Enlace Judío México e Israel – A las 14:45 horas del 17 de marzo de 1992, una poderosa bomba destrozó el edificio de la Embajada de Israel en Buenos Aires, en la calle Arroyo 910 / 916 de la capital argentina.
Este atroz ataque cobró la vida de 29 personas, entre ellas tres empleados de la embajada de Israel, seis empleados de la embajada local y decenas de argentinos inocentes, incluidos ancianos residentes de un asilo cercano, y escolares en un autobús que pasaba por el lugar.
En solo un momento, la embajada y la iglesia cercana fueron literalmente borradas del mapa. Hezbolá, que se autodenomina un “partido de Dios”, se atribuyó la responsabilidad del brutal ataque.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en Argentina ordenó una investigación pericial del atentado que fue realizada por el jefe de la unidad de desactivación de bombas y explosivos de la Policía Nacional.
El resultado fue contundente: “La explosión se produjo en el exterior del edificio cuando un coche bomba golpeó el edificio de la embajada”.
No obstante, en 1996 la Corte Suprema de Argentina emitió un comunicado en el que decía que era imposible determinar quién era el responsable de este acto de terror.
En mayo de 1999, tras una investigación formal, la Corte Suprema de Argentina acusó a Hezbolá del ataque y emitió una orden de arresto contra Imad Mughnieh, comandante del ala militar-terrorista de Hezbolá.
Una investigación llevada a cabo por Israel, cuyas conclusiones se hicieron públicas en 2003, mostró que los niveles más altos del régimen iraní estaban al tanto de la intención de Hezbolá de llevar a cabo el ataque y de hecho lo habían autorizado a llevarlo a cabo.
El informe de 2006 de las conclusiones del equipo especial que investigó el ataque terrorista que destruyó el edificio del Centro Comunitario Judío (AMIA) en Buenos Aires (18 de julio de 1994) afirma que, según el testimonio de expertos, “el modus operandi del ataque fue idéntico al el método empleado dos años antes en el ataque a la embajada de Israel en Buenos Aires (un ataque que la Corte Suprema de Argentina encontró fue obra de la Jihad Islámica en su calidad de ala militar de Hezbolá) “.
Hasta la fecha, nadie ha comparecido ante la justicia por estos ataques. Israel sigue convencido de la responsabilidad iraní por el bombardeo de la embajada en 1992 y del centro comunitario judío AMIA.
El 20 de noviembre de 2007, se inauguró un monumento en el lugar de la antigua embajada.
Un monumento de mármol, una réplica de la columna del edificio original de la embajada, se encuentra hoy en la Embajada de Israel en Buenos Aires, en memoria de los fallecidos que murieron en ese fatídico día de 1992, con el verso del profeta Amós:
“Levantaré sus ruinas y las reconstruiré como en los días de antaño”.
Hoy, a 29 años la Embajada de Israel realizó un homenaje virtual a las víctimas del atentado, el acto comenzó con el sonido de una sirena a las 14:50, hora exacta en la que el 17 de marzo de 1992 ocurrió el atentado terrorista, y de él participaron la embajadora de Israel en la Argentina, Galit Ronen; el canciller Felipe Solá y el sobreviviente Alberto Romanos.
Tras el sonido de la sirena, se leyeron los nombres de las víctimas, y siguiendo la tradición de los actos de recordación, se pronunció la palabra “presente” luego de ser mencionado cada uno de aquellos que perdieron la vida en el atentado.
Los primeros en participar fueron el presidente Alberto Fernández y el presidente israelí Reuven Rivlin, a los que le siguieron el canciller argentino Felipe Solá; el periodista Luis Novaresio y la actriz Julieta Díaz, entre otros.
En representación del Estado de Israel, la embajadora Galit Ronen ofreció un mensaje, en el que remarcó el deber colectivo de recordar a las víctimas y de exigir justicia, así como impedir que un atentado como el sucedido contra la embajada de Israel en 1992 y la AMIA en 1994 vuelva a acontecer.
“Tenemos que decir la verdad. Un atentado terrorista no llega desde el cielo (hay) gente que lo inicia, que lo planea, que lo financia y al final hay gente que lo lleva a cabo”, sostuvo Ronen, al tiempo que agregó que “este atentado tiene un nombre y un apellido. El nombre es Hezbolá y el apellido es Irán”, concluyó.
Con información de MFA y Crónica.
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