Enlace Judío – En la última década diferentes empresas con un carácter innovador iniciaron un proceso para incrementar la eficiencia laboral de sus niveles medios y altos, principalmente, a la vez de poder disponer de más tiempo para la vida familiar y, en general, para la convivencia social, utilizando las modernas tecnologías de la información, las denominadas TIC, con la aparición de las conexiones de banda ancha. Así surgió el home office o teletrabajo.
Una encuesta realizada por la empresa Gallup en el 2018 entre 150,000 empleados de EE. UU.reveló que el 43% trabajaba parte de la jornada semanal a través de este mecanismo;, el 52% eran mujeres. El sueldo que percibían tanto hombres como mujeres era de 4,000 dólares de diferencia a su favor en relación del sueldo de quienes trabajaban en oficinas; las empresas registraban un ahorro medio de 11,000 dólares por empleado, cuando trabajaba el 50% del tiempo desde su casa; el 87% de los empleados se sentían comprometidos con su empresa y el 68% de los millennials elegiría una empresa que ofreciera la posibilidad de trabajar remotamente.
La aparición de la pandemia del COVID-19 precipitó a que las empresas que utilizaban el home office lo ampliaran y las que no lo habían implementado se estén adaptando a este sistema laboral en tiempos récord para no poner en riesgo sus actividades productivas e incluso su existencia.
Las herramientas del home office están permitiendo de manera sencilla y a precios razonables la posibilidad de gestionar mejor el tiempo y flexibilizar horarios para que el personal realice sus funciones en mejores condiciones.
Con el home office la ubicación y las franjas horarias ya no son obstáculo para que las empresas elijan el mayor talento, al ampliarse el campo de búsqueda; es más fácil encontrar a la persona adecuada que se adapte a la cultura de la empresa y se ayuda a mantener equipos sólidos que garantizan el máximo desempeño en una organización, política que incrementa la productividad con jornadas flexibles. Es viable fomentar la innovación en búsqueda de soluciones.
El trabajo remoto responde más ágilmente al funcionamiento de la jornada laboral, no es necesario esperar a que “todo el mundo llegue a la oficina”. Con el home office se elimina el problema de operar con distintas zonas horarias, lo que ayuda a trabajar sin interrupciones en la solución de cualquier situación. Por lo demás, la mayor autonomía de los trabajadores es un factor que atenúa o evita que estén buscando otras fuentes de trabajo.
Resulta importante fijar objetivos claros, medibles y alcanzables para la armonía del grupo de trabajo y para establecer las compensaciones monetarias y prestaciones de los participantes. El principio básico es que al empleado se le califique por sus logros y no por las horas trabajadas. La empresa debe valorar objetivamente el desempeño de los empleados. Es evidente que la empresa debe vigilar permanentemente el buen desempeño de los participantes. Asimismo, tiene que comprobar que los empleados dispongan de un lugar adecuado para operar “donde se pueda trabajar a puerta cerrada”.
En este ámbito, para que el home office funcione eficazmente, la empresa precisa cerciorarse antes de contratar a los empleados virtuales que estos encajan con sus valores y objetivos. Igualmente que las empresas integren una verdadera estrategia de transformación digital para que esta sea eficaz.
Crear un sistema remoto de trabajo implica de manera relevante considerar el factor humano para que la gente no se sienta utilizada y marginada del ambiente social de la oficina. Los líderes y directores de la empresa deben buscar la interacción social “descansar dentro del trabajo una hora y tomar una taza de café juntos para contar sus experiencias”.
Se prevé que en el futuro próximo el home office será la norma para muchos sectores de la economía, “ir a la oficina será algo exótico, el home office tendrá un impacto relevante no solo en los sectores productivos sino en el diseño de las ciudades, de las redes de transporte y en la redefinición misma del estilo de vida de la gente”.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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