Salomón Michán/ Las causas del Lashón Hará

La arrogancia puede encontrarse en la raíz del Lashón Hará, pues quien se siente más importante que los demás cree tener el derecho de hablar mal de ellos

Enlace Judío México e Israel – Si hablar Lashón Hará es algo tan terrible —y realmente todos lo sabemos—, ¿por qué la gente sigue haciéndolo?

En las fuentes de esta sección se analizarán las razones que se encuentran en la raíz misma del Lashón Hará.

Es importante entender las causas para poder extirparlas y evitar el Lashón Hará.

Actitud negativa

Una actitud negativa respecto a los demás implica que siempre encontremos algún defecto por mencionar.

Así como escribió Shlomó Hamelej (Rey Salomón): “Los tontos destacan las culpas, pero entre los rectos [se puede encontrar] benevolencia”.

Esto significa que el tonto constantemente está buscando los defectos de las personas y pone a los demás bajo tela de juicio. Él nunca habla positivamente sobre los atributos positivos de los demás.

Arrogancia

La característica de la arrogancia puede encontrarse en la raíz misma del Lashón Hará, pues quien se siente más importante que los demás cree tener el derecho de hablar mal de ellos.

Sobre esto dice la Torá: “Ten cuidado de no olvidarte del Eterno, tu Dios… no vaya a ser que comas y estés satisfecho, y que construyas buenas casas y te asientes… y que incrementes tu plata y tu oro y todas tus posesiones… y que tu corazón se vuelva arrogante y olvides a Dios”.

Cuando una persona habla Lashón Hará transgrede la prohibición de olvidar a Dios debido a la arrogancia. El hecho de hablar con condescendencia de los demás indica que uno se considera a sí mismo superior y más sabio que los demás. Si la persona tuviera conciencia de sus propias deficiencias no hablaría negativamente de otros.

Debemos saber que todos, absolutamente todos, somos hijos de Dios y todos somos iguales; la única diferencia es que tenemos responsabilidades diferentes en este mundo.

Odio

El Segundo Templo fue destruido debido al odio infundado y gratuito, y a la falta de amor y de unidad en el Pueblo Judío.

Así como dice la Guemará: “¿Pero por qué fue destruido el Segundo Templo? Realmente los judíos se ocupaban del estudio de la Torá, cumplían Mitzvot y realizaban actos de bondad. Pero había entre ellos odio gratuito…”.

Está prohibido odiar a otra persona, tal como afirma el versículo: “No odiarás a tu hermano en tu corazón”. El odio provoca muchas transgresiones, incluyendo el Lashón Hará, porque la persona que siente odio se ve inclinada a expresar sus sentimientos negativos sobre otras. Debido al propio odio, se ridiculizan incluso los aspectos positivos de la otra persona y se intenta mostrar esos actos positivos como si fueran negativos, ante uno mismo y los demás.

Enojo

Una persona enojada no puede controlar sus actos y provoca peleas y discusiones.

Cuando las personas están enojadas, y refuerzan su propia ira, no tienen conciencia de sus actos y en medio del enojo hacen muchas cosas que no harían cuando están calmadas. Porque el enojo lleva a pensar de manera irracional y a hablar por ira, provocando de esta manera peleas y discusiones.

Al ser incapaz de pensar, la persona que está perdida en su enojo pierde también la perspectiva. El camino torcido parece derecho, lo prohibido parece permitido. Cuando la persona no está guiada por la razón, acude a los insultos, las peleas e incluso a la violencia.

Celos

Otro motivo por el cual se habla Lashón Lará y levantar calumnias son los celos.

La envidia, los deseos y los honores

Está escrito en Pirké Abot: “La envidia, los deseos y los honores sacan a la persona de este mundo”.

Explican los Jajamim que precisamente estas tres cualidades negativas sacan a la persona de este mundo, ya que son las que provocan hablar Lashón Hará, como vamos a explicar ahora.

La envidia: las personas envidiosas siempre ven lo que tienen los demás; hablan Lashón Hará porque siempre se dedican a ver lo que tienen los demás y, debido a eso, la envidia les provoca hablar mal de cualquier persona a la que envidien. Por ello debemos alejar de nuestros corazones la mala cualidad de la envidia, entendiendo que todo lo que tenemos es lo que necesitamos tener, ni más ni menos.

Los deseos: el hecho de siempre desear lo que tienen los demás provoca hablar mal del prójimo, ya que quien nunca se conforma con lo que tiene y vive con deseos de siempre tener más y más, hablará mal del prójimo.

Los honores: la persona que siempre persigue los honores siente que está más elevada que los demás y automáticamente hablará mal del prójimo, sintiéndose más importante que los demás. Esto es un error, ya que todos somos especiales para Dios y Él no hace diferencias entre sus hijos.


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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