Esti Peled/Llevamos flores a los árabes de Haifa y ellos nos ofrecieron café, mientras los incitadores gritaban en las calles

Enlace Judío – Decidimos actuar ante la violencia entre árabes y judíos, en medio del caos que vivimos estos días en Israel, los días de la Operación Guardián de los Muros y los incesantes ataques con cohetes desde Gaza hacia el sur y centro del país.

Nos unimos a un pequeño grupo de Tag Meir, una ONG dedicada a combatir los crímenes de odio. Salimos a las calles de Haifa para repartir flores a los transeúntes, conversar, expresar, apoyar, cambiar el discurso en nuestra ciudad que hasta hace unos días se había caracterizado por una sana y cálida coexistencia.

Encontramos calles vacías, oscuras, negocios y restaurantes cerrados, fuerzas especiales de la policía por la avenida principal de la conocida Hamoshavá Hagermanit, una vez vibrante y alegre.

¿Qué está pasando?

En los días anteriores se produjeron allí disturbios violentos de jóvenes árabes, residentes locales o grupos que llegaron de otras partes del país, ahí estaban. Ahora ellos expresaban su enojo en las calles cercanas, quemando botes de basura y neumáticos.

Por el otro lado se aproximaban extremistas judíos que gritaban “muerte a los árabes” algo extraño, totalmente desconocido en nuestra amada ciudad. Continuaron hasta enfrentarse con el otro grupo, rompiendo cristales de negocios árabes, incendiando sus automóviles.

¿Por qué? Pregunté a Tony Glianos, padre de una familia árabe cristiana con raíces griegas. Él insiste en que el gobierno de Israel no debe intervenir en el Monte del Templo y la policía debe mostrar sensibilidad. Así explica el inicio de este conflicto, durante la fiesta musulmana del Ramadán.

Les ofrecimos flores, ellos nos recibieron con café turco. Dialogamos, nos relacionamos, escuchamos, reímos. Nos decían que somos personas especiales. No es así. Somos gente normal que busca paz, como ustedes, dijimos. Compartimos el mismo espacio.

Caminando por la calle, unos recibían las flores con una sonrisa, otros temían, desconfiaban, se alejaban. En el fondo los cánticos de ambos grupos, la violencia, como una bola de nieve. Es contagioso, es preocupante y doloroso.

¿Cómo podremos dar marcha atrás? ¿Cómo podremos recobrar esa confianza, resolver?

Respetando diría yo, aceptando, dejando atrás la discriminación, amando, viendo al otro con sus deseos y necesidades, sus derechos, conviviendo, conociendo a través de iniciativas de grupos y personas privadas, volviendo al día a día. Fomentando la esperanza, rechazando el odio. Esa es nuestra fortaleza.

A pesar de que la violencia sin precedentes continúa en las diversas ciudades y carreteras del norte y sur del país también hoy, otros grupos han organizado manifestaciones de apoyo. Se han movilizado para destacar la importancia de la coexistencia. Nuestro éxito depende de cada uno de nosotros en todos los sectores de la sociedad israelí.

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