Enlace Judío México e Israel – Mujer y Judaísmo, representada por la Rabanit Ethel Barylka, con motivo del Día Internacional de la Aguná organizó una conferencia mundial con expertos para dar luz sobre este tema y analizar cuales son las condiciones de la mujer en esta situación.
En el panel de expertos participaron Sara Winkovsky, vicepresidenta del Congreso Judío Mundial y expresidenta del Consejo Internacional de Mujeres Judías, Marcos Metta Cohen reconocido líder y activista judío mexicano, Moriah Dayán, abogada, Toenet Rabanit de la Organización Yad Laishá, y Diana Villa, Rabanit de ICAR (The International Coalition for Agunah Rights).
La Rabanit Ethel Barylka, representado a Mujer y Judaísmo, destacó que este año el Día Internacional de la Aguná coincidirá con el Ayuno de Ester y explicó que, “cuando nosotros hablamos de mujer Aguná tenemos que diferenciar por lo menos en dos categorías básicas, lo que sería la Aguná clásica, que es aquella que la Halajá define como la mujer cuyo marido ha desaparecido y no se sabe si está vivo o está muerto y por lo tanto ella queda en una situación como decimos encadenada, anclada en una situación de inmovilidad, que no puede volver a casarse, porque ni es viuda ni está divorciada. Hoy en día nosotros aplicamos ese término a una categoría más amplia, es la que nos provoca la mayor parte de los problemas que son la Mesudarot, que son las mujeres cuyos maridos le niegan el divorcio, esas mujeres que también llamamos hoy en día Agunot, pertenecen a una categoría legal diferente, pero la consecuencia es exactamente la misma”.
Barylka ahondó respecto al tema, comentó que someter a una mujer a permanecer en una unión matrimonial que ya no existe es un agravio en contra de la mujer pero también en contra de D-os.
“Hoy queremos conocer aprender, desmitificar, pero también denunciar a quienes pudiendo hacer más no lo hacen. Respetuosas de nuestra Torá y de nuestros mandamientos sabemos que éstos no pueden estar reñidos con la justicia, hay mucho para hacer en este área y debe ser preocupación de todos, hombres y mujeres. Porque dejar encadenada a una mujer en una relación matrimonial contra su voluntad es un agravio no sólo contra la mujer sino contra la dignidad humana y de alguna manera contra D-os mismo”, enfatizó.
Por su parte Sara Winkovsky, relató que la terrible situación de estas mujeres, emana de la interpretación rabínica de Deuteronomio 24, del 1 al 4.
“Hay muchas mujeres Aguná, encadenadas porque el esposo se niega a concederles el Guet, no firmar el Guet es una forma común de maltrato conyugal, una forma de ejercer control y poder sobre una mujer y evitar que pueda volver a rehacer su vida. Con frecuencia el hombre se niega a conceder un Guet a menos que acuerde darle la custodia de sus hijos, dinero o algo más que él quiera sabiendo que la mujer tiene limitado su tiempo fértil, dilata la firma del Guet hasta que la mujer ya no puede tener hijos, ser una mujer Aguná es una situación muy difícil y que produce mucho dolor”, resaltó.
“¿Cuando los judíos luchamos por la continuidad del pueblo judío podemos darnos lujos de negarle el casamiento religioso a una pareja joven que quiere formar una familia solo porque un exesposo se niega a firmarle en Guet? Yo creo que es hora que los grandes rabinos se capaciten y resuelvan a aplicar soluciones halájicas, estas, que si las hay, para liberar a estas Agunot, sería evidentemente un acto de justicia hacia la mujer, sería un paso adelante para lograr la equidad de género que tanto necesitamos en las comunidades judías. La Torá nos enseña la importancia de salvar una vida, liberar a una mujer Aguná es salvar una vida. El rabino Shmuel Halévy dijo: el todopoderoso bendecirá a su pueblo con la paz y no habrá paz mientras haya una mujer Aguná”, concluyó.
Por su parte Marcos Metta Cohen, reconoció que impera aún la inequidad en el tema del divorcio ante la ley judía, prerrogativa a la que califico como anacrónica e injusta que continua perpetuando la violencia psicológica, económica o familiar contra la mujer.
“En mi opinión es uno de los temas más complejos que enfrentamos hoy en el judaísmo, en nuestros días. Tuve que enfrentar diversos casos y dilemas de parejas en proceso de divorcio en los que el hombre usando y abusando de esa injusta y anacrónica prerrogativa halájica que le confiere a los esposos tuvieron que mantener y someter a sus esposas a un estado de encadenamiento negándose a concederles el Guet para prolongar de esa manera la violencia psicológica, la violencia económica o familiar, la misma violencia que condujo a su matrimonio a fracasar y a erosionarse o extinguirse, la mayoría de las veces prolongando también ese clima de confrontación, de agresión, de rencor y de sed de venganza que los condujo a disolver su matrimonio”, señaló.
Metta Cohen agregó que en su experiencia como dirigente comunitario en México, presenció experiencias muy dolorosas que pudieron ser evitadas con la correcta aplicación de ley por parte de los tribunales rabínicos locales.
“Debemos entender que cuando un matrimonio con o sin hijos fracasa y llega a un estado de ruptura irreconciliable estamos en presencia de una situación como de guerra, en la que seguramente hubieron múltiples episodios recíprocos de agresión física o psicológica, violencia, deslealtad, infidelidad, chantaje, burla y desprecio, en muchos países como es el caso de México, el divorcio es un proceso jurídico que no requiere ninguna causal específica para iniciarlo entre los tribunales civiles o familiares más que la voluntad de alguno de los cónyuges de disolver y terminar el vínculo matrimonial, es lo que conocemos como el divorcio incausado.
“Sin embargo, lamentablemente para los divorciantes judíos que pueden acceder con relativa rapidez y facilidad a la disolución del vínculo conyugal en materia civil-familiar, el martirio y el sufrimiento se prolonga irremediablemente cuando tienen que atravesar por un complejo injusto inequitativo y doloroso procedimiento halájico para disolver su matrimonio ante tribunales rabínicos, muchas veces carentes y me refiero a tribunales rabínicos locales, de las comunidades locales y así lo entrecomillo porque en realidad son mesas de trámite, no son instancias que actúen con un sentido de justicia y de aplicación de la ley, muchas veces carentes de criterio y de sensibilidad para compensar o reparar las inequidades desequilibrios que la legislación judía impone por el estatus de privilegio y preeminencia que confiere a los hombres en detrimento de las mujeres cuando se trata de obtener el Guet.
“Esto se vive recurrentemente en nuestro entorno comunitario produciendo vergonzosos y dolorosos episodios que prolongan y reproducen el sufrimiento que las mujeres tuvieron que vivir o padecer y que derivaron en la necesidad de disolver el vínculo del vínculo matrimonial en cuestión”, lamentó.
El activista judío mexicano lamentó que en la mayoría de casos en los que los hombres niegan el divorcio religioso a sus esposas las autoridades rabínicas dificulten el, de por si, doloroso proceso.
“En mi experiencia como dirigente comunitario específicamente como vicepresidente durante seis años y luego como presidente durante tres años de la Comunidad Alianza Monte Sinaí en México, una de las cuatro Kehilot ortodoxas de nuestro país, tuve que intervenir y enfrentar algunos casos en los que mujeres divorciantes se vieron seriamente afectadas por la negativa de sus maridos a concederles el Guet.
“Esas negativas obedecían en la mayoría de los casos a sentimientos de venganza, a medidas de presión para que las mujeres renunciaran a sus reclamos económicos, redujeran sus peticiones de pensiones alimenticias, aceptaran obligadas a ceder la guarda y custodia de sus hijos menores de edad o a conceder ciertas ventajas a los maridos en el régimen de visitas y convivencias con sus hijos menores o incluso a otorgar beneficios económicos o sumas de dinero en efectivo o en especie a sus maridos, ya sea ellas o incluso del patrimonio de sus padres, hermanos, su familia ampliada, a manera de indemnización reparación de daños o simplemente como el pago de un rescate, por un secuestro o una extorsión, el Guet o la concesión del Guet como instrumento de extorsión y de secuestro.
“En todos esos casos las autoridades comunitarias nos encontramos literalmente atados de manos; porque por más esfuerzos de mediación y conciliación que intentemos, siempre o casi siempre nos topamos con pared cuando se trata de obligar al marido a conceder el Guet a la esposa, divorcio, aún y cuando el divorcio civil ya fue concedido por los tribunales civiles, por lo que ante la ley del país ese matrimonio ya no existe, debiéramos por lógica esperar que cuando un matrimonio se disolvió en materia civil no debiera haber ninguna razón por el cual el matrimonio pudiera prolongarse en materia religiosa; eso es un contrasentido que lamentablemente excede la capacidad de resolución o de decisión con los que cuentan los tribunales rabínicos o los Bet Din que atienden estos asuntos y que aún así les impide tomar una decisión de aplicar criterios existen, pero que están en desuso o las soluciones halájicas de anular el matrimonio”, agregó.
Además, denunció que en muchos casos de negación del divorció religioso, los maridos utilizan este recurso para extorsionar a la mujer, solo ceden ante la presión comunitaria y algunas veces denuncian durante el proceso que fueron amedrentados para conceder el divorcio y algunos abogados, aún de origen judío, se prestan a este tipo de actos.
“Los últimos 20 o 30 años, no conozco de la existencia de un caso en donde algún tribunal rabínico en México haya anulado un matrimonio ante la negativa del hombre a conceder el Guet y otro aspecto triste y doloroso los abogados y abogadas, mujeres incluso y especial y lastimosamente judías y judíos que representan a los maridos divorciantes en estos procesos, conocen y abusan de la injusta situación en la que se ubican las esposas frente a la ley judía y utilizan esta situación como herramientas de presión y extorsión, en muchos de los casos para obtener condiciones y arreglos particularmente favorables para sus clientes, saben que el concepto de la unilateralidad del otorgamiento del Guet por parte de los hombres puede favorecer la negociación de arreglos de divorcio”.
Metta Cohen compartió un caso que marcó su experiencia en este tema de la mujer Aguná, pues, aseguró hasta deseo poder aplicar las palabras del Rambám de sacar a palos el otorgamiento del Guet al marido.
“Quisiera compartir con ustedes un caso que me dejó particularmente marcado durante mi gestión, es un caso en el cual el matrimonio en cuestión, muchos años de vigencia o de duración, el hombre por sus ocupaciones empresariales y mediante engaños y ocultamiento, hizo a la mujer firmar muchas veces algún tipo de arreglos, acuerdos y poderes notariales para disponer del patrimonio de la mujer o del patrimonio familiar para fines de los negocios turbios en los que se encontraba inmerso este este marido y que posteriormente cuando las cosas comenzaron a ir muy mal, la mujer se vio enfrentada a procesos jurídicos que la tenían a un pie de la cárcel sin ella tener la más remota idea porque llegó ahí, por supuesto que eso derivó en muchos problemas entre ellos, la mujer ayudada por su familia inició un proceso de divorcio para desprenderse de ese marido que la engañaba constantemente con estos temas.
“Cuando se llegó al punto de que la mujer, que no eran gentes observantes o sea no eran más que tradicionalistas, pero, que para la mujer era muy importante rehacer su vida, cuando llegamos al punto de la obtención del Guet y el marido se ve pues con la misma actitud que conocemos de negar rotundamente esa posibilidad, hasta en tanto la mujer y la familia de la mujer renunciaron a acciones legales en su contra por los temas económicos, es más le perdonará deudas en las que él había incurrido, etcétera. Pues por supuesto se negó a la concesión del Guet.
“La mujer recurre a la comunidad para que nosotros tratemos de obtener el consentimiento del hombre, para la concesión del Guet, esto se prolongó durante mucho tiempo y se negaba o sea negaba recurrentemente a concederlo, hasta que tuvimos que ejercer presión comunitaria, se ha hablado aquí mucho de la presión comunitaria; de la exhibición pública del caso etcétera y bueno no llegamos al punto de aplicar lo que Rambam permitía de golpearlo, pero ganas no nos faltaban; pero sí, sí ejerce personalmente como presidente de la comunidad mucha presión, incluso de anunciarle que le íbamos a negar servicios y que les vamos a impedir participar en alguna ceremonia de boda de alguno de sus hijos, al final obtuvimos el Guet de esta forma, con mucha presión y no sin antes la mujer renunciar a algunas cuestiones de carácter económico y posteriormente cuando la mujer convenció a salir de nuevo con otro hombre de otra de las Kehilot, recibimos una llamada del rabino de esa otra Kehilá en donde cuestionaba la validez del Guet concedido por este hombre, aduciendo que se trataba de un Guet, que lo obtuvimos bajo presión por lo que era nulo y la respuesta de un servidor frente a ese rabino ya es motivo de otro seminario”, concluyó.
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