Enlace Judío México e Israel – “He aquí que he puesto delante de ti la vida y la muerte. Escoge la vida”
La vida del pueblo judío está normada por leyes que abarcan todas las actividades humanas. Desde el comercio hasta las relaciones familiares, la alimentación, las relaciones familiares y hasta como despertarse, levantarse de la cama y ponerse los zapatos. Todas fueron dictadas por Dios a Moisés y se encuentran en la Torá Escrita y en la Torá Hablada, además de haber sido ampliadas y explicadas por los sabios en textos posteriores, como el Talmud, el Shuljan Aruj, Pirke Avot y otros.
Entre todas esas normas, por supuesto que no pueden faltar las relativas a la vida sexual.
En la religión judía, el sexo es un elemento natural y fundamental de la vida humana. Es el primer mandamiento positivo que aparece en la Torá. “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla… “. “Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté sólo; haré ayuda idónea para él”. “Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne”.
El judaísmo consagra la legitimidad de la vida sexual en la pareja. El que no tiene descendencia comete un pecado similar a delitos considerados importantes.
Es deber de todo hombre judío tomar a una mujer por esposa. Este precepto es obligatorio a partir de que cumpla 18 años y no debe de exceder los 20. Únicamente cuando esté profundamente comprometido con el estudio de la Toráh y tema que el matrimonio interfiera con este, puede posponer el matrimonio, a condición de que no tenga pensamientos lujuriosos.
El matrimonio judío se formaliza mediante la “Ketuva”, el acta matrimonial. La palabra Ketuva significa en hebreo escrito y eso es lo que es en realidad, una escritura, un contrato en que se establecen los derechos y las obligaciones de los contrayentes. Ahí se establece que el marido debe proveer sustento, cubrir las necesidades y dar satisfacción sexual a la mujer.
El sexo prematrimonial no está explícitamente prohibido, pero tampoco es recomendado.
Los novios deben dejar de verse una semana antes de la boda. Esto, con el fin de que se concentren en el compromiso que van a adquirir, con ellos mismo, con la pareja y con Dios y también, para aumentar la tensión pasional para la noche de bodas. También se acostumbra que los novios ayunen el día de su boda, como penitencia por sus pecados previos.
La parte esencial de la boda es la que sigue al ritual de la consagración y la firma de la Ketuva. La pareja es llevada a un cuarto privado donde comen a solas. Se debe observar escrupulosamente que nadie entre a ese cuarto, para garantizar privacía y de esta manera se consuma el ritual que valida el matrimonio
Como es común que, con las primeras relaciones sexuales, la mujer sangre por la ruptura del himen, después de la primera noche los novios deben de abstenerse de tener relaciones por siete días. Durante este período llamado las Shiva Berajot, “Las siete bendiciones”, algunas comunidades acostumbran a hacer una cena cada noche para distraer y acompañar a los recién casados, haciéndoles más llevadero este tiempo, al final del cual, la esposa se sumerge en la mikveh y queda purificada para continuar con su vida marital.
La doctrina rabínica establece la frecuencia de las relaciones sexuales conforme a la actividad profesional del varón y fija un periodo de abstinencia no superior a dos semanas.
En su versión original esta regla dice:
“Un hombre de constitución fuerte, que goce de los placeres de la vida, que tenga ingresos en su casa sobre los que no pague impuestos debe cumplir su deber marital cada noche. Quienes trabajen en la ciudad en la que residen lo deben cumplir dos veces a la semana, pero si están empleados en otra población, solo una vez semanalmente. Los mercaderes que viajan a poblados con sus mulas a comprar grano para venderlo en la ciudad y otros como ellos deben realizar su deber marital una vez por semana. Aquellos que transportan carga en camellos de lugares distantes deben atender su deber marital una vez cada treinta días”.
La hora adecuada para hacerlo para los hombres letrados es la tarde de Shabat.
El hombre debe cumplir su deber marital aún cuando la mujer esté embarazada o lactando. El hombre no debe privar a la mujer de sus derechos conyugales a menos que ella esté de acuerdo y cuando ya se haya cumplido la obligación de la propagación (esto es, cuando ya se hayan procreado por lo menos un hijo y una hija saludables) Si él la priva para afligirla viola el mandamiento divino: “Y los derechos conyugales de ella no deben ser disminuidos” Éxodo 21:10
Es deber de todo esposo visitar a su mujer la noche en que haya realizado el ritual de la inmersión, así como la noche previa en que vaya a salir de viaje a menos que vaya en una misión sagrada.
Cuando el hombre vea que su mujer se arregla para agradarle, debe visitarla, aunque no sea el momento debido, ya que de esa unión resultará un niño valioso.
Al tener relación sexual, el hombre debe hacerlo con la intención de cumplir con el precepto del Creador. También es adecuado mejorar el embrión. En Niddah 31ª dice “Los primeros tres meses del embarazo, el sexo es pesado para la mujer y pesado para la criatura; los tres meses siguientes es pesado para la mujer y bueno para la criatura y durante los tres últimos meses, es bueno para la mujer y bueno para el niño (o niña) ya que esto hará que nazca limpio y ágil”.
El Talmud establece que el marido debe atender las necesidades sexuales de su mujer especialmente antes de iniciar un viaje, en las vísperas de la menstruación y la noche de la inmersión en el baño ritual o mikveh. La importancia del deseo femenino es reconocida incluso durante el embarazo, cuando no hay posibilidad de concepción.
La pareja no puede tener relaciones sexuales todo el tiempo. Hay un período que generalmente es de 12 días en los que tienen que abstenerse. Esto está relacionado con la menstruación.
Levítico 15:19-24 explica que se considera que la mujer está en un estado de impureza durante los días de la menstruación. La Torá exige la abstinencia sexual siete días desde que se inicia el sangrado.
Por esto, la boda debe ser programada tomando en cuenta el período de menstruación, para tratar de evitar que ocurra en el tiempo en que ella es impura y no pueda tener relación sexual.
Los rabinos talmúdicos consideran, que los siete días de abstinencia deben contarse a partir de la desaparición de la menstruación sumando de esta forma doce días de abstinencia. La práctica usual entre los judíos ortodoxos es que al terminar la abstinencia la mujer debe sumergirse en un baño o mikveh antes de reanudar relaciones con su esposo. De acuerdo con esta regla talmúdica, el encanto del matrimonio aumenta con este periodo de abstinencia y es como si cada mes tuvieran una nueva luna de miel por el deseo acumulado durante la abstinencia ya que esa limitación hace a la mujer más deseable a los ojos de su marido.
Una vez transcurrido el séptimo día, si ha desaparecido el flujo vaginal, realizará un baño purificador de inmersión y lavará sus ropas. Sólo entonces ya es considerada apta para la vida marital. Se instauran los días impuros premenstruales y se anima a la mujer a que realice una exploración de sus órganos reproductores antes de iniciar una relación sexual para que no sobrevenga incidentalmente una pérdida de sangre inesperada.
Si después de esos siete días, la mujer observa alguna mancha de sangre en su ropa interior, debe llevarla al rabino para que la examine y diga si debe seguir absteniéndose o ya puede regresar con su esposo.
No está permitido tener sexo con luz, a menos que se instale una división de por lo menos un metro de alto frente a la fuente luminosa. También está prohibido hacerlo durante el día, a menos que el cuarto se oscurezca, así como tampoco se debe hacer cuando la luz de la luna caiga directamente sobre la pareja.
No esta permitido tener relaciones en presencia de una persona que esté despierta, pero si puede hacerse en presencia de un niño que no pueda hablar.
No se puede tener sexo en un cuarto donde haya un Sefer Torá.
De ser posible, el hombre debe evitar tener sexo al principio o al final de la noche. De preferencia debe ser a la mitad y no debe tocarse el miembro sin antes haberle lavado las manos ritualmente.
El hombre no debe tener sexo con su mujer si esta no desea, ya que está prohibido forzarla.
El sexo no debe utilizarse como medio para reconciliarse. Si están enojados, primero deben reconciliarse y decirse palabras dulces antes de hacerlo.
El hombre no puede tener relaciones con su mujer cuando ella esté dormida o intoxicada.
No se debe tener sexo cuando esté uno hambriento o saciado sino cuando la comida haya sido digerida. No se puede tener sexo en posición de sentado ni parado.
Todos esos preceptos tienen su origen en tiempos bíblicos y se han ido adaptando a los cambios que ha tenido la humanidad con el paso de los siglos.
También tienen variantes particulares de acuerdo con cada comunidad y a la manera en que sus sabios interpretaron las escrituras.
Pero, es innegable que la Biblia es el primer y más completo manual sexual.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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