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jueves 21 de noviembre de 2024
David Grossman participó en el Conversatorio Israel y México: "El lenguaje de la intimidad y la reparación del ser humano", con José Gordon

El escritor israelí David Grossman explica cómo su libro lo salvó al morir su hijo en combate. Con José Gordon en El Aleph de la UNAM

Enlace Judío México e Israel – David Grossman participó en el Conversatorio Israel y México: “El lenguaje de la intimidad y la reparación del ser humano”, con José Gordon.

Durante este conversatorio Grossman compartió un poco de su proceso creativo para escribir, al que calificó de extraño, físico y mental.

“Tengo este extraño método de escribir versiones, muchas, muchas versiones, desde el principio hasta el final y no cortar y pegar, pero realmente las escribo porque cada vez que escribo siento que entiendo algo más o cambio un poco la situación y mi punto de vista se vuelve más interesante, más de múltiples capas y luego hay un momento en el que de repente toco este acorde y digo que sí, esto es cierto, esto es exactamente lo que quiero decir, es una sensación extraña, es tanto física como mental al mismo tiempo”, señaló.

El autor de A Horse Walks into a Bar” detalló que mediante la escritura le es posible sanar heridas emocionales y grandes perdidas, para Grossman contar historias apegadas a la verdad son una posibilidad de cambiar la forma en la que uno percibe su propia herida.

“Creo que para curar las heridas tienes que abrirlas y tienes que sacar esa piel seca que se crea en la herida y los humanos lo hacemos mayormente hablando contando nuestra historia una y otra vez, y en cada libro mío hay alguien que le está contando historias a otra persona, y al contar la historia, las historias suelen ser muy extremas y dolorosas, pero al contarlas tienes la posibilidad de que no esté garantizado, pero tienes la posibilidad de que si las dices de verdad, si no te limitas a declamarte o citar a ti mismo de la última vez que contaste esta historia, hay pequeña posibilidad, es posible que veas tu propia condición con otros ojos y el que te escucha te verá con otros ojos”, enfatizó.

“Si nos permitimos ser flexibles, sabes que no debemos quedar atrapados en todo el acto de escribir de una manera, es cono un acto de masaje, sabes que hacemos masajes de ideas, creencias, prejuicios, generalizaciones y cuando lo masajeas de repente, algo que fue rígido y obstinado comienza a derretirse y cuando se derrite, entonces hay un flujo y hay vida en este flujo y luego está este es el comienzo de la curación, tocamos la herida pero comenzamos a curar y este es el comienzo de traer el historia a la vida, no a una cita, pero darle vida realmente”, añadió.

Mediante la escritura también es posible cambiar la forma en la que vemos la realidad y con esto podemos ver de otra manera la historia de nuestros enemigos e integrarla a la propia para poder trascender un conflicto como el israelí-palestino.

“Tal vez si nos permitamos escuchar la historia de nuestro enemigo y lo digo como israelí y pienso en los palestinos, tal vez permitamos que la historia oficial de los palestinos se infiltre en nuestra historia oficial y luego puedan empezar a trabajar entre ellos”, apuntó.

“Sobre el choque de las narrativas de la narrativa israelí y la narrativa palestina ahora para mí una narrativa es una historia humana que se ha congelado que se ha congelado y quiero comenzar a trabajarla para que sea la historia humana de los palestinos la que se encuentre con nuestra historia humana y luego cuando las dos historias personales, historias íntimas, cuando se encuentran de repente puedes entender que es un ser humano que te está enfrente y él o ella sufren las mismas agonías y tienen los mismos errores y la misma grandeza y la misma gracia pero son seres humanos y y siempre hay tal alegría en ver de repente cómo un estereotipo se convierte en un ser humano”, comentó.

Grossman compartió con Pepe Gordón lo difícil que fue el proceso de terminar su libro luego de enterarse de la muerte de su hijo en la Guerra de Líbano y como escribir este libro lo salvó a él y no al revés.

“Mis amigos A.B. Yehoshua y Amos Oz vinieron a la shiva, a los siete días de lamentos y sabían exactamente sobre lo que estaba escribiendo, porque seguíamos diciéndonos lo que estábamos escribiendo y dije que me temo que no podré salvar el libro y uno de ellos, creo que fue AB Yehoshua, uno de los escritores más grandes, dijo el libro te salvará y tenía razón porque después de la shiva inmediatamente volví a escribir y volví a crear mis personajes y fue muy duro porque en ese momento nada se da por sentado, ni siquiera mantenerse vivo. Todo se está devastando, todo se ha aplastado y sin embargo de repente tuve este pulso de responsabilidad hacia mis personajes y sentí que si no estaba para alimentarlos morirían, se secarán y terminaría poco a poco con mi capacidad de infundirles vida, amor, sexualidad, humor y una especie de biografía. El hecho de que pude alimentarlos de repente me devolvió la energía y la creatividad, actividad y pasión, así que en cierto sentido puedo decir que el libro me ha salvado, como A.B. Yehoshua dijo que el libro me salvaría, me salvó eh y nunca olvidaré este período”, concluyó Grossman.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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