Enlace Judío México e Israel – Muchas son las razones por las cuales se habla y escribe sobre tragedias ocurridas. Hay quienes buscan curar heridas, perdonar u obtener un aprendizaje a través de la experiencia humana y quienes simplemente quieren dar testimonio de lo ocurrido. Al hablar del Holocausto, Hannah Arendt quería mostrarle al mundo los daños que el pensamiento totalitario causan al hombre; Victor Frankl ofrecer una cura a quienes han vivido experiencias traumáticas en su vida; mientras que Otto Frank simplemente quería que la memoria de sus seres queridos fuera recordada.
ARANZA GLEASON
De una forma u otra buscaban preservar la memoria de lo ocurrido en la historia. Cada uno contribuyó a que el Holocausto fuera estudiado y conocido mundialmente. Sin embargo, no estuvieron solos, el que hoy en día existan más de 200 memoriales y museos, en alrededor de 52 países del mundo fue el trabajo conjunto de decenas de miles personas que vieron la importancia y gravedad de la situación y decidieron abrir un espacio a dialogar; de historiadores, psicólogos y sobrevivientes que tuvieron la valentía de romper el silencio, enfrentar el pasado y abrir el dialogo que era necesario.
Hoy hablar del Holocausto sigue siendo un reto pues con cada año que pasa más lejos estamos de la época que ocurrió, varios sobrevivientes ya no se encuentran entre nosotros y el riesgo de perder la memoria de su vida se incrementa. Por eso a lo largo de los años se han creado lugares y momentos dedicados al recuerdo de la memoria y la difusión del estudio del Holocausto. Yom Hashoa es uno de ellos, es el día en que se conmemora el Holocausto en Israel. Ocurre todos los años el 27 de nisán, que en el 2021 corresponde al 8 de abril (empezando desde el anochecer del 7). En Israel se frena toda actividad laboral, sólo se trasmiten programas referentes al Holocausto en la televisión y el radio, se colocan las banderas a media asta y se realizan actividades de difusión y educación del Holocausto; es común que varios sobrevivientes ofrezcan pláticas sobre sus experiencias o se hagan ceremonias de recuerdo.
En conmemoración a este día queremos recalcar la importancia que tiene el recuerdo del Holocausto, el peligro que se acerca a perder dicha memoria y las formas que a lo largo de las décadas se generaron para preservarla. Queremos hablar sobre la historia de estrategias e instituciones que por más de 60 años han ayudado a que el recuerdo del Holocausto no muera y entender como hoy aun pueden ayudarnos a crear en nosotros una historia de primera mano, a encontrar respuestas y a preservar el recuerdo en el futuro. La historia que da explicaciones al presente necesariamente vive en el futuro. Esperamos les guste.
Testimonios
Los testimonios de personas que vivieron el Holocausto es la fuente histórica más cercana que tenemos a lo ocurrido. A través de ellos conocemos no sólo los hechos que ocurrieron sino el significado de los mismos en la historia. Sólo los sobrevivientes nos pueden decir los sentimientos que tuvieron, las razones por las cuales ciertas situaciones fueron permitidas y por qué su historia de agrega a la humanidad. Es a través de los testimonios que obtenemos los detalles y las implicaciones tan duras de este evento histórico. Son el corazón de la memoria del Holocausto.
El silencio
Hoy en día aún tenemos la fortuna de poder conocer personas que vivieron el Holocausto y pueden hablarnos de sus familias, del sentimiento de persecución y de la importancia del recuerdo. También tenemos cientos de miles de videos de entrevistas y escritos que los sobrevivientes nos dejaron. Estos documentos se encuentran en memoriales, museos, documentales y libros y hoy se puede acceder fácilmente a ellos desde páginas de internet o instituciones que las preservan físicamente. Son los documentos que en un futuro en cincuenta incluso ochenta años mantendrán viva la memoria del Holocausto y sus enseñanzas al hombre, por eso su valor es inigualable.
Esos testimonios se fueron dando en el tiempo lentamente conforme la gente fue abriéndose a contar sus experiencias. Cuando recién se liberaron los campos de concentración la historia de lo ocurrido no fue ampliamente difundida por el mundo. Los soldados que entraron a los campos pudieron percibir las atrocidades que estaban sucediendo, sin embargo, las imágenes no fueron ampliamente difundidas y hubo una resistencia muy fuerte de parte del público general a ver y escuchar lo que estaba sucediendo. Los judíos migrantes llegaban a sociedades nuevas que no sabían nada de lo que habían vivido.
Por lo mismo muchos no querían hablar de lo que habían vivido. Por un lado querían empezar una vida nueva querían dejar el pasado atrás, tenían que superar la desnutrición, las enfermedades, adaptarse a una sociedad ajena a la cual llegaron sin familia ni pertenencias algunas, sus casas habían sido derribadas y sus pueblos exterminados y muchos de ellos también sentían una vergüenza enorme por lo que habían vivido. Por el otro, las historias eran tan atroces que la gente no creía lo que había sucedido. La gente no quería confrontarse con algo tan crudo y los sobrevivientes tenían miedo a ser vistos como locos, o perdieron el incentivo de hablar cuando la gente no les creía.
Sin embargo, hubo ciertos eventos que tuvieron impacto mundial y que fueron haciendo que lentamente el Holocausto fuera conocido y escuchado mundialmente. El primero fue los Juicios de Núremberg (empezaron en noviembre 1945 y concluyeron en octubre de 1946) en donde 22 oficiales nazis fueron juzgados por crímenes contra la humanidad. La cobertura que tuvo hizo que el Holocausto fuera más conocido en la esfera pública y requirió que sobrevivientes acusaran a su perpetradores. Lo cual abrió un espacio aunque limitado a los testimonios que fueron documentados. Más adelante se realizarían juicios en distintos países que seguirían ayudando a que la historia del Holocausto fuera conocida y los sobrevivientes pudieran tener una restitución mínima a través de enjuiciar a sus perpetradores. Entre los más conocidos fueron el de Eichman en Jerusalén (1960), que tuvo gran cobertura mundial, los de Auschwitz (1963 – 1976) y los de Francia: Klaus Barbie (1987) y Maurice Papon (1996 – 1998).
A la par que el mundo se fue abriendo a esos procesos los sobrevivientes también vieron la necesidad de trasmitir sus enseñanzas por el bien de la humanidad, la propia sanación y las generaciones futuras. Los testimonios en los juicios eran fríos y se dirigían únicamente a los hechos y las acusaciones, no permitía en si mismo la expresión de emociones y aprendizajes. Tanto los sobrevivientes como sus hijos se dieron cuenta de la importancia de su experiencia y empezaron a surgir grupos de apoyo donde podían hablar de sus experiencias o clínicas de ayuda psicológica donde podían tratarse. A la par que se abrieron museos, memoriales y centros. Sus testimonios fueron registrados y difundidos en películas y documentales creando así la cultura de respeto que tenemos hoy en día. Hasta la fecha es una labor que continua y que cada vez se arroja más a la enseñanza y educación de las generaciones futuras y la preservación de la memoria en tiempos futuros. Son en gran medida un legado muy vasto que tenemos y es importante conservar.
Memoriales
Otra institución sumamente importante que tenemos hoy son los memoriales y museos sobre el Holocausto que existen alrededor del mundo. Éstos nos sólo educan y difunden información sobre el Holocausto, sino que también siguen siendo básicos para la preservación de testimonios, objetos y documentos históricos. Muchos de ellos incluso como el Yad Vashem, ayudan a descendientes a encontrar la historia de sus antepasados y generan redes de información que se alimentan de historias familiares. En ellos se encuentran gran número de las investigaciones que se llevan a cabo.
Obras filosóficas y obras de ficción
Otra de las formas en que la gente supo por primera vez del Holocausto fue a través de las obras de ficción y obras filosóficas que surgieron alrededor del tema. El Holocausto se volvió un motivo de las películas del Holywood y obras como El tren de la vida, La lista de Schinlder y El pianista rompieron récords taquilleros. Aunque no nos dan una representación fiel y precisa como lo sería un documental o una narración histórica, nos ayuda a entender desde nuestro entorno el dolor del Holocausto y nos lleva a sentir las emociones y el dolor que una situación como esa puede llevar a una persona. Es decir, trae la historia a nuestra vida de forma directa y por eso es básica su producción. Porque hacen que la memoria se mantenga viva en nuestro presente, a través de la empatía obligan al espectador a personalizar una historia que en principio le es ajena y desconocida, le ayudan a entender otra realidad a la cual no necesariamente esta abierto a asomarse.
Además a través de personajes que no necesariamente existieron o que actúan de formas poco comunes para el momento el autor de la obra puede trasmitir su propia enseñanza moral sobre el evento histórico y prepararnos mentalmente para actuar distinto en eventos similares. También con el uso de la ironía y la comedia puede mostrarnos una cara poco vista y señalar errores presentes de la sociedad en que vivimos, como es el caso de Jojo Rabbit. Todo ello hace que el Holocausto se mantenga presente en la vida de la gente y no se convierta en un capítulo cerrado de la historia. Finalmente esa es la batalla que nos enfrentaremos en algunos años, hacer que el Holocausto no se convierta en un lugar común y pierda la particularidad de la experiencia histórica que trasmite. La filosofía, la historia y el arte serán nuestras mejores herramientas para lograrlo.
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