Enlace Judío – La versión al castellano de uno de los últimos libros de David Grossman (La vida juega conmigo, editorial Lumen, 2021) constituye un evento inescapable.
Se enhebran aquí páginas que revelan el agitado trajín de una mujer judía –Vera– incapaz de contener y olvidar los dilatados desbordes de su amor a un joven croata en los tiempos de Stalin y Tito.
Ella conoce prisión y torturas, y más tarde, viuda y solitaria, llega a un kibutz israelí donde las memorias que almacena apenas le permiten revelar algún amor –ni seca atención– a su hija y a su nieta. Sus memorias y su envejecido cuerpo atesoran sólo a su hombre, a aquel que prefirió el suicidio a la traición de sus convicciones.
Atada a un nuevo esposo –Tuvia– no olvida su incontenible primer amor al hombre a quien con apenas 18 años le ofreció su cálida virginidad. Pero es Vera para los niños que deambulan por el Kibutz una torcida esfinge que suele trotar en torno a la piscina.
Frisa ella los 90 años, la agilidad no la abandona, pero el revoltijo interior no le obsequia treguas. Rafael es su hijastro quien, como adolescente, aún no acierta a atar una cercana relación con ella.
La cinematografía es la pasión y el oficio en su vida, un recurso que ulteriormente ofrecerá al triangulo compuesto por Vera, su hija Nina y la nieta Nili. Tres mujeres distanciadas por una agitada y personal historia que al cabo se fusionarán en un frágil hilo común.
En un nuevo intento –sin ilusión alguna– de descifrar los enigmas y delirios de su abuela, la nieta Nili sugiere a su padre peregrinar a aislados lugares de Europa oriental para reencontrar el pasado. Peregrinación real y psicológica que pondrá al desnudo las distancias entre generaciones que padecieron castigos y soledad.
Las páginas esculpen a la abuela Vera –su nombre verdadero fue Eva, nacida en el marco de una rica familia yugoeslava– en su excluyente amor a Rade, un oficial del ejército.
Por su origen no judío, ella teme que sus padres lo rechazarán. Sin embargo, la humildad y el amor que Rade brinda a la hija y al entorno compensan los accidentes de su nacimiento y formación.
Al andar de los días, los arbitrarios vaivenes de la II guerra y sus resultados –especialmente entre Stalin y Tito– conducen al suicidio de Rade y a la angosta prisión de Vera en manos de celadoras que multiplican y alargan su agonía.
Al cabo, su nuevo esposo Rafael y su hija Guili aciertan a localizar a la hermana Nina en una de sus múltiples aventuras sexuales –para ella son más un autocastigo que el sensual placer– y junto con Vera emprenden un viaje equipados por aparatos fotográficos y de grabación a la isla donde esta última había conocido la soledad y las torturas.
El propósito: filmar actores y paisajes con el propósito de recuperar las huellas de lo que habría ocurrido en días y noches crueles, y así contar con algún medio que tal vez podría conducir a sanear –con la ácida dialéctica de lágrimas y golpes– lo que fue y se recuerda.
Con este propósito llegan a la isla Goli Otok localizada en las playas de Croacia.
Sin embargo, las heridas no desaparecen en el curso de las generaciones. Se hacen de otros caracteres y expresiones, pero su raíz permanece más allá de la muerte de los afectados.
En estos relatos, David Grossman amplía y revela aquí no solo su talento. También una particular y delicada sensibilidad.
Líder apasionado de la izquierda israelí, con un hijo que murió en los enfrentamientos del país con el Líbano, receptor de múltiples premios en Israel y en el extranjero, Grossman acierta en descifrar las obsesiones de Vera, el amor excluyente y singular que entregara a su esposo Rade, su olvido aparente de la hija Nili –un personaje cuya capacidad para recordar decaerá con el tiempo- y la incontenible crueldad de regímenes políticos cuando se inspiran –negando a Dios y a lo simplemente humano-– en credos y costumbres cuasi religiosos.
Páginas en verdad inolvidables que desnudan contrastes entre la desgracia y la salvación.
El encuentro real de estas tres generaciones de mujeres –esencia y ataduras del libro– se presenta sin máscaras en YouTube. Diálogos y episodios que emocionarán a quien los vea y escuche.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
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