Tu B’Av: Shidujim, el cortejo en la ortodoxia judía

Enlace Judío México e Israel – Este viernes es Tu B’Av lo que se conoce como el “día judío del perdón y el amor” la historia se remonta hasta épocas de los Jueces en que las muchachas salían el 15 de av a bailar en los viñedos y conseguir pareja. Era un día festivo lleno de alegría en el que se alababa las virtudes y la belleza de las mujeres que asistían al ritual. Desde entonces hasta ahora los rituales de cortejo han cambiado mucho tanto en la comunidad judía como en la sociedad moderna, sin embargo, siguen siendo una parte sumamente importante de las relaciones amorosas. En muchos sentidos nos dan una guía sobre cómo se percibe el amor y el matrimonio en cada sociedad, pues muestran los parámetros que las parejas e individuos están dispuestos a efectuar.

Mucho se ha hablado sobre la forma judía de percibir el amor y algunas reglas sobre el matrimonio. Sin embargo, a veces no se nos ocurre pensar cómo estas percepciones impactan en la vida de quienes las creen. En el caso de judíos ortodoxos incluso existen formas particulares de cortejo y citas que son aceptadas por la sociedad y formas que son rechazadas. Dicha reglamentación nace tanto de la tradición como de una forma de mantener intactas las leyes que separan a hombres y mujeres antes del matrimonio. Cabe remarcar que cada una de las costumbres y reglas que se siguen durante el período de citas tienen razones de existencia y esconden un principio judío. Los siguientes son algunos de ellos.

Reglas y principios del cortejo en la ortodoxia judía

La importancia de las cualidades internas de la persona

Toda regla o tradición de cortejo, en cualquier sociedad, tiene en el trasfondo nociones sobre el objetivo del matrimonio o la unión amorosa. La forma en la que nos acercamos a los hombres o a las mujeres está íntimamente vinculada a la forma en que los vemos y el objetivo que buscamos. Si queremos una unión meramente física, el lugar, la dinámica, nuestro atuendo y palabras lo comunicarán; lo mismo si queremos una relación emocional, íntima y afectiva. En el caso judío el cortejo siempre tiene en el trasfondo el matrimonio. La idea de que hombre y mujer se unen para complementarse el uno al otro y construirse espiritualmente a lo largo del tiempo. Cualquier acción que se lleve a cabo en el marco del cortejo involucra tener este objetivo en mente.

La pareja que se busca, la forma de acercarse a ella, el lugar que se escoge; todo gira entorno a encontrar una persona cuyas características le permitan a la persona llegar a ese ideal. Se va a hacer un énfasis especial en tratar de conocer el carácter, los valores y las cualidades de la persona más allá de su aspecto físico, sus logros u otras características externas. Se generan estrategias para que dichas cualidades resalten en las primeras citas y la tensión física no las opaque.

La seriedad de la cita

El realidad el noviazgo como tal no existe dentro de la ortodoxia judía, las citas son para conocer a la persona y concretar el matrimonio, no son en sí para disfrutar una etapa, construir una relación, ni nada por el estilo. La relación empieza con el matrimonio, durante el cortejo los novios intentan verse lo menos posible, pues se teme que en ese periodo de citas pueda llegar a afectar más adelante la relación; que la energía se gaste o los sentimientos se lastimen.

Previo a las citas un shadjan (casamentero) une a las dos personas y desde antes los padres de los novios discuten las condiciones del matrimonio. Antes de cada cita se pregunta a las partes si quieren proseguir con el proceso o terminarlo, de esta forma también se evita que las personas acudan a citas innecesarias.

El amor se construye, no nace

La idea judía del amor es que este nace del compromiso y a lo largo del tiempo; nace de la decisión de las dos personas de estar juntas y acompañarse, de la intimidad y el trabajo espiritual conjunto que llevan al pasar de los años. Sin embargo, para que sea exitoso debe de haber compatibilidad entre las dos partes, deben de estar dispuestos a luchar por las mismas cosas y dirigirse hacia un lugar similar. Antes de entrar a la dinámica de las citas la gente pide referencias sobre la persona y la familia de la persona para asegurarse que tienen el mismo contexto religioso que ellos, que son buenas personas y que puede haber compatibilidad. También se piensa que toda relación previa al matrimonio afecta la forma en que la persona se relacionara con su cónyuge, por eso se procura tener el menor número de encuentros posibles.

La sacralidad del cuerpo

Para el judaísmo el cuerpo es sagrado y está dedicado a la unión marital, hombres y mujeres no se tocan entre sí, eso incluye cualquier contacto físico desde un apretón de manos hasta un beso en la mejilla. Sólo tocan a su cónyuge y el efecto que ello tiene es que la intimidad se vuelva mucho más profunda con la pareja. Por eso no existe contacto físico entre las parejas cuando aún están en la etapa del cortejo. Además también, la Torá prohíbe que un hombre y una mujer se encuentren en un cuarto cerrado o espacio privado sin estar casado. Eso lleva a que las citas ocurran en espacios públicos, como el lobby de un hotel o un restaurante. Si por alguna razón las dos personas deben estar en un cuarto o espacio solos se abre una puerta o una ventana para hacerlo público, por ejemplo, dentro de los carros se suelen abrir las ventanas.

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Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.