León Opalín/ La administración estadounidense de Joe Biden e Israel

Enlace Judío – De acuerdo al artículo de Moisés Salinas Fleitman que se publicó en el boletín comunitario argentino Nueva Sión del 5 de mayo de 2021, existe un cambio en la opinión pública estadounidense que puede significar un importante reto a superar por la nueva administración israelí encabezada por el primer ministro Naftali Bennett.

Salinas Fleitman es vicepresidente del Consejo Sionista de México y rector de la Universidad ORT de México. ORT Mundial es una organización sin fines de lucro en temas de educación que cuenta con más de 250,000 alumnos en 60 países.

Ciertamente, durante la pasada administración de Donald Trump, Israel vivió una verdadera “luna de miel” en su relación con EE. UU.. Hubo una auténtica empatía entre el ex primer ministro Benjamín Netanyahu y Trump que favoreció notoriamente a Israel. Entre otros hechos, Jerusalén fue reconocida oficialmente por EE. UU. como capital de Israel y trasladó su embajada de Tel Aviv a esta última bíblica ciudad. La ceremonia de su apertura se llevó a cabo el 14 de mayo de 2018.

Es de destacar que el parlamento de Israel aprobó y proclamó a la ciudad de Jerusalén, entera y unificada como la capital de Israel el 30 de julio de 1980.

La apertura de la Embajada de EE. UU. en Jerusalén impulso a varios países a abrir sus embajadas en Israel y otros han abierto oficinas comerciales en Jerusalén.

Bajo la iniciativa y apoyo de Trump se establecieron los acuerdos de Abraham, que se firmaron el 15 de septiembre de 2020 referidos, entre otras cosas a la normalización de relaciones, inicialmente entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, que establecen la paz, relaciones diplomáticas y consulares, y cooperación en distintas esferas. Con el acuerdo, esos países se sumaron a Egipto y Jordania en la normalización de relaciones con Israel.

Posteriormente se suscribieron acuerdos con Marruecos y Sudan. El hecho que los países árabes se hayan sumado al establecimiento de relaciones con Israel constató que la cuestión palestina dejó de fungir como una de las principales problemáticas a resolver en Medio Oriente, y que los Estados tienen ciertos intereses individuales que son de mayor importancia que seguir respaldando a los palestinos.

En este ámbito, el ministro del Interior de Baréin, Rashid Bin Abdullah Al Khalifa, señaló en su momento que la firmada de los acuerdos no significaba un abandono de los derechos de Palestina, sino la búsqueda de proteger al país de las continuas amenazas de Irán. La estrategia es tener aliados fuertes en el presente para amenazas potenciales.

En el entorno de la opinión pública actual en EE. UU., las encuestas muestran una clara disminución en el apoyo a Israel. Así, por ejemplo, de acuerdo a una encuesta de la casa Gallup en el 2018, el 64% del público estadounidense apoyaba a Israel y el 19% a los palestinos; en la encuesta más reciente del 2021, un 58% estuvo a favor de Israel y 25% de los palestinos, aunque la diferencia aún es importante a favor de Israel, la reducción de un tercio empieza a ser preocupante.  

El cambio en la opinión pública también se ha hecho evidente en las manifestaciones relacionadas a la Operación Guardián de los Muros, referidas a los ataques de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en respuesta al lanzamiento masivo de cohetes (más de 4,300) por terroristas palestinos desde la Franja de Gaza contra Israel durante 11 días en mayo pasado.

En este sentido, el periódico The Washington Post informó el pasado 15 de mayo de protestas contra Israel con niveles de participación nunca antes vistos en decenas de ciudades de EE. UU. como Los Ángeles, Nueva York, Boston, Philadelphia y Atlanta., entre otras.

Otra situación preocupante se refiere a la baja del interés y de la identificación con Israel de los jóvenes judíos en EE. UU. Un estudio del Centro Pew reveló que el nivel de su identificación con Israel ha caído de manera significativa. En 2020 solo el 48% de las personas de 18 a 29 años declaró tener un vínculo emocional con Israel comparado con 60% en el 2013.

Al mismo tiempo, el fenómeno contrario sucede en la población musulmana de EE. UU. No solo se proyecta que para el 2040 el número de musulmanes rebase al de los  judíos en EE. UU., sus jóvenes son más activos y están más involucrados en temas políticos. Esto implica que la influencia y el impacto político y social de la comunidad judía en pro de Israel irán disminuyendo, mientras que el de la musulmana en pro de los palestinos se irá haciendo más fuerte.

Una razón importante de este cambio de visión en que las instituciones internacionales, como la ONU y la Corte Penal Internacional, las organizaciones de derechos humanos, entre otras, han mandado señales de que Israel está en violación del derecho internacional y de los derechos humanos.

Aunque esta situación ha existido durante décadas, Israel ha logrado grandes avances diplomáticos en buena medida por la presión de EE. UU. Numerosas resoluciones han sido vetadas por EE. UU. en el Consejo de Seguridad y acuerdos que se han alcanzado por promesas de EE. UU.de colaboración o  diplomacia.

En el hipotético caso que algún día EE. UU. dejara de apoyar incondicionalmente a Israel en el área internacional, Israel como Estado judío estaría en grave peligro existencial. Resulta evidente que el apoyo incondicional de EE. UU. es lo único que frenaría a la comunidad internacional a presionar a Israel a capitular, inclusive a crear un Estado binacional, idea que gana cada vez más popularidad, en el que perdería su mayoría judía de forma instantánea.

La solución a esta crisis anunciada no está en la Hasbará (esclarecimiento) ni en la educación. Las tendencias culturales hacia la justicia social y los valores progresistas de los millennials son fuerzas mucho más poderosas que lo que toda la Hasbará del mundo pueda contrarrestar.

Moisés Salinas considera que la única alternativa para salvar a Israel es adelantarse a la curva e iniciar un proceso de paz “cuando todavía tenemos mano”. Negociar cuando hay una ventaja diplomática y estratégica para llegar a los mejores términos posibles.

Como mínimo, Israel debe declarar su compromiso claro con la solución de dos Estados y para cualquier acción que lo haga más inalcanzable, como la colonización de los territorios ocupados. No por un tema de paz con los palestinos, sino porque su supervivencia como Estado judío está en juego. Esperar a que el mundo nos obligue, implica negociar desde una posición de debilidad, que inclusive pone en peligro la existencia del Estado judío.

Apoyar a Israel y defenderlo, ser un verdadero sionista implica por tanto tener esta visión de largo plazo y hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo de paz antes de que sea demasiado tarde.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.