Enlace Judío México e Israel – Este viernes se estrena en Netflix Dos veces tú, cinta del mexicano Salomón Askenazi que ha sorprendido por su originalidad. Conversamos con él, en exclusiva, para saber más sobre esta y sus otras películas.
Si estás buscando una película ligera para ver en Netflix este fin de semana, algo que no implique ningún esfuerzo mental y que te haga sonreír con facilidad… no veas Dos veces tú, la nueva película de Salomón Askenazi, que se estrena este viernes en la plataforma de streaming más famosa del mundo, y que promete ser todo menos una cinta convencional.
Antes de llegar a Netflix, Dos veces tú pasó por el Festival de Cine de Santa Bárbara, en 2020, y cosechó buenas críticas tras su paso por 50 salas de cine en México, en el durísimo año de la pandemia.
“Lo que quise hacer es no hacer una película sobre judaísmo pero que el Setting y los personajes sean judíos”, dice Askenazi en entrevista exclusiva para Enlace Judío. A diferencia de otras cintas realizadas por judíos, que muestran el mundo judío desde sus entrañas, en Dos veces tú, el tema central es la muerte o, quizá, la dualidad, las posibilidades de mundos paralelos.
Un tema riesgoso, acepta Askenazi, “porque también a mucha gente que la odia y que no entiende, que no quiere pensar más allá. Y entiendo porque sí es una película que de repente puede confundir un poco, pero le diría a la gente que se aviente a verla y a interpretarla y realmente es una película que cada quien puede tener su versión de las cosas.”
Quizá radique en esa ambigüedad lo original de la cinta que la crítica ha destacado. “Si me preguntan ‘oye, pero ¿qué pasó realmente? ¿Quién se murió? ¿Qué pasó aquí?’, mi respuesta es ‘no hay respuesta: cada quien la interpreta’. Entonces es un cine un poco difícil para cierta gente que está acostumbrada a ver películas más digeribles.”
Rostros no evidentes de la realidad
A sus 36 años, Salomon Askenazi ha recorrido ya un camino decoroso como guionista, director y productor. Es cofundador de Fosforescente, casa productora que puede presumir cintas como Leona, Ocean Blues y El secreto del doctor Grinberg.
Esta última, un documental sobre el célebre y enigmático Jacobo Grinberg, es una muestra de los intereses de Askenazi, orientados hacia los rostros no evidentes de la realidad, hacia la multiplicidad de posibilidades que hacen de la existencia y de la percepción universos inagotables.
“Soy muy fan de Jacobo Grinberg. Antes de conocer el proyecto del documental o leyendo mucho sus libros, escuchando sus audios y se me hace un personaje increíble (…), y justo cuando empecé a buscar sobre él me encontré con que una prima segunda era su alumna en la UNAM y ella me conectó con un director español que estaba haciendo el documental de Grinberg.”
Porque quizá cuando se está abierto a posibilidades no lineales, el universo puede encargarse de poner frente a uno los caminos, las puertas para transitar hacia el enigma.
“Y así es como me uní con él y llegué al proyecto, ya un poco tarde, cuando ya estaba acabando filmar, pero justo íbamos a hacer unas entrevistas en México y vamos un poquito a conseguir dinero para para que se estrene.”
Añade de que “por pasión al tema me uní, porque se me hace que es una historia increíble. Jacobo es el científico más interesante y más prolífico de México y nadie lo conoce, que es una pena. Creo que este documental va a empezar a hacer ruido para que la gente lo conozca.”
Para quien haya visto la película o conozca la historia de Jacobo Grinberg, tener enfrente a uno de los productores representa una oportunidad ineludible para indagar sobre su opinión respecto al enigma que entraña el personaje y que se explora en la cinta: ¿qué pasó con el doctor Grinberg?
Y de todas las respuestas posibles, de entre todas las conjeturas que se han hecho a lo largo de las más de dos décadas transcurridas desde la desaparición del científico, Askenazi opta por la más estrambótica.
“La que más me gusta a mí, más bien es la teoría de que se elevó (…). Ni fue asesinado, ni está en la NASA (…), y siento que se metió a mundos un poco peligrosos y entró como a otro plano, o a lo mejor, y por cuenta propia. El ser se pasó a otro plano, pero creo que no está muerto y tampoco está aquí en la tierra.”
Askenazi admite que su teoría podría hacerlo parecer como un loco pero, ¿no se necesita estar loco para emprender aventuras como las que este joven realizador y productor ha cursado hasta ahora”.
Una pasión añeja
Además de ser socio de Fosforescente, Askenazi es copropietario de Autocinema Coyote y de una cafetería llamada Quentin. Porque a sus 13 años, mientras otros niños judíos pensaban solo en su bar mitzvá, Askenazi había establecido ya una relación profunda con el séptimo arte.
Sus padres contribuyeron a dicha pasión. “me ponían películas desde niño, me llevaban al cine mucho. De repente veía películas como que no eran para mi edad. Vi Pulp Fiction a los 13 años. Me impactó mucho y (mis padres) siempre me han apoyado. Han sido productores de mis películas. De repente me ayudaron con algún tema del guión. Han estado muy presentes siempre.”
Ya desde los 10 años, Askenazi devoraba películas e incluso las clasificaba en una escala personal según qué tanto le gustaban. “Sin saber mucho qué era hacer cine, yo siempre dije ‘voy a estudiar cine, es mi pasión’. Como que nunca se me ocurrió trabajar en otra cosa y terminé estudiando cine en Centro.
Su primer largometraje, Ocean Blues, se realizó con solo $20,000 dólares y fue distribuido por la Cineteca Nacional, y luego adquirido por Netflix y Amazon Prime Video. También produjo y editó The Incident, que se proyectó en Fantastic Fest, Busan y Sitges, y Leona, que se estrenó en el Festival Internacional de Morelia.
Su tercer largometraje, El Rey de la Fiesta, se estrenará este año. “Se trata de un hombre de 50 años que está en una crisis existencial, emocional y tiene un hermano gemelo al que le tiene un poco de envidia”, nos cuenta, “porque es un alma libre. No está casado, está todo el día de fiesta y, en cambio, él es un hombre de familia que lleva el negocio y de pronto se le abre una oportunidad de vivir la vida de su hermano o por unos días.”
Al igual que en Dos veces tú, esta nueva cinta recurre a la dualidad y a las múltiples posibilidades de la vida, temas que obsesionan a Askenazi. “Me encanta explorar qué pasaría si… Y salirme un poquito de la realidad. En mis películas, en general, me doy cuenta de que se habla mucho de la dualidad, de tener dos opciones de lo mismo, del mismo evento. Y creo que es porque estoy muy clavado en un montón de temas como la conciencia y cómo la mente realmente es al final tu vida (…) Realmente creo que la calidad de tu mente es lo que define tu vida.
Pero también la realidad ordinaria le aporta a Askenazi materia prima para crear. “Siempre tengo alguna inspiración muy clara en la vida real, ya sea una persona que conozco, un evento del que escuché o un personaje que quiera poner en pantalla, siempre como que algo de ahí me despierta la idea y ya luego la desarrollo.
Así, las primas Cohen de Dos veces tú, están inspiradas en la esposa del cineasta y su prima, mientras que el protagonista de El rey de la fiesta, lo está en el tío de Salomón Askenazi.
Judíos en el cine mexicano
El éxito de Michel Franco y otros realizadores judíos mexicanos no es un caso aislado. Una joven y pujante generación de realizadores, guionistas, productores y fotógrafos ha llegado para marcar las nuevas pautas y hacer ruido en festivales internacionales.
Askenazi ha trabajado con varios de ellos. “Mi socio y productor de la película es Isaac Cherem, que por cierto dirigió la película Leona —es una película que sí se clava mucho en el tema judío—. También he trabajado con Jacobo Fasja, que me ayuda con la con la música de las películas, con Adelle Achar, que no en esta película, pero en otras ha hecho el diseño de producción. También colaboré con Daniel Adissi, que es actor y músico de varias de mis películas. En general, siempre he tenido alrededor mío un grupo cercano de la gente de la comunidad que está muy metida en el medio.”
Otra judía que colabora con Askenazi es Karen Chacek, coguionista de El rey de la fiesta, una responsabilidad enorme porque escribir un guión “es muy complicado. Es un reto muy, muy fuerte. De hecho, últimamente he estado escribiendo con gente porque siento que es una chamba muy dura para una persona”. Quizá tanto como escribir una novela. “Tal vez aquí la diferencia es que tienes que estar pensando mucho en imágenes todo el tiempo y en cómo describir las imágenes en un guión. Al final acabas escribiendo todo lo que se ve en pantalla. Desde cómo se ve la decoración del lugar, del actor, en qué tipo de humor está y todo lo que dice.”
Pese a la crisis que vive el mundo desde hace año y medio, Askenazi cree que este “es un gran momento” para los cineastas mexicanos. “Siento que ahorita, justo como que el mundo está viendo hacia el cine mexicano, con todos los premios que ha habido, desde los Oscar, en Cannes…”.
Y para los cineastas judíos, en particular, las oportunidades están abiertas. “Creo que siempre la voz de un judío se siente. Yo siempre trato de escribir un poco de lo que conozco y de lo que siento y de lo que vivo. Entonces, es una mirada fresca y diferente, (es interesante) ver una película de alguien que tiene cierto background cultural o religioso.”
Respecto a si Askenazi ha enfrentado alguna forma de discriminación por su origen, segura, enfático que “la verdad es que no. En general, la gente que se interesa mucho en un tema cuando ve alguna escena, no sé, del rabino. Entonces, como que me preguntan o me comentan que está muy interesante ver y que si es algo fresco que se hable de la cultura, obviamente no hemos recibido ningún tipo de odio.”
Por eso anima a los jóvenes a que se lancen a la aventura que él mismo ha recorrido. Y les dice “que realmente se puede. Yo lo veía como un sueño muy lejano y sin darme cuenta, de repente ya estoy haciendo cine y películas en Netflix y ni te das cuenta cuando llegas. Porque cuando llegas ya quieres más. Quieres algo más.”
La clave está en seguir la pasión por el cine. “Lo importante es, si les gusta el cine y si los apasiona, sí es una carrera que hay que que estar trabajando muy duro, como que hay que empezar ahora, a veces desde abajo, haciendo cortometrajes, ayudando en grabaciones. Pero también se puede ver cómo con la tecnología (es posible) hacer cine con un iPhone, entonces, realmente. Si tienen ganas y una voz particular, si quieren encontrar algo original, no copiar a nadie, creo que tienen chance.”
Se trata, dice, de buscar esa voz única que se convierta en una película que, como Dos veces tú, logre la originalidad que le permita ser notable entre el mar de opciones que hoy en día puede apreciarse en plataformas como Netflix, donde se estrena mañana, para bien del cine mexicano y de la carrera de este promisorio cineasta y empresario judío.
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