Enlace Judío – A principios del siglo XVII, en las calles de Mosul, una ciudad en lo que hoy en día es Irak, Osnat Barzanni estudiaba y enseñaba el Talmud a los judíos de la región.
Por primera vez en la historia, había una rabina mujer. Como hija del rabino Samuel ben Nethanel Halevi Barzani, aprendió Torá a una corta edad. Era tan respetada en su comunidad que rabinos como Pinjas Hariri se referían a ella como “su madre y su rabina”.
Según uno de sus pocos escritos, Osnat, “no dejaba la casa ni salía. Era como una princesa de Israel. Crecí en el regazo de eruditos, anclados a la memoria de mi bendito padre. Nunca me enseñaron nada más que las escrituras sagradas”. (Mann I: 511).
Eventualmente, Osnat se casó con un hombre llamado Jacob Mizrahi. Sin embargo, sólo aceptó el matrimonio bajo la condición de que no hiciera trabajos en el hogar y se dedicara a estudiar Torá. Asimismo, después de tener dos hijos, decidió que ya no se embarazaría otra vez para poder dedicarse de lleno al estudio de la religión. En la Yeshivá de Mosul, ella fue reconocida como una persona letrada en el Talmud con el título de Tannait. Asimismo, fue designada como Rosh Yeshivá (lideresa de la Yeshivá) cuando su esposo Jacob murió.
Aunque la bibliografía sobre la vida de Osnat es escasa, existen referencias a milagros que realizó durante su vida. Por ejemplo, se dice que recitando rezos y palabras santas congeló a un intruso que la intentaba violar. Otra historia que se cuenta refiere a la ocasión en la que salvó a su pueblo de un ataque antisemita: cuando la sinagoga local estaba en llamas, Osnat pronunció una palabra santa, lo que provocó que ángeles descendieran del cielo y apagaran el incendio con sus alas.
Hace unos meses la escritora Sigal Samuel publicó un libro sobre la historia de Oznat Barzanni: Osnat and her dove, dirigido a un público infantil. En una entrevista con Forward, Samuel dijo que quería escribir para niñas como ella que deseaban ser rabinas pero no se veían representadas en ningún lado: “Cuando era niña, tenía el sueño secreto de convertirme en una rabina. Pero asumí que no podía hacer eso, porque casi nunca había visto mujeres rabinas. Incluso cuando lo hice, esa mujer nunca se pareció a mí. Las mujeres rabinas que conocía casi exclusivamente parecían muy ashquenazíes. Creo que si hubiera tenido un libro como este mientras crecía podría haber cambiado el curso de mi vida”, confesó la escritora.
Es interesante que cuando Osnat tomó el puesto de Rosh Yeshivá, no se generó controversia en su comunidad. A pesar de estar en un ambiente ortodoxo, la presencia de una rabina fue vista como un suceso totalmente normal. La historia de Osnat es un recordatorio de que la historia judía es más rica y diversa de lo que a veces podemos pensar.
Con diversidad en este relato me refiero tanto al hecho de que haya habido una rabina mujer como a que la narración ocurre en un país árabe. La mayor parte de la historia judía canónica es exclusivamente de hombres europeos. En contraste, la vida de Osnat Barzanni es refrescante.
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