¿Eres mexicano y piensas hacer Aliá? Expertos te dicen cómo evitar los errores más comunes

Enlace Judío – Migrar a Israel no es fácil. Las diferencias culturales y sistémicas del país pueden ser un problema para los mexicanos que quieren hacer Aliá. Conversamos con tres voluntarios de Habaita, organización altruista que busca ayudar a los mexicanos a dar ese gran salto, para que nos expliquen cuáles son los errores más comunes de los Olim y cómo evitarlos. 

Habaita es una organización no lucrativa formada por mexicanos en Israel y en México, que ayudan a los judíos mexicanos que quieran hacer Aliá. Les brinda asesoría en temas diversos, como educación, vivienda, empleo y servicio militar; les facilita la realización de trámites, les brinda redes de contactos y los acompaña en el proceso desde el inicio.

Tres de los voluntarios que trabajan en Habaita conversaron con Enlace Judío para abundar sobre temas como el servicio militar, los aspectos legales de la inmigración y la mejor manera de hacer negocios o invertir en la Start-Up Nation.

Uno de los temas que más preocupa a los Olim es el servicio militar, pues muchos temen que sus hijos deban combatir en el frente de batalla, en un país que vive permanentemente en estado de amenaza y que continuamente enfrenta conflictos bélicos con sus vecinos.

Al respecto, Samuel Braverman, ingeniero civil que hizo Aliá hace 9 años, opina que el Ejército, “más que un problema, es una oportunidad de crecimiento para sus hijos. “Es muy importante prepararse, entender adónde van a ir y estar conscientes de qué es lo que van a hacer. Esa es la clave de poder tener éxito y poder hacer las cosas correctamente”.

Si bien es el ejército quien decide el destino final de quienes cursan el servicio militar obligatorio, dentro de esta institución hay muchas posibilidades de desarrollo, que no necesariamente involucran el frente de combate. “El ejército es un lugar muy, muy grande. Puedes tomar trabajos de todos los tipos. Puedes estar en una oficina, puedes estar al frente”.

Al final, los Olim pueden expresar su deseo de trabajar en áreas que le son afines. “Cada persona puede tratar de llegar a donde quiere”, dice Braverman. Agrega que “hay muchos programas en los cuales la persona puede hacer su carrera antes que el ejército, que es una opción que el ejército da, y en especial a Olim”.

Los voluntarios de Habaita, como Braverman, asesoran a los mexicanos que desean hacer Aliá desde sus experiencias individuales.

“Yo hice primero mi carrera y después entré al ejército. Pero para llevar a cabo ese proceso hay varias maneras (…), se puede hacer aliá desde un principio, puedes llegar con una visa de estudiante y después hacer Aliá, después de acabar la carrera; es muy importante que cada quien vea su caso en específico para que lo haga correctamente y no tenga que cortar sus estudios a la mitad.”

Uno de los mitos más esparcidos es que el servicio militar se debe cumplir casi a cualquier edad. Al respecto Breverman aclara que las personas de más de 27 años, especialmente si están casadas o tienen hijos, están exentas del servicio militar.

Trabajar en Israel

“Buscar trabajo en Israel es algo complicado”, admite Braverman. “La persona tiene que saber cómo funciona el pensamiento de los negocios en Israel. Cómo escribir un currículum vitae, que es muy importante. Cómo funciona el pedir un trabajo, el ir a una entrevista… Hay cosas que son poco diferentes a lo que es en México”.

En Israel hay organizaciones que apoyan a quienes tienen títulos universitarios para que consigan buenos trabajos. “Trabajos hay en Israel. Hay trabajos y muy buenos. También hay que decir que todos los trabajos en Israel son dignos. Es un poco diferente la ideología de México y de Israel. Y no hay que tener miedo porque así funciona así, y al contrario, puede ser que alguien que trabaje como ingeniero gane menos que alguien que trabaje en un súper o como camionero”.

En Israel, dice, hay muchas más oportunidades que en otros países del mundo, pues “es un centro tecnológico muy grande; entonces, pueden ir a empresas que no hay en otros lugares, pueden ir a lo que se llama high-tech, que es muy importante en Israel.”

Pero las oportunidades mejora sustancialmente si el Olim habla un buen hebreo. En eso coinciden todos los expertos de Habaita. La calidad de los empleos que se pueden obtener si se domina el idioma es más alta que en el caso contrario.

Pero no basta con saber el idioma. Hay que investigar qué tipo de empresas hay en el lugar al que se quiere migrar, redactar un buen currículum, conciso, de no más de una hoja, y enviarlo a las empresas más adecuadas. “La posición de un empleado en Israel es muy buena, tiene muy buenas condiciones y tiene muy buenas prestaciones en la mayoría de los casos.”

Las carreras relacionadas con tecnología, como las ingenierías en sistemas, son particularmente apreciadas y pueden encontrar un futuro brillante en un país famoso por su desarrollo tecnológico. Sin embargo, “Israel es un país muy grande (laboralmente hablando), que hay de todo. Y cada quien puede tomar el camino como cada quien le gusta”.

Como en todo el mundo, los profesionistas tienen mejores opciones de encontrar empleos cotizados. Sin embargo, para muchas carreras es indispensable revalidar los estudios adquiridos en otros países. Los médicos se encuentran entre los profesionistas que tienen que realizar exámenes en Israel para revalidar su título y buscar trabajo.

La búsqueda de empleo puede llevar varios meses. Mientras más preparado esté el solicitante, mientras más enfocada esté su búsqueda y mejor sea su currículum, más rápido va a encontrar trabajo. Los empleos más simples pueden llevar menos tiempo de búsqueda, mientras que los trabajos más especializados pueden ser más complicados.

“Es muy importante hacer un plan económico para el primer año”. El gobierno de Israel da un apoyo económico para vivir los primeros seis meses, cuyo monto depende de cuántos miembros tenga la familia que emigró, pero “es muy importante planear a futuro”, llevar ahorros y administrar bien el dinero para no verse en una situación difícil cuando el apoyo del gobierno se haya consumido.

Papelito habla

Meny Broid, abogado nacido en México, hizo Aliá una semana después de su Bar Mitzvá. Trabaja en Pearl Cohen, uno de los bufetes de abogados más grandes de Israel, donde se ocupa de relaciones con América Latina. Como miembro de Habaita, asesora a los Olim en temas legales. Al respecto, Broid dice que en Israel, “los aspectos legales son muy importantes. La mentalidad en Israel es que las cosas se tienen que hacer no apalabradas sino que se tienen que reflejar en contratos por escrito”.

Las transacciones, dice, “tienden a ser complicadas aunque sean aparentemente las más simples, como la renta de un departamento. En Israel las cosas se pueden complicar y la mentalidad israelí es que el que haga mejor el contrato desde su perspectiva, tiene derecho de beneficiarse de eso”.

Broid asesora a los migrantes en temas como rentar o comprar un departamento, establecer empresas o entablar sociedades. Más aún: “he tenido la suerte de representar a varios filántropos de la comunidad de México en proyectos importantes”.

El experto asegura que “el saber hebreo es importante pero, por otro lado, el saber español también es muy importante. Y el saber español puede ser una gran ventaja para Olim de México que puedan servir, digamos, como puente, ya sea ayudando a start-ups israelíes a penetrar mercados mexicanos o en Latinoamérica, o para que ellos mismos se vuelvan distribuidores o agentes de empresas israelíes en Latinoamérica o de empresas latinoamericanas en Israel”.

También “el tema de los impuestos es muy importante para Olim Jadashim. Israel proporciona exoneración de impuestos durante 10 años”, dice Broid, que asesora gratuitamente a los Olim en este tipo de temas pero también proporciona sus servicios profesionales pagados si el requerimiento va más allá de una simple asesoría.

La insolencia israelí

Broid también conoce el ecosistema de los negocios y ha visto fracasar a muchos empresarios que no logran familiarizarse con el estilo israelí. Dice que algunos negocios fracasan por falta de entendimiento entre inversionistas mexicanos y sus socios israelíes. Los aspectos culturales juegan un papel importante.

“Existen muchas diferencias de mentalidad, diferencias culturales, y no es cuestión de que yo diga ‘la mentalidad israelí es mejor que la mexicana’ o que la mexicana sea mejor. No es algo para juzgar. Existen diferencias importantes como existen entre todas las culturas del mundo. Y para estar en mejor posición de que las cosas pasen, es importante conocer las diferencias, tener en consciencia las diferencias, para así estar menos afectados por las diferencias”.

Una de esas diferencias tiene que ver con la actitud menos protocolaria, menos diplomática de los israelíes. La palabra Jutzpá (insolencia) define bastante bien esa actitud, que es responsable, en parte, del éxito de muchas empresas que han desafiado los convencionalismos para volverse referentes de disrupción.

“En el mundo del Start-Up Nation, todas las presentaciones que yo he escuchado sobre cuáles son las cualidades que han llevado a Israel al éxito del Start-Up Nation, una de las más importantes es la Jutzpá. Pero por otro lado, en la vida del día a día, en muchos casos puede ser muy desagradable”.

Para los empresarios mexicanos, toparse con la insolencia israelí puede ser motivo de frustración. Por eso, Broid recomienda que “en Israel, menos protocolo; la forma de vestir no es tan importante; menos polite, y hablar en forma clara, porque si no, no lo van a escuchar”.

El ambiente empresarial israelí, dice, es menos jerárquico. “Los israelíes no son muy respetuosos (…) Si uno está en una reunión de amigos y no lo dejan hablar, bueno, no importa, se va un poquito frustrado y ya, pero si uno está en una reunión de negocios, los israelíes tampoco le van a otorgar la palabra al mexicano que viene ha hacer negocios”.

Por eso resulta vital conocer la mentalidad y la cultura israelí antes de hacer Aliá. “Si el mexicano no está consciente de eso y no toma la iniciativa y la valentía de decir ‘ah, OK, ahorita ya cállense y permítanme a mí hablar’, entonces, a final de cuentas, va a salir nada más frustrado de la reunión y va a decir ‘no, yo con esta gente tan desagradable no quiero tratar.’ Pero, por otro lado, si conoce que es parte de la mentalidad, lo toma en cuenta y actúa adecuadamente, a lo mejor sí habla y sí lo escuchan y se va a poder sobreponer a eso”.

Hacer negocios en Israel

Si bien en México la comunidad judía es prolífica en negocios exitosos, en Israel no todos triunfan. “Me ha tocado ver, por ejemplo, casos de gente que es businessmen mexicanos multimillonarios, superexitosos, superinteligentes, que han invertido en Israel en base del name dropping (…) y no tiene la preocupación de leer los documentos relevantes y a final de cuentas, entró en transacción en la cual el founder que hizo el start-up, cuando vendieron ese start-up, el founder ganó muchísimo dinero y el inversionista mexicano perdió muchísimo dinero, porque invirtieron en condiciones totalmente diferentes, a valuación de empresa totalmente diferente”.

Por eso el abogado insiste en que para hacer negocios en Israel hay que ser precavidos, asesorarse y tener todo por escrito.

Dice que México está comenzando a seguir los pasos de otros países, como Alemania, Japón, China o EE. UU., al integrarse al ecosistema de emprendimiento que ha llevado a Israel a convertirse en la Start-Up Nation. Algunas empresas están invirtiendo en proyectos de alta tecnología, mientras que familias que cuentan con patrimonios importantes también han empezado a arriesgar pequeños porcentajes de dichos patrimonios en empresas promisorias.

Roberto Spindel, presidente de la Cámara de Comercio Israel-América Latina, lleva 35 años en Israel y, como parte de Habaita, asesora a los Olim en temas relacionados con negocios e inversiones. Coincide con sus colegas en que las diferencias culturales entre México e Israel son importantes.

“El mundo de los negocios en Israel es un poquitito más ordenado que en México”, explica, “es mucho más regulado y hay que conocer las reglas del juego porque si no, lo errores que se pueden causar acá pueden ser fatales. En temas impositivos, en temas de permisos…”

Dice que, a diferencia de México, donde puede pasar muy poco tiempo entre la idea y la realización de un negocio, “aquí en Israel hay que tener todos los permisos en regla, hay que tener todos los contratos firmados como se debe, etc. También todo el mercado es mucho más eficiente, diría yo, así que las oportunidades o los nichos de mercado son muy limitados comparado con México. Además, sumémosle que el mercado en México puede llegar hasta 120 millones de consumidores, mientras que en Israel son únicamente nueve millones. Así que hay que pensar muy bien las dimensiones y el tipo de negocio que quieren hacer”.

El experto opina que también es muy importante tener claras las razones para hacer un negocio. “Muchas veces la gente viene y quiere hacer un negocio porque piensa que no tiene de otra. Y si ese es el motivo, yo no recomendaría que lo hiciera”.

Amplía: “mucha gente que no tiene acceso al mercado laboral, dice ‘la única manera es que yo me genere mi propio trabajo haciendo un negocio’.” Sin embargo, para ello “tiene que tener, primero que nada, las aptitudes. En México, la gente de la comunidad saben hacer muy bien negocios, son muy hábiles para hacer negocios pero de acuerdo a las reglas mexicanas. Entonces, es muy importante utilizar esa aptitud o esa habilidad para hacer negocios y conocer las reglas del juego acá en Israel”.

El país asiático puede brindar grandes oportunidades para los emprendedores pero no es un lugar idóneo para quienes carecen de experiencia en ese ámbito. “Si las personas no tienen experiencia en negocios ni en Israel ni en México, yo les sugiero que no lo hagan acá en Israel. O sea, sería mejor buscar un trabajo, cualquiera que sea, que abrir un negocio acá en Israel, si es que no tienen la experiencia”.

Israel, opina Spindel, “no es un país para principiantes en el aspecto de negocios. Y hay que saber que, a pesar de que todos somos judíos y que todos somos paisanos, en el área de los negocios no hay tregua”.

Al igual que sus compañeros de Habaita, Spindel dice que “es muy importante conocer las reglas del juego. Pero en este caso puede ser una cuestión de vida o muerte. O sea, si alguien viene con un poco de capital y con una idea (de negocio) que no está muy bien fundamentada, se puede quedar en la calle. Y ese es uno de los objetivos nuestros dentro de Habaita, que esto no suceda”.

En cuanto a invertir capitales se refiere, Spindel dice que “es un poco diferente porque asumimos que los que vienen a invertir son gente que tiene capital para hacer eso”. Sin embargo, “El 99% de los judíos mexicanos no conocen lo que es invertir en alta tecnología y es sumamente riesgoso y hay que conocerlo”.

El riesgo es un factor fundamental. Sin riesgo no hay ganancias sustanciales. “Es muy atractivo pensar que un negocio con una inversión en high-tech te pude dar el 500, el 1000 por ciento, pero de la misma manera corres un alto riesgo. Entonces, el mensaje que yo quiero dar es que si quieren tanto invertir como poner un negocio en Israel, uno: tienen que conocer las reglas del juego y dos: yo lo que recomendaría es que se apoyen con alguien local que conoce el país y que conoce las personas que están involucradas en esto”.

Las redes y los contactos son fundamentales en Israel. Spindel ejemplifica con humor: “aquí dicen que cuando se está incendiando la casa, primero que nada, le hablas a un amigo y le preguntas si no tiene algún conocido en los bomberos, antes de hablarle a los bomberos (…). Aquí es cuestión de tener conocidos, de tener un buen networking“.

Habaita juega un papel importante para facilitar el acceso a esa red de negocios. “Mi modelo es una mesa en Kleins, en el que uno llega ahí, se sientan todos los cuates, empiezan a hablar de negocios y todo mundo conoce a todos. Esa es la idea, que nosotros tenemos acá nuestro propio Kleins en el que podamos acudir y ayudarnos unos a otros.”

Spindel explica así los motivos que lo llevaron a colaborar con Habaita para hacerle más fácil la transición a los Olim que han decidido dar el enorme salto que implica migrar a un país tan lejano y diferente: “Yo he visto muchos mexicanos que han venido acá con muchas ganas, con muy buena voluntad y se han tenido que regresar a México porque o los han estafado o no tuvieron suficiente preparación o piensan que por llegar a Israel todo mundo los va a recibir con un tapete rojo y aquí no es así. Aquí en Israel la gente es tough, es agresiva. Entonces, es muy importante (…) ese colchón, esa red de contactos y de amigos con la que podemos contribuir nosotros”.

Para finalizar, Spindel dice que los Olim “nunca vamos a ser 100% israelíes —que tampoco está tan mal— pero nuestros hijos ya lo van a ser”. Por lo tanto, invertir en Israel es invertir en el futuro. No es para cualquiera pero si tienes el deseo, la voluntad y los medios para intentarlo, Habaita puede tenderte una mano para que el salto sea menos duro.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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