amigo
Aparte de reforzar pensamientos y sentimientos que llevan a la persona a apreciar la amistad y la amabilidad con sus vecinos, los textos judíos también nos enseñan comportamientos que ayudan a mantener ese cariño que una buena amistad procura. La envidia es uno de los sentimientos que más estrasgos puede causar en una buena relación, el Pirkei Avot constantemente nos recuerda la importancia de envidiar ni a tu amigo, ni a tu vecino. Nos recuerda no envidiar ni su riqueza ni su honor. En el segundo capítulo nos dice que su propiedad te debe ser tan querida a ti como la tuya, su honor como el tuyo y nos advierte en no caer en la ira por esta causa.
IV) Ten empatía
Otra de las cosas que lastiman fuertemente la amistad entre dos personas es la falta de empatía y el juicio. Todos sentimos dolor al ser juzgados y todos buscamos comprensión de las personas por las que sentimos afecto; cuando una persona se siente juzgada muy probablemente sienta que quien lo juzga lo ha lastimado y se aparte. Muchas de las máximas de Pirkei Avot nos advierten de la importancia de juzgar para bien al prójimo no sólo por el bien de la persona juzgada sino también por nuestro propio bien, porque al juzgar al otro duramente también lo hacemos con nosotros. También nos recuerda que la base de un juicio correcto debe ser la empatía nos dice que no juzguemos al amigo hasta que hayamos estado en su lugar y entendamos su dolor. Nos pide también ayudar a cargar el peso que el prójimo carga y no ser importuno en momentos de enojo o dolor. Nos pide estar en sintonía con sus sentimientos y pensar en sus necesidades. Nos dice que aquel que ayuda a su amigo, hace a su maestro más sabio, juzga para bien, crea la paz y aprende para enseñar trae redención al mundo (6:10).
V) Sepárate de la mala compañía
Finalmente se nos advierte sobre la mala compañía; así como la envidia, el enojo y la falta empatía pueden minar la amistad y la confianza de quienes nos rodean la amistad con una persona malvada también puede hundirnos. El Mishlei nos recuerda no admirar ni la vida, ni las posesiones ni la fama del malvado porque esa admiración nos lleva a sus pasos como Pirkei Avot nos recuerda que un amigo malvado puede ser el elemento que lleve una persona a la ruina.
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