Bryan Acuña/ El Estado de Israel y la judeofobia árabe: antecedentes históricos

Fuerzas de las FDI cerca de Bayt Nattif (cerca de Hebron) tras su captura, octubre de 1948

Enlace Judío.- En el artículo anterior se abordó la temática de una judeofobia interiorizada en el mundo árabe que, inicialmente, tuvo una influencia europea. Sin embargo, en honor a la verdad, se podría hablar de una discriminación hacia poblaciones judías desde siglos atrás, justificada exclusivamente por un carácter religioso y las interpretaciones del islam referentes a los pueblos del libro, como muestra el concepto de Dhimmi (protegidos).

Las motivaciones posteriores, concentradas en los siglos XIX y comienzos del XX tendrían otra fuente de inspiración mucho más europeizada y engendrada por la oposición a las potencias occidentales sobre las que recae el peso de un resentimiento nutrido con la alianza de líderes en el mundo árabe con el nacionalsocialismo alemán, como también fue mencionado en un artículo anterior.

No obstante, en este texto, que podríamos denominar un apartado más de una serie de artículos bajo la misma línea, se tomará en consideración lo ocurrido con posterioridad a la autodeterminación de los judíos sobre el anterior «Mandato Británico de Palestina», nombre adquirido después de arrebatársele el territorio a los otomanos acabada la Primera Guerra Mundial.

Evidentemente, desde el inicio del Estado de Israel, hasta el momento en que este artículo sea publicado, muchas cosas han ocurrido y ni siquiera se contemplaban los cambios que en este momento se viven en la región. Lo que anteriormente pasaba por una «agenda palestina», hoy ha tenido un giro de circunstancias que unen al Estado judío con países del Golfo, al punto que hasta se realizan cambios en la forma de ver a los judíos en el mundo árabe.

Desde los anales del sionismo hasta las guerras árabe-israelíes

Sobre el movimiento sionista del siglo XIX principalmente hay que recordar que no era necesariamente popular entre todas las posiciones judías, sino principalmente entre los judíos del Este europeo, ya que tanto los judíos occidentales con sus posiciones «asimilistas», como algunas corrientes de judíos ortodoxos que consideraban el establecimiento de un Estado fundado por humanos como una afrenta religiosa contraria a la idea mesiánica de redención. Este hecho, conforme se fueron modificando las condiciones de los judíos en Europa fue cambiando y adquiriendo posiciones más favorables ante el pensamiento de autodeterminación judía y de crear conforme a su propia identidad.

Proclamada la independencia de Israel en mayo de 1948, los países árabes del Líbano, Siria, Iraq, Egipto, Transjordania, Libia, Yemen, atacaron a los hebreos con el fin de exterminarlos, en una agresión catalogada de ilegal por israelíes, estadounidenses y soviéticos. El mensaje árabe al respecto era la intención de crear un único Estado administrado por árabes en esa zona, lejos del Plan de Partición.

La guerra de ese año (extendida hasta 1949) fue ganada por los israelíes, aunque la situación territorial había cambiado como se puede ver en la siguiente imagen:

La independencia de Israel y la guerra posterior generaron crisis de refugiados de poblaciones árabes palestinas y de judíos árabes en el resto de la región; algunos fueron empujados por el conflicto a través del temor y otros motivados por los líderes de los países a salir.

En el caso de los primeros, se pueden destacar las poblaciones judías de los países árabes que tuvieron que salir producto del hostigamiento al que venían siendo sometidos desde los últimos siglos y que se acrecentó durante la era colonial con la sospecha, además, de la posibilidad de establecer un Hogar Nacional Judío (Goldaráz, 2019).

En esto, el movimiento sionista se anotó otra gran victoria en su plan de autodeterminación hebrea, al lograr trasladar y asentar en su Estado a la mayor parte de los 850 mil árabes judíos refugiados que produjo el conflicto de 1948. Este proceso comienza en 1949, y todavía en el 2020 con la llegada de un grupo de judíos etíopes se han contrarrestado los efectos de la judeofobia en países del mundo árabe y el Sahel que minaron la cantidad de judíos en sus territorios por las condiciones poco favorables que les han hecho vivir.

Al finalizar el conflicto de 1948, y establecidas las líneas del armisticio en 1949, para la campaña militar del Sinaí de 1956, con enfrentamientos entre egipcios, franceses y británicos, los israelíes se involucran por el bloqueo al Estrecho de Tirán. En ese mismo año Jordania, Egipto y Siria firman una alianza militar para incrementar la presión sobre Israel.

La propaganda previa a la guerra por el Canal de Suez tenía como agravante la impresión de nuevas versiones del libro Mi Lucha de Adolfo Hitler, para incentivar a las fuerzas egipcias contra la presencia militar israelí que, finalmente, se hizo con el control de la Península del Sinaí y la Franja de Gaza hasta el año 1957 cuando, después de la intervención de las principales potencias mundiales, Estados Unidos y la Unión Soviética se dio la retirada.

Con el mundo dividido entre las dos grandes potencias durante la Guerra Fría (1947-1991), las alianzas se hicieron importantes, y la afinidad política de los árabes con los soviéticos por el aparecimiento de grupos socialistas como el Baazismo (Siria e Iraq) y el Nasserismo (Egipto) que, al mismo tiempo, contrarrestarían la alianza que los países del bloque capitalista hicieron con el Estado de Israel, siendo el principal aliado los Estados Unidos. Esto se dio entre los años 50 y 60.

A partir de ese momento, las grandes potencias estarían involucradas de lleno en los conflictos en la región por los intereses geopolíticos que tendrían para mantenerse allí, apoyando abiertamente a los países aliados tanto en el campo militar, como en el campo de la diplomacia, ya que al menos los estadounidenses y soviéticos tendrían derecho a veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y, además, cada uno apoyaría los bloques de países cercanos a sus posiciones.

En el año 1964, con el auspicio de la Liga Árabe, aparece en escena la Organización para la Liberación Palestina (OLP) bajo la presidencia de Ahmed Shukeiri (1980-1980). En su carta orgánica la organización buscaría la aniquilación del Estado de Israel y la búsqueda de la autodeterminación árabe palestina en el territorio desde el Río Jordán hasta el Mar Mediterráneo, incluyendo los territorios ocupados por Egipto y Jordania (Center for Israel Education, s.f.).

Por lo tanto, la política con la cual fue creada dicha agrupación tenía un carácter judeofóbico, y con aires de buscar el exterminio de los judíos del recién creado Estado judío.

Para la guerra de 1967, nuevamente la propaganda árabe tenía fuertes matices de odio contra los judíos que no era ocultado de ninguna forma, pues se especificaba en la propaganda que serían lanzados al mar una vez que fueran conquistados y destruidos. De nuevo, el aire genocida de las declaraciones árabes haría pensar lo peor.

Nuevamente los países árabes que se enfrentaron a los judíos perderían la guerra y otra vez el territorio administrado perdería grandes proporciones de tierra, que quedarían bajo administración israelí hasta la negociación de «Tierras por paz», la cual daría paso a la Resolución de Jartum de los 3 no (1967): no al reconocimiento de Israel, no a la paz con Israel y no a las negociaciones con Israel.

(Mapa de Israel en 1967, despues de la Guerra de los seis dias)

En 1973, se da la tercera gran batalla entre israelíes y países árabes, denominada «Guerra del Yom Kipur», que sería el último gran intento por destruir a Israel a través de la fuerza militar, con un fuerte espíritu judeofóbico de intentar eliminar al país completamente.

Para el año 1975, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptaría la resolución 3379 propuesta por el bloque de los países árabes, más los soviéticos y el bloque de países no alineados, donde se asociaba al movimiento nacional judío (sionismo) con el racismo, una resolución declarativa no vinculante; esta fue derogada posteriormente en la Conferencia de Madrid del año 1991.

Un detalle interesante es que hay un paralelo y una afinidad entre los movimientos denominados de «resistencia palestina» y algunas agrupaciones de izquierda progresistas, desde las propias entrañas de la Guerra Fría, que les brindan algún tipo de alianza «natural» contra lo que ellos consideran colonialismo y sus derivados. De esta manera, cualquier acción de Israel por oposición de los árabes tendría automáticamente el beneplácito del bloque soviético y aliados, lo que se convertiría en una manera de justificar la oposición al Estado judío, de la misma manera como se oponían al «capitalismo occidental», o como las posiciones más anarquistas defendían la desaparición de cualquier frontera física impuesta por el hombre en «Estados».

Ese movimiento contra el nacionalismo judío (sionismo), fue una estrategia de desprestigio contra el derecho de autodeterminación judío, por lo tanto, un intento por marcar de racista el espíritu integrador de un grupo que nace como forma de liberar a las comunidades judías de la opresión vivida tanto en la Europa antisemita, como en los países islámicos con fuertes matices de judeofobia y persecución justificados a través de libelos.

Conflicto palestino-israelí: antisemitismo vs la crítica al gobierno de Israel

Con la transición del conflicto árabe-israelí a un complejo y disminuido enfrentamiento entre israelíes y palestinos, se convirtió en un fenómeno más local y desequilibrado, considerando que se trata de un Estado contra dos regiones sin un estatus de Estado pleno (Gaza y la Margen Occidental).

Para comenzar con este apartado, hay que considerar la negativa de los liderazgos palestinos de reconocer al Estado de Israel como un Estado judío como lo dicta la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947; además de este aspecto, la carta orgánica de Hamás, desprendida de la carta de la OLP, contiene componentes judeofóbicos al exponer su intención de destruir a los judíos usando una interpretación purista de textos religiosos islámicos:

Sura 3:109-111 (Sura Al-Imran): …De Alá es lo que está en los cielos y en la tierra. Todo será devuelto a Alá. Sois la mejor comunidad humana que jamás se haya suscitado: ordenáis lo que está bien, prohibís lo que está mal y creéis en Alá. Si la gente de la Escritura creyera, les iría mejor. Hay entre ellos creyentes, pero la mayoría son perversos. Os dañarán, pero poco. Y si os combaten, os volverán la espalda. Luego, no se les auxiliará…

El siguiente texto acusa a los judíos de haber estado detrás de algunas revoluciones en Europa y el mundo en general:

Artículo 22 de la Carta Orgánica: …Estuvieron detrás de la Revolución Francesa, de la revolución comunista y de la mayoría de las revoluciones de las que hemos sabido y sabemos, aquí y allá. Con su dinero formaron sociedades secretas, tales como la masonería, los clubs de Rotarios y de Leones y otras en diferentes partes del mundo, para sabotear las sociedades y alcanzar los fines sionistas. Con su dinero lograron controlar los países imperialistas e instigarlos a colonizar muchos países para poder explotar sus recursos y extender en ellos la corrupción…

Con las dos Intifadas palestinas (1987 y 2000), la creación de la Valla de Protección en territorio palestino, aprobada en el año 2002, más el crecimiento gradual de los asentamientos judíos en territorios disputados con los palestinos, y también los conflictos bélicos de los años 2008-2009, 2012 y 2014, la opinión pública ha sido muy dura contra Israel por las bajas provocadas principalmente del lado palestino. Esto se ha empleado para fortalecer la idea de que el sionismo es un movimiento racista o segregacionista que busca el exterminio gradual de las poblaciones palestinas, sin, por supuesto, contextualizar los antecedentes que dieron origen a su situación actual.

Los apoyos naturales de los grupos progresistas han cambiado el discurso sobre a quién va dirigida la crítica. Es en ese punto donde se debe aprender a distinguir la válida crítica contra el gobierno en turno de Israel y sus políticas, de los ataques viscerales contra la colectividad judía en alguna parte del mundo, incluyendo el propio Estado de Israel, como fue mencionado en un [artículo] previamente. Hay que insistir en que hay una delgada línea entre criticar las políticas de Estado del gobierno israelí y la generalización innecesaria contra los judíos.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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Silvia Schnessel: Silvia Schnessel es corresponsal de Enlace Judío en España. Docente y traductora, maneja el español, el hebreo, el francés, el inglés y el catalán. Es amante del periodismo, del sionismo y de Israel.