Gabriel Ben-Tasgal/ El secreto del sistema de salud de Israel: una socialdemocracia bien entendida

Enlace Judío – Uno de los secretos del éxito en la vacunación masiva en Israel radica en su sistema de salud “intimo”, que permite una distribución veloz para toda la población. Todo israelí posee uno de los cuatro seguros médicos y son dichos profesionales los que tienen digitalizadas los historiales médicos de los nueves millones de ciudadanos.

De este modo se informa por mensaje de texto a todos los candidatos a vacunar de acuerdo a una escala de prioridades. ¿Cómo se ha llegado a esto? En los años 90 Israel logro superar ciertas tendencias bolcheviques sin caer en un capitalismo salvaje en temas de salud. Se impuso una socialdemocracia bien entendida, o lo que Theodor Herzl, precursor del sionismo, llamaba “mutualismo”.

Hasta el 1 de enero de 1995 existía un duro foco de la izquierda más inoperante dentro de la Organización de Trabajadores de Israel (Histadrut). Hablamos de una CGT que representaba solamente a 435,000 empleados en un país de cinco millones. Los gremios obligaban al empleado a pagar una cuota de fidelidad y, a cambio, el trabajador recibía una endeble representación gremial y un deseado seguro médico llamado Kupat Jolim Clalit (Caja de Salud General).

El dinero que entraba de los abonados no era destinado a mejorar la salud o a ofrecer nuevos servicios médicos sino a sostener la estructura burocrática con sus 4,000 empleados y sus dos millones 100 mil dólares de deudas (a precio de hoy). Para colmo de males, el pago a la aseguradora era regresivo: los ancianos pagaban 7 por ciento del sueldo; y los que ganaban lo que hoy son 4,000 dólares al mes abonaban menos, el 2 por de su sueldo. Evidentemente, la Kupat Jolim Clalit estaba fundida ya que estaba sumida a una dependencia política decadente.

¿Qué sucedía si el ciudadano deseaba contar con un seguro bueno? Entonces contrataba a las liberales Kupat Jolim Maccabi (Caja de Salud Maccabi) o a la Kupat Jolim Meuhedet (Caja de Salud Meuhedet) pero para acceder a estas el candidato debía estar completamente sano y ser joven. Eran las aseguradoras “ricas”. El exministro de Salud por el Laborismo y gran reformador de la Histadrut, Haim Ramón, se burlaba de estas aseguradoras diciéndoles: “Me entere que su oficina de recepción de nuevos clientes está en el séptimo piso sin ascensor… ya que solo quien puede trepar hasta allí es aceptado como cliente”.

En resumen, existían aseguradoras para ricos y una socialista bolchevique fundida. A la par, de los cinco millones de habitantes de Israel, un millón tenía un seguro parcial o deambulaba sin seguro por la vida (entre ellos 300,000 niños).

Durante el gobierno del laborista Itzhak Rabin (1992-1995) se dicta la Ley Nacional de Salubridad bajo la premisa que todo ciudadano israelí posee un derecho natural a una salud digna. El Estado mantenía vivas las aseguradoras Clalit (de la CGT, la más grande), las liberales Meuhedet y Maccabi y la de la CGT-nacionalista Leumit, pero el trabajador ya no le abonaba al fondo de salud sino al Estado (vía el Seguro Nacional o Bituaj Leumí). El estado NO poseía potestad para destinar esos fondos a otros fines distintos a la salud.

En un principio la ley establecía que el empleado pagaba un porcentaje progresivo de acuerdo a sus ingresos, del 3 al 5 por ciento de sus ganancias, mientras que una cifra similar debía aportar el empleador. El Estado recibía esas enormes cantidades de dinero y las distribuía de la siguiente forma:

  1. Establecía una bolsa de salud con una lista de remedios obligatorios que todas las aseguradoras debían proveer. Las aseguradoras tienen prohibido, por ejemplo, no tratar enfermedades crónicas.
  2. Se distribuía proporcionalmente de acuerdo a la cantidad de afiliados para cada aseguradora.
  3. Se otorgaban bonos especiales para aseguradoras que recibiesen ancianos, enfermos de gravedad por lo que captar a los más necesitados las beneficiaba financieramente.

La función del Estado era controlar que las aseguradoras cumpliesen con sus obligaciones, establecer las bolsas de medicamentos y distribuir el dinero acumulado. Además, si la aseguradora se preocupaba por levantar centros de atención en las periferias recibían un premio monetario.

El trabajador podía optar por cambiar de aseguradora dos o tres veces al año lo que aumentaba la competencia mientras que a las aseguradoras se les permitía seducir a los clientes con seguros premium o adicionales como bolsas de estética, odontología o sesiones de yoga pagadas por las aseguradoras. En la actualidad (2021), el 80 por ciento de los israelíes poseen un seguro premium en alguna de las cuatro aseguradoras.

Israel ha enfrentado el coronavirus con un sistema de salud socialdemócrata bien ejecutado. El Estado permite que la iniciativa privada genere riqueza (de hecho, el promedio de sueldos de Israel es de 46 mil dólares anuales) y es el gobierno quien redistribuye para crear un Estado de Bienestar.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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Gabriel Ben Tasgal: Nacido en Argentina, hoy vive en Israel. Tiene maestría en Ciencias Política de la Universidad Hebrea de Jerusalém y maestría en Publicidad y Relaciones Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Es uno de los mayores expertos en politica israeli y Medio Oriente. Director de Hatzad Hasheni (La Cara de la Verdad) desde su fundación en el 2010. Periodista profesional, educador y reconocido orador. Casado y padre de Galit y Eitan, reside en Israel desde 1989. Autor de 300 Preguntas en 300 Palabras: Mitos y realidades sobre el conflicto israelí palestino, un material actual y ágil en donde recorre la naturaleza del conflicto palestino-israelí, su historia y sucesos más importantes. Cada una de las 300 preguntas las responde en sola y únicamente 300 palabras. Un libro imprescindible para comprender el conflicto y, sin lugares a dudas, la base étnico religiosa que divide y enfrenta a los pueblos en el Medio Oriente.