Enlace Judío – Después de la Segunda Guerra Mundial, miles de refugiados judíos emigraron de la Europa devastada por la guerra a la Palestina gobernada por los británicos. En el proceso, fueron detenidos por quienes los liberaron poco antes y puestos en campos de concentración en la isla de Chipre, recogió Ynet.
Tras sobrevivir al Holocausto, recorrer los Alpes en invierno y atravesar el Mediterráneo en un barco abarrotado, Rose Lipszyc recuerda con claridad la prisión en los duros campos británicos de Chipre.
“Después de todo lo que sufrimos, estábamos nuevamente detrás de alambre de púas”, expresó Lipszyc, de 92 años, 75 años después de que los soldados británicos encarcelaran a los judíos en la isla del este del Mediterráneo.
La familia de Lipszyc, de la ciudad polaca de Lublin, estaba entre los seis millones de judíos que los nazis masacraron durante la Segunda Guerra Mundial.
Ella escapó de la muerte con documentos falsos, realizando trabajos forzados en Alemania.
Después de la guerra caminó a Italia para luego unirse a un éxodo de miles de refugiados que soñaban con una nación judía. Finalmente abordó un barco desvencijado en Venecia con destino a la Palestina británica.
“Éramos 300 apretujados en el barco”, dijo Lipszyc. “Íbamos como sardinas”.
Pero cuando las costas de Palestina aparecieron en el horizonte, dos buques de guerra británicos se apagaron.
“Los soldados ingleses, a quienes habría besado los pies por haberme liberado en Alemania, saltaban a nuestro pequeño buque para sacarnos”, dijo, con voz temblorosa.
La llevaron a 250 kilómetros (155 millas) al noroeste, a Chipre, entonces bajo dominio británico.
Entre agosto de 1946 y febrero de 1949, más de 52,000 judíos sacados de 39 barcos fueron detenidos en campos de Chipre, según Yad Vashem, el centro educativo y conmemorativo del Holocausto en Israel.
“Los ingleses no nos mataban de hambre, tampoco nos mataban como los alemanes”, dijo Lipszyc. “Pero fue muy traumático que los mismos que me habían liberado ahora me encarcelaban”.
Los británicos querían que los campos abarrotados fueran un “elemento disuasorio para romper el ‘movimiento de resistencia hebreo’ en Palestina”, indicó Yad Vashem. Más de 400 personas murieron por enfermedades.
Es una historia que el Gran Rabino de Chipre, Arie Zeev Raskin quiere “enseñar a la próxima generación”.
La llama una “pieza muy importante del rompecabezas” entre el Holocausto y la fundación del Estado de Israel en 1948.
Cuando descubrió que un granjero utilizaba una de las últimas chozas de metal que quedaban como cobertizo para un tractor, Raskin la convirtió en la pieza central del Museo Judío de Chipre que está construyendo en la ciudad portuaria de Larnaca.
“Las chozas estaban hirviendo en verano y heladas en invierno”, dijo Raskin.
Nacieron 2,200 bebés en los campamentos y alrededor del 80% tenía entre 13 y 35 años, “entre los supervivientes más animados y vivaces del Holocausto”, agregó Yad Vashem.
“Me llamaban Bat Aliá, que significa ‘hija de la inmigración'”, recordó Taly Barash, de 73 años. “Fue una época muy dura”.
Barash sirvió en el ejército israelí durante la Guerra de los Seis Días de 1967.
Hoy, décadas después de haber nacido en un campamento de Chipre, dirige una imprenta en Londres y se siente orgullosa de su pasado.
“El museo ayudará a mantener vivos los recuerdos”, dijo.
Algunos chipriotas, también resentidos por la dominación británica, colaboraron con las milicias judías.
Entre ellos fue clave Prodromos Papavassiliou, quien tras luchar contra las fuerzas fascistas en el norte de África con el Regimiento de Chipre británico, se indignó por los campamentos, dijo su hijo Christakis Papavassiliou.
“Arriesgó su vida trabajando con grupos judíos clandestinos”, aseguró Papavassiliou, cónsul honorario francés retirado.
Prodromos ayudó a cientos de judíos, escondiendo a los que hacían túneles en naranjos y cuevas, hasta que logró organizar barcos para sacarlos de contrabando al ahora popular centro turístico de Ayia Napa.
Sus hazañas fueron relatadas en la película “Éxodo”, de 1960, protagonizada por Paul Newman y Eva Marie Saint. La “Plaza de Papá” en la ciudad de Haifa fue nombrada en su honor.
Papavassiliou, presidente de la Asociación Empresarial Chipre-Israel, afirma que el pasado ha “ayudado a forjar estrechos lazos” entre ambos países.
“La historia nos recuerda que ante la persecución y el sufrimiento, la gente soporta enormes sacrificios en busca de seguridad”, señaló Eliana Hadjisavvas, del Instituto de Investigación Histórica de Gran Bretaña.
“A medida que los países siguen lidiando con la gestión política de la migración, las medidas draconianas y los centros de detención se han convertido cada vez más en una característica definitoria de las respuestas contemporáneas”.
Lipszyc llegó finalmente a Palestina “solo una o dos semanas” antes de la declaración de Independencia de Israel en mayo de 1948, y la guerra estalló de nuevo. Actualmente reside en Toronto.
“Si pudieras vivir lo que yo viví, verías que el odio no te ayuda en la vida. El odio sólo destruye”, dijo a la AFP.
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