Enlace Judío – Seis velas encendidas en honor a héroes judíos que salvaron a miles de sus hermanos de las garras de los nazis fueron el foco del evento intercomunitario de Yom Hashoá 2021, organizado por la Comunidad Sefaradí y el Centro de Estudios Multisensorial.
Con Manuel Politi como maestro de ceremonias y la Comunidad Sefaradí como sede, se realizó anoche el Evento Intercomunitario de Yom Hashoá, día de recordación de las víctimas del Holocausto, donde líderes comunitarios ofrecieron discursos, encendieron velas y recordaron las valientes actuaciones de judíos que, arriesgando (y a menudo perdiendo) sus vidas, salvaron a miles de otros judíos durante el Holocausto.
Marcos Shabot, presidente del Comité Central de la Comunidad Judía de México, ofreció un primer discurso, en el que dijo que “Yom Hashoá es un día para recordar que todos somos sobrevivientes de la Shoá. Es la fecha que honramos la memoria de seis millones de judíos asesinados por los nazis durante el Holocausto. Recordamos a millones de individuos, hombres, mujeres y niños que perdieron sus vidas durante un periodo de inhumanidad incomparable. Reafirmamos nuestra responsabilidad de preservar su memoria para que sus experiencias no sean olvidadas nunca.”
Pero no solo se trata de un día para recordar a las víctimas. “También honramos a quienes sobrevivieron el Holocausto. Su historia nos recuerda nuestro deber de luchar en contra del creciente antisemitismo, la discriminación y el odio que amenazan los valores de la pluralidad, diversidad, libertad de expresión y religión.”
El líder de la comunidad recordó que “nuestro pueblo ha sido siempre un pueblo de memoria, fe y determinación. No olvidar es esencial pero no es suficiente: es necesario enseñar, reflexionar y trabajar con la conciencia social y la responsabilidad civil. Aprender a convivir y vivir en congruencia, para legar un mundo en el que podamos vivir sin miedo, sin prejuicios y sin odio.”
Finalmente, Shabot dijo que “la Shoá resuena en nuestros corazones mientras nuestras acciones generen acciones para un mundo mejor.”
Por su parte Judy Stern, directora del Centro de Estudios Multisensorial, dijo que “en nuestra memoria colectiva está el deber de la continuidad, de no dejar de contar a nuestros hijos y nietos, transmitirle a todo el mundo lo que hace apenas unas décadas nos sucedió solo por ser judíos.”
Agregó que “numerosas manifestaciones se han logrado para este propósito. Muchas han sido académicas y, otras, a través del arte, la literatura, la música y, por supuesto, del cine.” Así, dio pie para presentar “con gran orgullo a Erik Hirschhorn, un joven mexicano que expresa precisamente ese compromiso de la memoria y la transmisión a través del cine.”
Así se presentó el cortometraje Standpoint, que narra la historia de una bailarina judía que trata de huir de los nazis para cumplir su sueño y llegar a Nueva York. Tras la presentación del corto, el joven cineasta respondió algunas preguntas y se dijo honrado por la invitación a este evento conmemorativo.
Los héroes que recordamos
El momento más emotivo de la noche se vivió cuando el autor Mario Sinay, cuyo libro Rescatar a los rescatadores da cuenta de los héroes judíos que salvaron miles de vidas durante el Holocausto, apareció en pantalla para hablar sobre el producto de sus investigaciones.
“Solidaridad, caridad y ayuda mutua eran principios éticos que estaban anclados en la moda de vida tradicional milenaria de las comunidades judías en Europa y en el norte de África. Ninguna comunidad judía existente, aun en las peores circunstancias impuestas por la guerra, podían renunciar a la solidaridad social”, dijo.
Agregó que “junto a los millones de víctimas de la Shoá, hay muchas historias desconocidas y heroicas de judíos que, aun siendo conscientes del peligro, arriesgaron sus vidas, e incluso la pagaron con ellas, para salvar a sus hermanos judíos.”
Entre estos héroes se encontraron los que “renunciaron a la oportunidad de escapar de Europa y se quedaron para intentar salvar a sus hermanos.” El autor añadió que “gracias a la audacia y determinación de estos judíos, decenas de miles se salvaron.
“Se estima que hubo al menos cinco mil rescatadores que salvaron entre 100 mil a 200 mil judíos. Es poco probable que se confirme el número de rescatistas. Muchos perecieron durante esta liberación y se convirtieron ellos mismos en víctimas de la guerra.”
Las identidades de estos héroes y las historias que podrían contarnos se mantienen, muchas veces, en la oscuridad. Así lo explicó Sinay:
“Muchos de ellos tendían a mantener sus acciones en secreto incluso después de la guerra, o no consideraron a sus hechos como algo digno de apreciación, y tampoco los sobrevivientes hablaron sobre sus rescatadores. Los actos de rescate de judíos por judíos durante los años del Holocausto, son una expresión simbólica de la lucha entre el bien y el mal. Una elección moral. Un ejemplo y una manifestación de sacrificio y heroísmo.”
Todo Israel (el pueblo judío) es responsable el uno por el otro, y quien salva un alma salva al mundo entero, dijo Sinay, aludiendo al subtítulo del evento. Luego dio cuenta de la intervención de la comunidad Judía de Tánger, que salvó la vida de 1,500 judíos húngaros durante el Holocausto.
En su honor, Mauricio Kersenobich, presidente de la Comunidad Ashkenazí, encendió una vela, la primera de seis que la noche de ayer iluminarían la memoria de lo más grande el alma humana, encarnado en quienes hicieron posible que muchos condenados tuvieran la oportunidad de seguir viviendo.
Alternadamente, Sinay fue contando estas seis historias de valentía y amor, mientras los diversos líderes comunitarios encendían las velas correspondientes.
“El más grande y glorioso capítulo exitoso de judíos rescatadores de judíos”, dijo Sinay, “fue la actividad de todos los movimientos juveniles en Hungría: Hashomer Hatzair, Habonim Dror, Hanoar Hatzioni, Bnei Hakiva, Makabi Hatzair y Beitar, agrupados todos en la organización Hejalutz de Budapest, quienes falsificaron documentos que salvaron miles de vidas judías. Se emitieron 2,000 certificados de refugio, 5,400 certificados de liberación de reclutamiento militar que incluían la fotografía, y 4,000 permisos de residencia patrocinados por el gobierno suizo”, entre otros documentos.
También los jóvenes judíos franceses ayudaron a salvar a miles de niños judíos, detenidos en campos de detención de aquel país. Y “los pasaban de contrabando hacia los países neutrales, Suiza y España.”
Eli Arbitman, presidente de la Comunidad Bet-El, encendió una vela en honor “a la vanguardia juvenil de Francia y Hungría, ejemplos de valor y pericia. Lograron la liberación y huida de más de mil judíos destinados al exterminio.”
Gizi Fleischmann, representante del Congreso Judío Mundial, “que ya tenía a su hija en Israel, y contaba con un certificado británico de migración, pudo haberse salvado pero decidió quedarse para salvar a sus hermanos y su comunidad”, narró Sinay.
“Fue la organizadora del plan de rescate de los judíos de Eslovaquia y Hungría, conocido bajo el nombre del Grupo de Trabajo y el Plan Europa. Cientos de niños fueron rescatados de las garras nazis, y cerca de 4,000 judíos eslovacos se salvaron de una muerte segura. El 17 de octubre de 1944, Fleischmann fue deportada en el último transporte a Auschwitz, donde fue asesinada al llegar.”
En su honor, Jacobo Romano, expresidente de la Comunidad Beth Israel, encendió una tercera vela, para dar paso a la historia del Rabino Shimon Pesach, “descendiente de una familia de rabinos sefardíes en Grecia, (que) dirigía a la comunidad judía de Volos.”
El 30 de septiembre de 1943, Rosh Hashaná, el rabino Pesach “fue llamado por el jefe del gobernador militar alemán, quien le exigió que le presentara, durante las siguientes 24 horas, una lista con todos los judíos de la ciudad. Por iniciativa del rabino, y con ayuda del arzobispo Joachim Alexopoulos, el alcalde y el comandante de la policía local, lograron pasar de contrabando en tres días a la mayoría de los judíos hacia las montañas.”
Gracias a su acción, recordó Sinay, “se salvaron 746 judíos de Volos, de los 882 que había en ese momento. 136 judíos permanecieron en la ciudad y fueron deportados a los campos de exterminio de Treblinka y Auschwitz, el 25 de marzo de 1944. Más tarde, el rabino Pesach estableció una unidad de partisanos que rescataron a soldados aliados y lucharon contra los alemanes.”
Sus acciones heroicas le valieron al rabino Pesach una condecoración otorgada por el rey de Crecia. “En 1946, el rabino Shimon Pesach fue elegido para ser el rabino principal de Grecia.”
Abdo Chacalo, presidente de la Comunidad Maguén David, encendió una vela en su honor.
Otra historia de empatía y solidaridad fue protagonizada por el músico Bronislav Huberman. Nacido Częstochowa, Polonia, en 1882, Huberman fue un violinista virtuoso que salvó la vida de decenas de músicos judíos europeos. Así contó su historia Sinay:
“Con la llegada del régimen nazi en 1933, los músicos judíos comenzaron a perder sus lugares en prominentes orquestas alemanas. Huberman puso en práctica sus planes para crear una orquesta filarmónica en el mandato británico de Palestina.”
Para ello, “el líder de la comunidad judía, y futuro primer ministro de Israel, David Ben-Gurion, acordó proporcionar certificados de residencia permanentes para 70 músicos judíos de Europa y sus familias, a ser elegidos por Huberman”, quien “luchó por convencer a los músicos de que estarían mejor en Palestina.”
“Finalmente, cerca de 80 músicos, con sus familiares, se unieron y llegaron a Palestina. Los esfuerzos de Bradislav Huberman, para fundar la Orquesta Filarmónica de Israel, entonces conocida como la Filarmónica de Palestina” rindieron sus frutos: más de 800 músicos judíos europeos obtuvieron refugio.
Entre los aliados de Huberman se contaba Arturo Toscanini, “el director de orquesta más importante del mundo en esa época, y un antifascista reconocido”, quien aceptó “conducir el concierto de apertura de la joven orquesta filarmónica. El primer concierto de la nueva Orquesta Sinfónica de Palestina tuvo lugar el 26 de diciembre de 1936. Toscanini eligió interpretar obras del compositor judío Felix Mendelssohn, cuya música fue prohibida en Alemania. Durante la Segunda Guerra Mundial, la orquesta actuó 140 veces ante los soldados aliados.”
En honor a Huberman, el señor Jacobo Cheja, presidente de la comunidad Monte Sinaí, encendió una vela más, antes de dar pie a la historia de otro héroe, el belga Youra Livchitz, quien realizó una gesta que no se había visto hasta entonces y que jamás se repitió. Así lo cuenta Sinay:
“El mismo día de Pesaj, el 19 de abril de 1943, cuando comienza la rebelión del Gueto de Varsovia, ocurre un evento insólito y único a lo largo de la historia de la Shoá. Es el ataque de los partisanos belgas al vigésimo convoy deportado a Auschwitz. Esa osada operación fue el único ataque llevado a cabo en toda Europa contra un tren que llevaba judíos deportados a los campos de exterminio. El ataque lo condujo un joven judío, Youra Livchitz, un combatiente judío de la resistencia belga.”
Según Sinay, “el tren llevaba 1631 judíos, incluyendo 262 niños menores de 16 años. En total, 236 judíos lograron escapar del vigésimo transporte. De ellos, 27 fueron asesinados por los guardias del tren, 87 fueron capturados y nuevamente deportados a Auschwitz. El 22 de abril de 1943, el vigésimo transporte belga, con solo 1395 judíos, llegó a Auschwitz. De ellos, solo 152 sobrevivieron al final de la guerra.”
El destino de Livchitz estaba marcado. “Fue arrestado por la Gestapo unas semanas más tarde, y trasladado a su sede de Bruselas, de donde logró escapar.” Sin embargo, “el 26 de julio de 1943, fue capturado de nuevo junto con su hermano y lo trasladaron al campo de Brendoonk, donde fue ejecutado, en febrero de 1944.”
Roberto Salomón, presidente del Consejo del Centro Deportivo Israelita, fue el encargado de encender una vela en honor a este héroe de la resistencia. La última de seis velas cuyo brillo enaltecería la memoria de los hombres y mujeres homenajeados en este evento de recordación.
Todos, en un mismo barco
Para concluir la noche, y antes de que los himnos nacionales de Israel y México se alternaran al cierre de la transmisión, el señor David Litchi, presidente de la Comunidad Sefaradí, y anfitrión del evento, dirigió un mensaje emotivo, en que señaló que “lo que pasó en la Shoá no se puede imaginar, pero debemos de encontrar una forma para que la gente sepa cuál fue su profunda e inhumana enormidad, con el fin de que nunca se repita un crimen así.”
Con una pequeña historia de inspiración, Litchi recordó que, si bien vivimos tiempos difíciles, el testimonio de los sobrevivientes debería de hacernos entrar en perspectiva.
“Mi suegra es sobreviviente del Holocausto. Hace dos meses, platicando con ella, me dijo que ha oído a mucha gente quejarse, que no puede salir de su casa, que están muy deprimidos y que se sienten muy solos. El 2020, para mi suegra y para muchos sobrevivientes, fue un año difícil, pero nada comparado con lo que se vivió en Polonia durante el Holocausto en 1940.”
La historia narrada es un ejemplo de lo que miles de familias judías tuvieron que pasar para sobrevivir al exterminio. “Ella me dijo: ‘hoy estamos encerrados en casa, con comida, con luz, con agua, con entretenimiento y tenemos baño. Allá, estuve encerrada en un agujero que medía menos que la mesa de mi comedor. Sin ventanas, sin luz, con frío, sin comida y sin baño. No teníamos camas: dormíamos casi parados. Lo peor era que no podíamos confiar en nadie y que poníamos en riesgo la vida de los que nos escondían, aunque nos cobraban un diamante por un pedazo de pan. Nosotros no perdimos a uno que otro amigo o a algún conocido: perdimos a todos los familiares que teníamos, a todas las personas que conocíamos, incluyendo a mi papá, que salió por un pedazo de pan y nunca regresó. Y fue en esas condiciones que sobrevivimos, y sobrevivimos por una razón, y eso es para contarle al mundo lo que pasó’.”
El líder de la Comunidad Sefaradí reconoció que “gracias a personas como Fleschmann, el Rabino Pesach, Huberman, Livchitz, la comunidad de Tánger y la vanguardia juvenil de Francia y Hungría, hubieron más personas que, como mi suegra, sobrevivieron para contar lo que pasó. Las seis velas que se encendieron en honor a estas personas, de igual manera nos hacen recordar a los seis millones de judíos que murieron durante la Shoá. Kol Yisrael Arevim Ze Baze: todo Israel somos responsables uno del otro”.
Añadió que “es importante que entendamos que todos estamos en el mismo barco y que dependemos unos de los otros. Que no hacer nada por la comunidad cuando vemos una injusticia es una decisión propia. Nosotros escogemos si actuamos o no, pero el no hacer nada te vuelve cómplice del agresor y parte del problema. Tenemos que actuar de acuerdo a nuestros valores y no de acuerdo a las masas. El ser correcto, honesto y empático hacia todos son valores que no tienen que ver con el grado de educación.”
Luego dio un mensaje de alerta, al señalar que “según el máximo representante de la ONU, en Europa, Estados Unidos y otros lugares de países educados, los supremacistas blancos están tomando fuerza. Están reclutando a través de fronteras, haciendo alarde de símbolos nazis y están usando las redes para promover su mensaje negacionista del Holocausto. Esto es un hecho lamentable porque en un mundo donde existe la posibilidad de un exterminio, no existe posibilidad de esperanza. Solo siendo parte de algo más grande, siendo parte de esta gran comunidad, donde no exista ‘ellos’ y ‘nosotros’, tendremos la esperanza de seguir creciendo y teniendo éxito.”
Para concluir, Litchi recordó que “estar unidos como comunidad en los momentos difíciles es lo que siempre nos ha sacado adelante. Hoy en día, a medida que disminuye el número de sobrevivientes, es crucial dar lugar a nuevas maneras de recordar y transmitir lo que pasó a las generaciones más jóvenes. Esa es la verdadera importancia de este evento. Porque si tenemos personas que dicen que sobrevivieron para que el mundo supiera lo que pasó, estos actos y su participación son lo que les da sentido a sus vidas.”
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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