Enlace Judío México e Israel – Erotismo proviene del término griego eros, que significa ‘amor’ o ‘deseo sexual’, También es el conjunto de instintos de protección de la vida que se manifiestan como impulsos de gratificación de las necesidades vitales, para proteger y preservar el cuerpo y la mente.
“La belleza es la vida cuando la vida revela su santo rostro”.
– Kamil Giran, El Profeta
Según Freud, Eros es la pulsión de vida, la fuerza vital y está íntimamente ligada a la sexualidad humana.
El ser humano a lo largo de la historia siempre ha plasmado sus experiencias, deseos e ideas a través del arte. El sexo, siendo una parte básica de la vida del hombre, ha servido como inspiración para los distintos ámbitos del arte produciendo el llamada arte erótico. En general, se suele llamar así al arte que provoca un placer que involucra al cuerpo.
En la Antigua Grecia el término arte hacía referencia al conjunto de los oficios, desde el escultor hasta el talabartero.
Para diferenciarlas, distinguieron entre las artes que impresionaban a los sentidos más elevados (el oído y la vista), y las llamaron artes superiores.
Aquellas que se dirigían a los sentidos menores (tacto, gusto, olfato, etc.), fueron llamadas artes menores, entre las cuales incluían la perfumería, la gastronomía, la carpintería, entre otras.
Las artes superiores posteriormente se llamaron las Bellas Artes y originalmente eran seis:
- pintura,
- escultura,
- arquitectura,
- música,
- danza y
- literatura
En el siglo XX se agregó el llamado “séptimo arte”, la cinematografía.
Todas estas han sido vehículos para que los humanos expresaran su erotismo, su sexualidad.
Desde la antigüedad, los artistas de todas las culturas se han interesado por la representación de la actividad sexual no como acto para procrear sino sobre todo como fuente de placer.
El sexo siempre ha tenido un papel muy importante a lo largo de la historia del arte. Los artistas han encontrado en el sexo su fuente de inspiración pues el sexo siempre ha tenido un papel preponderante en la vida del ser humano, y resulta normal que eso se canalice a través del arte, ya sean esculturas, pinturas, cine o música.
La que es probablemente la figura erótica más antigua conocida es la Venus de Wilendorf, llamada así por el lugar en donde se encontró a orillas del rio Danubio en Austria.
Es una pequeña figura de 11 centímetros altura hecha de piedra caliza pintada de rojo ocre que representa a una mujer desnuda de generosos pechos y amplias caderas, a la que se le han atribuido significados como una imagen de fertilidad o un símbolo de seguridad, éxito o bienestar.
La que es considerada la primera obra escultórica que representa el acto sexual es la Pareja de Ain Sajri, procedente de la cueva del mismo nombre que se encuentra cerca de Belén en el actual Israel.
Representa a una pareja en un abrazo íntimo, que parecen estar teniendo una relación sexual sentados frente a frente. Hay interpretaciones que sostienen que la figura se ve diferente dependiendo de la perspectiva de quien mira. Puede parecer una pareja, un pene, pechos, o una vulva, dependiendo desde cómo se vea.
Las culturas primitivas relacionaban el deseo sexual con grandes fuerzas de la naturaleza. Las principales representaciones eróticas, en su mayoría esculturas, personificaban enormes pechos, estómagos y vulvas predominantes como la veneración a la sexualidad femenina, la maternidad y la madre tierra.
En la antigüedad, el placer fue representado sin malicia. Pasando por las pinturas del cuerpo desnudo en las obras mitológicas, las explícitas esculturas griegas y la idealización de la belleza de las diosas romanas.
En todas las épocas y en todos los artistas siempre ha existido la fascinación por lo erótico, en especial por la mujer.
El impulso sexual se coloca así como el más poderoso de los resortes humanos, el arte erótico (ars erotica), y es por ello que el arte, la literatura y la ciencia, como grandes constructores del discurso sexual, tienen mucho que decirnos y mucho que explicarnos sobre el verdadero contexto en el que vivimos convirtiéndose así en una parte inextricable del mundo contemporáneo, la ciencia sexual(scientia sexualis).
Desde aquellas pinturas rupestres de hace decenas de miles de años con animales a los que cazar, el arte ha sido siempre un ámbito idóneo para dar rienda suelta al deseo y representar el mundo como nos gustaría que fuera. No es de extrañar por tanto que esté rebosante de cuerpos desnudos.
Desde la prehistoria hasta el presente, el hombre ha plasmado su fascinación por el sexo en todo tipo de materiales; piedra, barro, madera, acero.
Estas representaciones han seguido los vaivenes de la historia, siendo muy apreciados en algunas épocas y culturas y satanizados en otras, pero aun en momentos de mayor represión, han existido. En la Catedral de Toledo, en los descansabrazos de las sillas en las que se sentaban los altos clérigos, se ven tallas de penes, vulvas y pechos femeninos.
Una de las esculturas que muestra más poderosamente la pasión erótica es El Beso de Auguste Rodin, comisionada por el gobierno francés a final del siglo XVIII. Representa a dos amantes desnudos besándose.
En 2004 se inauguró en la isla Jeju de Cora del Sur Jeju Loveland, un parque escultórico al aire libre que se centra en el tema del sexo, proyectan películas de educación sexual, y cuentan con 140 esculturas que representan a seres humanos en diversas posturas sexuales totalmente explicitas.
Otra de las Bellas Artes, la Danza, es un medio para expresar la pasión sexual.
Hay muchas formas de danza erótica, de acuerdo a su ritmo y expresión. Una de las más famosas es la danza del vientre, conocida desde la antigüedad. En un principio se llevaba a cabo por mujeres para mujeres, sobre todo para aquellos que estaban embarazadas y que estaba destinado a relajarse y ayudarles durante el parto pero también tenía el papel esotérico de la revelación, cuando, al final, la mujer, en un intenso estado de éxtasis, intensamente transfigurada, muestra su cuerpo en todo su esplendor y perfección, después de la eliminación de todo lo que la cubría – que simbolizaba, de hecho, las cubiertas sutiles del ser humano.
Desde el baile flamenco y el can can, hasta el rock and roll y actualmente el reggaetón y el perreo, tienen un muy alto contenido sexual. Sus pasos replican movimientos del acto sexual, por lo que han sido criticados y hasta prohibidos en muchas culturas.
En las cortes de reyes y emperadores siempre había mujeres hermosas y muy sensuales bailarines, que estaban destinados a estimular los sentimientos eróticos e inducir estados espirituales de amor en todos los presentes y sublimar la energía sexual.
En el antiguo Egipto, las bellas bailarinas y bailarines del templo fueron considerados como, poseedores de poder sobre la vida y la muerte, porque la danza es la forma de arte más adecuado para expresar conceptos esotéricos que no se pueden describir con palabras e imágenes estáticas.
La Literatura ha sido un campo muy socorrido para expresar erotismo. Desde los antiguos Libros de la Alcoba en China, hasta escritores que ha recibido el Premio Nobel, la literatura erótica es casi infinita y abarca todos los géneros; poesía, novela, ensayo, crónica, sátira, ciencia ficción y, por supuesto, innumerables manuales y libros de autoayuda.
Entre los clásicos, encontramos textos maravillosos, que proporcionan horas de deliciosa lectura, como Las Mil y Una Noches, colección de textos anónimos del medio oriente.
El Decamerón de Bocaccio, en estos momentos de pandemia adquiere actualidad, ya que es una recopilación de 100 relatos que se cuentan siete mujeres y tres hombres que se recluyeron en una casa de campo en las afueras de Florencia para escapar de la Peste Negra del siglo XIV. Estos cuentos tratan del amor, la inteligencia y la fortuna.
Y siguiendo este estilo, Geoffrey Chaucer escribió Los Cuentos de Canterbury, con una serie de cuentos picantes en los que predomina el tema sexual.
Uno de los más conocidos (y censurados) escritores eróticos fue el Marqués de Sade. Su obra más escandalosa es Los 120 días de Sodoma o La Escuela del Libertinaje, en la que narra cómo, cuatro hombres adinerados, un aristócrata, un eclesiástico, un banquero y un juez, representantes de los cuatro poderes en Francia, se encierran durante 120 días en un castillo, con una multitud de hombres y mujeres, la mayoría muy jóvenes, para experimentar, durante 120 días, 600 formas diferentes de placer sexual, muchas de ellas, por decir lo menos, muy poco recomendables y apetecibles.
Este libro lo escribió durante su encierro en La Bastilla y durante un tiempo se consideró perdido
Una muy breve muestra de libros clásicos de literatura erótica es:
Delta de Venus – Anais Nin
Emamanuelle – Emmanuelle Arsan
LA Casa de las Bellas Durmientes – Yasunari Kawabata, el primer premio Nobel japonés
El Amante – Margerite Duras
Trópico de Cáncer – Henry Miller
El Amante de Lady Chatterley – D. H. Lawrence
La Pintura, acompañada de la Fotografía y su descendiente, la Cinematografía, ha sido una de las Bellas Artes más prolíficas en temas sexuales.
Cuando se trata de entender la frontera entre una imagen sensual, una erótica y una pornográfica, el límite radica en una delgadísima línea impuesta por nuestra manera de pensar, nuestra cultura y nuestra moral. ¿Hasta dónde se disfruta de una obra y hasta dónde nos ofende?
«Si la belleza está en la mirada del espectador, el erotismo está en su mente».
En el erotismo que conviven el amor romántico y el amor apasionado, el deseo sensual y el amor carnal y en él convergen la idea, las proyecciones, las fantasías, la represión, la complacencia y hasta el desfogue. La aceptación o rechazo, el placer estético o la agresión radica en el espectador.
Es innegable que el arte y la sexualidad han sostenido una larga relación desde tiempos inmemoriales
El erotismo se encuentra más allá de la desnudez explícita.
Entre los primeros ejemplos que aún sobreviven de representaciones de tipo erótico, están aquellas pinturas y tallados del periodo paleolítico que se han encontrado en cuevas. No todo eran jabalíes, lanzas y toros.
También, se han descubierto artefactos procedentes de la antigua Mesopotamia y en Asiria, en los que se representan escenas explícitas de parejas teniendo relaciones.
Los historiadores y académico han catalogado dichas representaciones como propias de prácticas sexuales rituales
La definición de “arte erótico” es más bien un asunto bastante subjetivo, dependiente del contexto. Lo que lo hace tan interesante en sí es el hecho de que ambas percepciones, tanto la percepción de lo que es erótico como la percepción de lo que es arte, varían.
La nieta de Picasso, Diana Widmaier-Picasso dice que su abuelo en realidad no veía distinción entre el arte y la sexualidad.
Pero no solo fue en Mesopotamia, Asiria o Grecia en donde aparecieron este tipo de imágenes con un interés en lo sexual. También son ancestralmente tradicionales en las culturas orientales (como el arte shunga en Japón), y hay por igual culturas antiguas en América en las que están presentes (como la cultura Moche de Perú).
En el Renacimiento, Leonardo Da Vinci realizó obras que son difícil de clasificar, ya sea como artísticas, científicas o eróticas, como sus dibujos de una pareja “diseccionada”, como partida a la mitad, que está realizando el acto sexual, en donde describe claramente la penetración del pene dentro de la mujer.
Cada etapa trajo a artistas que rompieron barreras y escandalizaron a la sociedad de su época, como fue el caso de Manet con sus obras Desayuno en la Hierba y Olimpia, Francois Boucher y más recientemente, hace poco más de un siglo, el austriaco Egon Schiele, de quien cancelaron una exposición retrospectiva por considerarla demasiado explicita.
Y a este respecto, es muy frecuente que las artes se una, como es el caso del extraordinario libro de Vargas llosa, Las Cartas de don Rigoberto, continuación de El Elogio de la Madrastra, en donde el personaje principal se obsesiona con la obra de Schiele y con su madrastra.
Todo esto demuestra la tremenda fuerza vital y creativa que es el impulso sexual humano. No solo crea vidas nueva, sino que ha sido la inspiración para muchas de las más importantes obras maestras de la cultura de nuestra especie.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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