Enlace Judío México e Israel – La guerra mediática, las fake news y el antisemitismo son campos de batalla cotidianos para Leah Soibel, fundadora de Fuente Latina, quien conversó con este medio sobre el trabajo que realiza dicha organización para intentar equilibrar la cobertura mediática sobre Medio Oriente, y mejorar la imagen de Israel ante la comunidad hispana.
Para Leah Soibel, fundadora y CEO de Fuente Latina, equilibrar la información que se emite en los medios de habla hispana sobre Israel es una misión de vida. Nacida en Estados Unidos, de padres argentinos judíos, Soibel ha dedicado su vida a entender la situación de Medio Oriente, en general, y de Israel en particular, y a velar por los intereses de ese país y de los judíos en todo el mundo.
En entrevista con Enlace Judío, Soibel narra así el origen de Fuente Latina, organización pro-israelí que combate la desinformación en una desigual lucha contra la infodemia y el antisemitismo:
“Había un hueco en el mercado. No había una fuente. No había recursos para periodistas de habla hispana, alrededor del mundo, que no fueran judíos y trabajando para medios generales, grandes, como en México, Televisa, Grupo Imagen; acá en Estados Unidos, Univisión, Telemundo; en otros países, otros medios muy importantes, generales. No había recursos en Israel para ayudar a estos periodistas y medios que no tienen corresponsales basados en Israel o en la región, pero querían (tener una) forma de poder acceder y escribir una nota o producir una pieza de televisión sobre alguna historia que sucedió en la región o en Israel, y sin equipo en el terreno y sin muchos recursos en Israel, en la época cuando fundé Fuente Latina, casi no había nada en español.”
“Eso no es Israel”
Si bien Fuente Latina es relativamente joven (tiene ocho años), la experiencia de Soibel es mucho más sólida. Fue parte de The Israel Project, “donde realmente tuve una gran experiencia aprendiendo cómo trabajar con la prensa extranjera y ayudándolos a cumplir sus metas y en escribir notas, en cubrir la región y, particularmente Israel, distintas historias de Israel.”
Ahora, años después, la misión que Soibel se ha fijado está lejos de concluir. “Nosotros, ahora, afuera de Israel, en el exterior, leemos las noticias, vemos las noticias y nos ponemos muy tristes, a veces, y muy enojados, porque las noticias que nosotros leemos no son variadas, y como cualquiera que viaja a Israel y luego vuelve y lee las noticias sabe que eso no es Israel.”
Se refiere a la cobertura sesgada que, por un lado, realizan los medios “serios”: periódicos, canales de televisión, portales de noticias y revistas y, por el otro, a la información falsa que circula abiertamente en plataformas como Twitter, Facebook, Instagram y YouTube, y que hace ver al conflicto Israel-palestino como un asunto de buenos y malos, donde Israel suele aparecer como el villano.
Fuente Latina pretende equilibrar la balanza al proveer a los periodistas de herramientas de información más veraces para, al menos, acercarlos a la otra visión del conflicto. “El objetivo de Fuente Latina no solo es empoderar a esos periodistas y ayudarlos a hacer su trabajo, sino también ayudar a comunicar de forma no oficial, voces de Israel, que pueden realmente emitir la verdad y la realidad de ese increíble país.”
Una vida dedicada a la información
“Siempre quise ser una periodista. Era una excelente investigadora y me casé con un periodista, pero trabajar como periodista no siempre me funcionó. Y para ser un buen periodista, incluso una investigadora, tienes que investigar y mirar todos los diferentes lados de la historia.”
Así explica Soibel los motivos que la llevaron a estudiar árabe en El Cairo. “Y cuando estás estudiando Israel y el Medio Oriente, en mi opinión, no es suficiente solo hablar hebreo y entender el lado de Israel y los judíos. También tenemos que entender los temas que trata la región, y la gran mayoría de la región es árabe.”
Para esta activista, con experiencia en temas de seguridad, tanto por su formación académica como por sus actividades en Israel, el equilibrio y la objetividad son aspiraciones que todo comunicador debe tener, independientemente de si pertenece a un bando o no. Por eso, tras estudiar árabe en Estados Unidos por dos años, y al ver que solo sabía preguntar por la ubicación del baño, Soibel decidió tomarse más en serio su formación en ese sentido.
Saber del otro
Todavía muy joven, le pidió autorización a su padre para viajar a El Cairo, con la intención de saber más sobre la cultura árabe. De todos los países de la región, Egipto parecía una opción segura para una estudiante judía estadounidense, así que su padre consintió.
“Me quedé enamorada de El Cairo. Y realmente aprendí cómo hablar árabe. Era un curso de árabe (de) 30 horas semanales. Fue una experiencia única de mi vida y me abrió mucho los ojos de que nosotros, judíos, tenemos mucho para aprender, y también los árabes que conocí en la universidad, que sabían que yo era judía, también entendieron que tienen mucho, mucho que aprender de los judíos y también de los israelíes.”
Información: un asunto de seguridad
En una aproximación superficial, podría parecer que la seguridad de un pueblo y la calidad de la información que se emite sobre un conflicto o una región, son asuntos separados. Pero la visión de Soibel deja en claro que eso está muy lejos de ser así.
“Nosotros, que trabajamos en este campo, sabemos muy bien la amenaza de emitir una falsa noticia o una falsa imagen. Y los consumidores de noticias no se dan cuenta que la percepción de un país o una comunidad puede tener un impacto grave en la seguridad de una persona, comunidad o país. Y nuestro trabajo no solo es noticias: es, en mi opinión, seguridad nacional, e internacional, porque nos estamos asegurando de que la imagen que se lleva gente que desconoce a los judíos o a Israel, es una imagen verídica, es una imagen real.”
Y no lo que suele publicarse, que es una imagen “que impulsa a algunos extremistas a actuar en forma violenta en contra de Israel y los judíos.” Para que su trabajo tenga éxito, Fuente Latina debe construir relaciones con periodistas que quieran escuchar los dos lados de la historia. “Muchos de los periodistas con los que trabajamos (…) quieren conocer a Israel. Quizá no están de acuerdo con todo pero están abiertos a aprender y conocer a Israel.”
Ojos de periodista
Parte de su trabajo consiste en llevar periodistas de habla hispana a Israel, para que sean testigos de la realidad y no solo reproduzcan el discurso más popular entre la prensa internacional. Soibel confía en que “un buen periodista quiere ver la situación con sus propios ojos y no depender de alguien para contar la historia.”
Pero también “hay periodistas que no quieren escuchar y están totalmente en contra, y sabemos que esos periodistas son periodistas con quienes no podemos trabajar. Porque no son objetivos y si no son objetivos, no son realmente periodistas profesionales.”
Hoy en día, además de periodistas y medios tradicionales con una agenda ideológica adversa, Israel y Fuente Latina se enfrentan a una nueva generación de comunicadores: “influencers, story tellers, que son mucho más escépticos de Israel y están todo el tiempo consumiendo contenido en redes sociales donde estamos viendo un aumento terrible de fake news, y ahí es donde me preocupo. Me preocupo en cómo comunicamos nuestro mensaje.”
Para contrarrestar la tendencia, “vamos a tener que adoptar diferentes estrategias y diferentes mensajes para poder iniciar conversaciones con ellos, así realmente entienden la situación de Israel.”
Una población estratégica
En 2030, los hispanos van a constituir más de 30% de la población de Estados Unidos, apunta Soibel, solo como un dato para señalar la importancia política y social de este grupo. “Ellos van a decidir, en el futuro, la relación entre Israel y Estados Unidos“, afirma y agrega que esta población no entiende el contexto de la amistad histórica entre ambos países. De hecho, “muchos de ellos no saben que existe” Israel.
Además, muchos políticos jóvenes, dice, no son amigos de Israel. Cita el caso de Alexandria Ocasio-Cortez, congresista de Nueva York, “que está apoyando a BDS abiertamente, y ella es una estrella amada por miles de jóvenes latinos en Estados Unidos.”
Los hispanos, reitera, “son el futuro de esa relación entre Israel y Estados Unidos”, por lo que este tipo de liderazgos adversos al país asiático pueden resultar clave para los israelíes y para los judíos de todo el mundo. Según Soibel, Israel está consciente de la importancia estratégica de esta comunidad y hace tiempo que invierte en mecanismos de comunicación para apuntalar su relación con la comunidad hispana.
Sin embargo, asegura que la comunicación se complica porque los hispanos son, en realidad, muchos grupos diferentes. “No es lo mismo un latino de California que un latino de Miami”, dice. Tampoco es lo mismo un chileno que un guatemalteco o un argentino o un mexicano. Se trata de una comunidad diversa, con distintas posiciones políticas y que vive diferentes circunstancias.
Así, también los mensajes y las historias provenientes de Israel, aquellas que difieren de la agenda noticiosa predominante, deben diversificarse. “Los medios en Miami cubre distintas historias que los medios en Los Ángeles. Y si no cambiamos esas historias y esos mensajes, no vamos a llegar y comunicar nuestro mensaje” a estas comunidades.
“Comunicar, comunicar, comunicar”
Según Soibel, cada país de América Latina tiene circunstancias distintas y son las comunidades judías de esos países las que suelen entablar vínculos y alianzas para mejorar sus relaciones con las otras comunidades de esos países. Además, el crecimiento del cristianismo evangélico en la región ayuda. En Estados Unidos, dice, los hispanos no tienen una opinión tan negativa de los judíos y de Israel, aunque el reto mayor sigue siendo cómo comunicarse con esa población.
“Si no comunicamos afuera de nuestra burbuja, si no empezamos a hablar con nuestros amigos no judíos, con nuestros colegas, a través de los medios, algo tendremos que hablar (…). Porque el otro lado ya lo han hecho y están encontrando muchas amistades.”
Los judíos son percibidos, dice, como “élites, como un grupo aparte, como segregados. Y eso no nos va a ayudar” a combatir el antisemitismo. Por eso, Fuente Latina sigue una estrategia: “comunicar, comunicar, comunicar”. Busca entablar relaciones con organizaciones y periodistas no judíos que sienten “una fascinación por Israel” y por el mundo judío.
Soibel está consciente de que la lucha contra el antisemitismo es de largo aliento, pero piensa que cada contacto, cada pequeña acción contribuye, y se siente optimista respecto al futuro.
Los medios antagónicos
Parte del trabajo de Soibel consiste en combatir la desinformación. Dice que son muchos los medios que la difunden y que “la mitad de mi día es monitorear esos medios para ver (contra) qué voy a tener que pelear mañana en los medios generales. Es un grave problema porque, en particular durante la pandemia, cuando los periodistas tenían que empezar a producir y a reportar noticias desde casa (…) había un hueco enorme de información.”
Ese hueco abrió la puerta a medios que publican fake news para invadir las redes sociales con información falsa, dice. “En español, tanto como en inglés, hemos visto un crecimiento enorme” de estas plataformas que se mimetizan con medios serios. “Justo hoy estaba viendo uno que se llama TLV1. Pero hay un medio en Israel que se llama Tel Aviv 1. Pero este medio estaba acusando a diferentes políticos por ser sionistas (…) y preguntando: ‘los judíos ¿siempre son las víctimas? Pero si fueron echados de 80 países, tenemos que preguntarnos por qué’.”
Pero el problema, dice, va más allá de los sitios de fake news. Algunos medios supuestamente acreditados producen información falsa que, dice, muchos periodistas bienintencionados, por falta de tiempo y de recursos, retoman para hacer sus notas.
A lo largo de ocho años, Fuente Latina ha llevado a más de 300 periodistas a conocer Israel. Parte del trabajo consiste en acercarlos a información de su interés periodístico; otra parte es mostrarles que “Israel no es un estado de Apartheid.” El viaje de prensa incluye trayectos en helicóptero para que los periodistas vean los territorios desde una perspectiva distinta. “Cuando lo ves en un mapa de papel no es tan fácil entenderlo, pero una vez que vas en el aire”, puedes constatar que, si bien hay una “cerca de seguridad”, la segregación es una ficción.
‘No puedo creer que toda mi vida me han mentido’
Otra parte de la estrategia es poner en contacto a los reporteros con migrantes hispanos que viven en Israel, para que sean estos y no los guías profesionales quienes les hablen de su experiencia. “Conocen a médicos mexicanos salvando vidas de sirios que fueron heridos en la guerra civil; visitan start-ups donde ingenieros y otros creadores son latinos de diferentes países… Para ellos, es algo que les habla no solo a su mente como profesionales sino a su corazón.”
Esos viajes en helicóptero permiten a los periodistas constatar el diminuto tamaño de Israel, ver los kibutzim desde el aire, la ciudad vieja de Jerusalén y, claro, la valla de seguridad que divide aldeas judías de asentamientos árabes, por donde antes de la existencia del “muro”, muchos terroristas entraron al territorio israelí para colocar bombas y realizar atentados mortales.
“Una vez llegamos a la frontera con un periodista y a mí me pareció que estaba enfermo. Quizás porque a veces, cuando viajas en helicóptero pasa (…), y me acerqué para ver si estaba bien: él estaba llorando. Y le pregunté ‘¿qué pasa? Todo bien?’. Y él me dijo: ‘no puedo creer que toda mi vida me han mentido‘.”
Ahora, con la pandemia, esos viajes son imposibles, al menos por el momento. Por eso, dice Soibel, “tenemos que traer Israel a nuestros países, a nuestras comunidades, a nuestras redes sociales y a nuestras noticias. Y esas imágenes, esas historias y todo eso es lo que nosotros estamos tratando de hacer todos los días en Fuente Latina.”
Dos guerras
Durante su trayectoria, Soibel y Fuente Latina han hecho más que relaciones públicas con la prensa. Porque al ser Israel un territorio en conflicto, muchos periodistas han viajado para cubrir eventos históricos como la guerra con El Líbano de 2006 o la operación Plomo Fundido, en 2008-2009.
Se trata, dice, de un trabajo de 24 horas al día, que se extiende hasta por más de un mes, durante el cual, la activista lleva a los periodistas de guerra a las zonas de conflicto, donde pueden atestiguar la “lluvia de cohetes y misiles” proveniente del otro lado de la frontera.
Se trata de reporteros enviados por sus medios pero que no hablan hebreo ni árabe, que no conocen el territorio y que “están perdidos”, por lo que Soibel y su equipo deben darles información “en tiempo real” sobre lo que está ocurriendo en el campo de batalla.
“Tenemos que mirar atrás para entender la historia que está pasando actualmente”, dice, y lamenta la corta memoria histórica del mundo y de los medios, que hablan del conflicto como si recién estuviera ocurriendo hoy en día, sin ser conscientes de que, hace apenas pocos años, hasta un millón de israelíes vivían en zonas amenazadas por esa “lluvia de cohetes” lanzada por las organizaciones terroristas palestinas o libanesas.
Mientras la guerra de fuego se libra en las fronteras, la guerra informativa se extiende a todo el mundo, y Fuente Latina debe intentar contrarrestar el poder de las organizaciones palestinas o propalestinas que adoctrinan a los periodistas extranjeros y que les muestran solo una versión de los hechos.
Según Soibel, muchos periodistas no quieren conocer la versión israelí del conflicto, y se quedan exclusivamente con la de los enemigos de Israel. Otros son más objetivos, dice, y quieren conocer las dos versiones de la historia, y Fuente Latina les facilita el acceso. Sobre los primeros, la activista asegura que “tienen mucho poder y tienen muchos recursos detrás. Y no podemos cancelarlos pero sí podemos cambiar la narrativa y la forma en que los medios cubren las noticias.”
Se trata de una labor titánica pero la energía y la determinación de Leah Soibel parecen estar a la altura del reto. Ella y su equipo libran una lucha desigual por convencer al mundo de que ese diminuto país de Medio Oriente, es más complejo y menos perverso de lo que parece.
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