Enlace Judío México e Israel- Arqueólogos israelíes acaban de descubrir nuevos fragmentos de manuscritos, viejos de 2000 años, en una cueva de Judea. Y quién mejor para explicarnos la importancia de estos manuscritos que el mismísimo curador y custodio de los Rollos del Mar Muerto y director del Santuario del Libro en Israel, Adolfo Roitman.
“Los historiadores -como los periodistas- somos contadores de historias” dice Adolfo Roitman, quien aún tiene que elaborar la estrategia museológica que presentará en el Santuario del Libro, al exhibir los fragmentos de los manuscritos.
Los fragmentos fueron encontrados en la “Cueva del Horror”, lo cual da, desde un inicio, un contexto dramático al descubrimiento.
La historia, por lo tanto, sucede entre los años 332 y 335 de nuestra era. Cuarenta judíos, que forman parte del ejército de rebeldes de Bar Cojbá, huyen de los romanos que los persiguen. Encuentran refugio en una cueva. Los romanos lanzan flechas con antorchas encendidas. Los rebeldes mueren asfixiados. Es por el hallazgo de sus esqueletos y sus cráneos que se llamó a este lugar “la cueva del horror”.
¿Qué llevaban con ellos estos hombres en peligro de muerte? ¿Oro y piedras preciosas? No. Un libro.
“Este libro les inspira sus ideas, sus sentimientos. También les da pertenencia. Hay que recordar que el levantamiento de Bar Cojbá es un levantamiento contra el Imperio Romano, anhelando recuperar la independencia nacional. Este libros les da a estos hombres identidad“, dice Roitman.
“Si es así, el contexto de exhibir estos pequeños fragmentos en el Santuario del Libro tiene sentido. El Santuario es un monumento nacional que expresa que el Libro de Libros, la Biblia Hebrea, es un factor determinante de la unidad del Pueblo Judío. Y eso va mucho más allá que si eres Jalabi o Shami o Ashkenazi, si eres ultraortodoxo o reformista: La Biblia Hebrea le pertenece a todos. Y no solamente al Pueblo judío, sino a la Humanidad”.
“Y yo creo que, en este sentido, lo que se esconde detrás de esta historia en particular y de la persona en particular es precisamente la búsqueda de sentido de vida. Por ello, el mensaje no deja de ser significativo hoy, en el siglo XXI”.
Los manuscritos
Se trata de fragmentos de una traducción al griego de dos libros de los “profetas menores”; Nahum y Zacarías.
“A pesar de los espectacular de la noticia, es algo que todos nosotros sabíamos. En la década de los 60, ya habían encontrado fragmentos”.
Estos pequeños fragmentos, aunque no son en hebreo, nos muestran que todavía se pueden encontrar manuscritos: “Es posible que, en otras cuevas, nos esperen más”.
“La tragedia consiste en que no sólo los arqueólogos piensan en estos manuscritos, sino también los beduinos. y la gran razón por la cual Israel envió a sus arqueólogos es para tratar de ganarle la carrera a los beduinos, quienes querrán venderlos en mercados de antigüedades”.
Hace 2000 años, los judíos se sentían libres de modificar el texto bíblico
Se dice que todos los Sifrei Torá son iguales, ¿es verdad?
“Es correcto, pero no siempre fue así. Hoy sabemos, porque tenemos el testimonio físico de los Rollos del Mar Muerto, que los textos bíblicos podían presentar variantes textuales, al diferir en una letra, en una palabra o en una frase entera”.
“Por ejemplo, cualquiera de nosotros que entre a un Bet Haknesset no va a preguntar qué edición de la Torá están leyendo, porque no importa en qué lugar estemos, el libro tiene el mismo texto. Eso crea la sensación de formar parte de un mismo pueblo, a pesar de estar distantes geográficamente, culturalmente y linguisticamente”.
“Ese fenómeno es el resultado de la historia de lo que llamamos “estandarización del texto”. Este proceso tardó aproximadamente unos mil años, desde la destrucción del templo de Jerusalén hasta finales del primer milenio- y llega a su culminación con el Keter Aram Zobá, tesoro del Pueblo Judío y de la Humanidad”.
Desde entonces, todos los Sifrei Torá son iguales. Hay un texto que se vuelve predominante. Y se debe a un grupo que cobre preeminencia: los fariseos.
“Las versiones anteriores a este texto, y que son parecidas a la versión final, son las protomasoréticas“.
Lo que podía proceder en la época del Segundo Templo es que dos judíos podían tener en la mano el libro de Isaías, pero no con el mismo texto, cosa que hoy no podría ocurrir. Y no es una discusión ideológica ni política : tenemos los manuscritos en las manos y vemos que existen diferencias entre los textos.
Lo que significa que, hace 2000 años, los judíos se sentían libres de modificar el texto bíblico. Y sabemos que lo hacían.
Para saber más, no dejen de escuchar nuestra entrevista.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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