Dra. Llevo semanas con el ídish rondándome en la cabeza. Como si se tratara de una pariente que llevo años sin ver, y cuyas cartas y mensajes me alborotan cuando
llega. Es tan expresiva…Centenaria y absolutamente rica y exuberante en sus
modismos, a veces me inquieta tanta sabiduría en una sola persona…Diría
personaje: el ídish, es más que centenario…Durante centurias amalgamó palabras
de otros idiomas…Es tan modesta que para nada presume sus locuciones…
Sus hablantes, que los hay a pesar de tanta vuelta y revuelta, celebran, desde la
Diáspora o incluso en la Mediná, escritos y escritores ídish-hablantes. Hay quien
procura desde cero, aprender algunos modismos para identificarse con el judío
ancestral, el del shtetl, o de las ciudades de ayer, de hoy: quizá sus padres,
sus abuelos…Ciertamente hay más interés por el ídish que el interés por la riqueza
de alguna tía rica quien busca un heredero que merezca sus beneficios.
Las lenguas van de un lado al otro…Los estudiosos –lingüistas y filólogos–
corretean las palabras, a ver qué historia cuentan. Por ejemplo, las lenguas
indoeuropeas hicieron milagro y medio: para resumir, abarcan, por ejemplo, a la
lengua celta, a las lenguas germanas, a las latinas, a las eslavas. Se necesitaría un
croquis para estudiar el camino –o mejor dicho los caminos de las palabras vivas
que buscan acomodarse, filtrarse y no morir en el intento… Se me ocurre que
durante siglos, las palabras se iban acomodando al habla con más o menos
suerte. Plásticas se amoldaban y pedían, valga decirlo, la palabra…
Por ejemplo, el hebreo y el arameo, tras la invasión helenista, se enriquecieron con
palabras prestadas, como suliot (sandalias), como esnoga (sinagoga), pulmus
(polémica) y kulmus (pluma), entre muchas. Luego, llegó Roma y la cantidad de
palabras que permearon el habla de los hebreos en tiempo de revueltas, en tiempo
de exilio. Y del exilio o diáspora se pueden decir muchas cosas. El latín culto se
convirtió en latín vulgar en el Imperio romano, magna extensión donde el latín se
filtró en lenguas ajenas, produciendo lenguas, como las romances. En la ruta del
Rin –en tierras de Francia y Alemania—surge la lengua ídish. de acuerdo a Leo
Rosten en The joys of yiddish, para algunos judío germanos una jerga sin gramática
ni literatura. Para los hebraístas, lengua vulgar, para las masas. Para los nacidos en
la Mediná es la lengua nacida del alemán, y por ende, descalificado, además de
nacida en la vilipendiada diáspora. Para Rosten el ídish no es hebreo, aunque
contiene vocablos del hebreo, aunque los rezos sean en lengua santa. El alemán,
lengua germana, aportó aproximadamente el 70 por ciento de vocablos. Imagino,
acaso, que durante las cruzadas –que dieron comienzo en el siglo XI– los judíos
hablaban el ídish que habría de valerse con el tiempo y con los cambios políticos de
palabras eslavas, de raíz indoeuropea. Cuando, por ejemplo, Catalina la Grande
hereda Polonia, recibe a su gusto o no, millones de judíos de habla ídish. El inglés,
el húngaro, el rumano prestaron palabras al ídish. personalmente, cada vez que veo
una película polaca o rusa, capo palabras conocidas como uguerke, como
smetene…Como pepino, como crema agria…Hoy día el ídish y el inglés –por
motivos de migración y contacto– se han enriquecido mutuamente. De acuerdo al
multicitado Rosten el ídish es más antiguo que el inglés moderno, de acuerdo al
Random House Dictionary. Obviamente, el ídish resulta una lengua íntima,
digamos secreta, para cuando el agua llega al cuello, y nadie, fuera de sus
congéneres, deben enterarse. Cabe mencionar que, aunque el alemán prevalece,
fue escrito con letras hebreas, por descifrar únicamente por los descendientes de
Judá. Y que nadie se sorprenda, de acuerdo a los estudiosos, que existan
diferentes tipos de ídish: el polaco, el lituano, el austríaco, el húngaro… Algunas
palabras se pronuncian diferente, tal vez algunas sean totalmente desconocidas
para sus hermanos de otros lares. Y que nadie se sorprenda, cuando escuche en el
inglés palabras como nudnik, boytchik, nebej, shlump, como molón, jovenzuelo,
pobrecillo, harapiento… Que no se sorprenda el anglo-parlante cuando escuche
svit-hot, o sea, sweethart. O, cuando, Abraham Lincoln se convierta en Abraham
Lincohen….. De acuerdo a Rosten.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.
Comunidad Enlace Judío
¿Nuestro periodismo es importante para ti?
¿Confías en Enlace Judío para una cobertura precisa y oportuna en este momento?
En ese caso, únete a la comunidad Enlace.
A partir de $100.00 MXN al mes, podrás:
- Apoyar a nuestros periodistas independientes que trabajan las veinticuatro horas del día
- Ser reconocido como parte de nuestra comunidad una bendición semanal
- Acceso a contenido exclusivo
- Acceso a eventos exclusivos, en caso de haberlos
- Servicio de noticias instantáneas sobre Israel y el mundo judío a tu celular, así como a nuestras transmisiones en vivo.