Salomón Michan/ No hay nada mejor para el cuerpo que el silencio

Dice la Mishná: “Rabí Shimon dijo: Toda mi vida crecí entre los sabios y no he encontrado nada mejor para el cuerpo que el silencio”.

Enlace Judío México e Israel –  Dice la Mishná: “Rabí Shimon dijo: Toda mi vida crecí entre los sabios y no he encontrado nada mejor para el cuerpo que el silencio”. Cabe preguntar: ¿sobre qué palabras debemos callarnos?

Dijo el Rambam que el habla de las personas se divide en cinco niveles.

1. Mitzvá. Cuando uno habla, puede cumplir una Mitzvá, como hablar Torá, dar una clase de Torá, leer la Torá, etc., como dice el Pasuk (versículo): Bedibartá Bam. El Gaón de Vilna señala que con cada palabra de Torá que sale de la boca se cumple una Mitzvá. Claramente de esto no está hablando la Mishná, ya que estas palabras son Mitzvá.

2. Prohibido. Cuando alguien habla, puede sacar palabras prohibidas; por ejemplo, lashón hará, Rejilut, testimonio en falso, maldiciones, groserías, mentiras, burlas, etc. Hay una prohibición de hablar en Shabat sobre temas de negocios, comercio, etc. De esto tampoco está hablando la Mishná, ya que estas palabras están prohibidas y es lógico que no debemos hablar de ellas.

3. Maus, depreciable. Estas palabras son despreciables a los ojos de Dios; dice el Rambam que éstas son la mayoría de las palabras que habla la gente. Son las que no tienen ningún beneficio ni provecho. Muchas pláticas de la gente en realidad son vanas, ya que no tienen ningún beneficio (en hebreo se les llama Debarim Betelim). Por ejemplo, la situación de la ciudad, acerca del presidente, por qué murió tal persona, cómo se hizo rico tal hombre… De esto tampoco está hablando la Mishná, ya que estas palabras son despreciables para Dios y no traen ningún beneficio.

4. Ahub, querido. Estas palabras son queridas delante de Dios; por ejemplo, hablar con los hijos para educarlos, hablar de cosas positivas, hablar con la gente para reanimarla, ayudar a la gente a reforzar sus buenas virtudes, etc. De esto no habla la Mishná, pues estas palabras son queridas por Dios y Él quiere que las hablemos.

5. Mutar, permitido. Estas palabras son las necesarias para vivir; por ejemplo, pláticas necesarias para trabajar, para cubrir necesidades, es decir, para conducirse en la vida, etc. Dice el Rambam que sobre esto habla la Mishná. Mientras menos palabras hable la persona, es mejor; es a lo que se refiere la Mishná, “quedarse callado en estas palabras que son permitidas”.


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