Enlace Judío México e Israel – Una las canciones más conocidas de Leonard Cohen es “So Long Marianne” (Adiós Marianne) en ella se despide de uno de los amores más grandes que tuvo en su vida: Marianne Ihlen, la mujer con la que vivió varias temporadas en la isla de Hidra, Grecia. Ella le llevaba la comida, le atendía en sus momentos de embriaguez e inspiración y en muchas ocasiones le daba el tema de sus escritos y canciones. Vivieron un amor pasional e íntimo por más de una década e incluso en el lecho de muerte de ambos, Cohen siguió llamándola “su musa griega.” Numerosas veces habló sobre el amor y la amistad que ambos compartieron y la misma Ihlen se convirtió en un referente para los intelectuales griegos de la época de los sesenta. Escritores, cineastas y artistas la describen como una amiga cálida a la cual podían recurrir por consejos buscando su sabiduría. Pintan la imagen de una mujer solitaria, pero alegre y siempre dispuesta a ayudar las otras personas. Cohen genuinamente la amaba.
So Long Marianne
La canción es un intento de Cohen de decir adiós, a la vez, que se aferra a una relación que está por terminarse. El coro “It’s time that we began to laugh and cry / And cry and laugh about it all again ” (es tiempo que empecemos a reír y a llorar, / a llorar y reír de todo otra vez) marca el contraste de sentimientos entre aceptar que se terminó, que quiere recordarla con cariño y asumir el dolor de ese final. Los recuerdos de ella a su lado, las escusas que pone, todas son formas de simultáneamente intentar hacer las paces con su pérdida y tratar de rescatarla aunque sea en la memoria: “I see you’ve gone and changed your name again / And just when I climbed this whole mountainside / To wash my eyelids, wash my eyelids in the rain” (veo que te has ido y te has cambiado el nombre de nuevo. / justo cuando escalé toda esta montaña, / para lavar mis párpados, lavar mis párpados con la lluvia.)
Toda la canción es una reflexión sobre la naturaleza de las relaciones amorosas: sobre el rol que juegan en ellas las acciones de las dos personas y su carácter expresado a través del destino. Pues el destino se hace presente de varias formas en la letra. En varios momentos, pareciera que la relación está condenada por el destino mismo a fracasar y en otros son los amantes quienes empujan al destino, quienes lo tejen y generan.
Los amantes y el destino
En los primeros versos de la canción, la imagen del niño gitano (Cohen) queriendo leer la palma de la mujer amada, nos habla de un hombre que quiere saber el futuro de la relación en la que está y que se deja mover e influir por esa persona que lo mete a su casa. Mientras que la segunda estrofa, después del coro, nos habla de los errores cometidos en la relación: de los ángeles que se olvidan de los amantes, por que el hombre mismo primero se olvidó de ellos. Olvidarse de los ángeles implica olvidarse de lo eterno, olvidarse de lo bello, olvidarse del futuro; implica que con su olvido Cohen condenó la relación, sin embargo, lo hizo por embriaguez; fueron errores de enamoramiento.
Inmediatamente después se nos muestra el recuerdo de cómo se conocieron los amantes y cómo fue ella quien trajo la luz a la relación, quien rompió la adversidad de la oscuridad: “You held on to me like I was a crucifix / As we went kneeling through the dark” (Te aferraste a mí como si fuera un crucifijo / mientras nos arrastrábamos por la oscuridad). Aún así, la oscuridad permaneció como un elemento que hizo peligrar a la pareja, como un destino contrariado que los empujó a separarse y Marianne pronto se convirtió en una araña que ata a Cohen del tobillo a una roca y lo convierte en una navaja fría.
Él lucha contra la soledad pidiéndole amor, pero ya no parece tener acceso a él y se disculpa con ella; los versos “You left when I told you I was curious / I never said that I was brave” (Te fuiste cuando te dije que era curioso / nunca dije que era valiente) es a la vez una disculpa por no luchar por ella, por no ir hacia ella, y una explicación que se da a sí mismo de por qué las cosas fallaron. También es una forma de abrir una puerta nueva, de decirle que nunca le mostró su valentía, pero que aún la tiene. La última estrofa donde ella se cambia el nombre y él se lava los párpados en la lluvia representa un último adiós; el camino de los dos amantes que finalmente se separan.
Abraham y los ángeles
Abraham y Sara
Indudablemente de todas la imágenes poéticas y los recursos literarios que Cohen usa en esta canción la más interesante es la de los ángeles que aparece en la segunda estrofa “Well you know that I love to live with you, / but you make me forget so very much. / I forget to pray for the angels / and then the angels forget to pray for us.” (Bien sabes que me encanta vivir contigo / pero haces que me olvide de tantas cosas / se me olvida rezar por los ángeles / entonces los ángeles se olvidan de rezar por nosotros). Es una alusión a una historia judía de la tradición oral que ha sido resaltada por los comentaristas a lo largo de los siglos.
En el Génesis, dentro de la historia de Hagar (la segunda mujer de Abraham), Sara le reclama a Abraham las vergüenzas que la otra mujer le hace pasar. Los sabios se preguntan por qué, si fue Sara misma la que ofreció dar Hagar para que Abraham tuviera un hijo con ella, era responsabilidad de Sara juzgar correctamente el carácter de la mujer con la que su esposo cohabitaría. Se nos dice que cuando Abraham rezó a D-os por un hijo se olvidó de rezar por Sara y esa es la culpa que carga. Es una muestra de la importancia que se le da a la unidad en la pareja en el judaísmo.
El rezar por la esposa no sólo es un símbolo de amor, de cariño y aprecio; es considerar que el destino de ambos está unido y la pareja funciona como entidad en vez de dos individuos aislados. Cuando Abraham se olvida de rezar por Sara se separa del destino compartido y rompe la unión que tiene con su esposa. Implica una separación, una herida.
Los ángeles
Más adelante en el Génesis a través de la circuncisión y otras acciones, Abraham es favorecido nuevamente por D-os; aparecen tres ángeles en su casa que lo bendicen tanto a él como a Sara con la noticia de que Isaac nacerá.
En la canción Leonard Cohen está jugando con las dos imágenes que aparecen en la Torá; con la ruptura que hay entre Sara y Abraham por el olvido y con los ángeles que bendicen a una pareja. Muestra como creamos las realidades que nos rodean a través de nuestros deseos, de nuestros rezos y señala al olvido como una de las principales causas de discordia en las relaciones amorosas. Alude a una pareja que en pleno amor se encuentra separada y muestra al destino como algo que también es provocado por nosotros; se guía a través de los ángeles, pero somos los hombres quienes hablamos con ellos.
Para escuchar la canción
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