Enlace Judío México e Israel – Una de las cosas más bellas del judaísmo es que toma en consideración a la persona en la totalidad de sus facultades; no la aísla del mundo sino la une a él. Nos enseña a crecer a través del contacto con las personas que amamos y nos rodean. A la vez que nos impulsa a conocer nuestros deseos más profundos y trabajar nuestra individualidad. Dentro del calendario judío estamos en la época de los llamados “Yamim Noraim” (Días temibles) es un momento de encuentro e introspección donde tratamos de hacer los cambios que queremos en nuestra vida para presentarnos limpios frente a Dios. Rosh Hashaná y Yom Kipur son las dos festividades que forman el centro de estos días. En Rosh Hashaná reflexionamos sobre el actuar de Dios en el mundo y nuestro lugar en él y a lo largo de Diez Días hacemos las reparaciones que podemos para pedir perdón en Yom Kipur, pues éste será el día en que finalmente Dios limpié las transgresiones que cometimos y nos ayude a curar las heridas que dejamos abiertas.
El perdón como proceso curativo
Lo primero que aprendemos del perdón es que esencialmente un proceso curativo. Uno deja ir el resentimiento y el odio para poder curar la herida que la otra persona dejo. Antes de Kipur uno intenta perdonar a todas las personas que nos han herido o cometido transgresiones contra nosotros no por ellos mismos sino por nosotros, para poder pararnos frente a Dios sin guardar sentimientos malos y sin un peso en nuestra alma. El perdonar a los demás también nos ayuda a dejar ir el pasado y perdonarnos también a nosotros mismos como individuos.
La importancia de la reparación
Las leyes de Dios sobre los hombres y el mundo están hechas para mantener el orden que le da vida y existencia a todo lo que nos rodea. Cada vez que trasgredimos una de ellas rompemos esa estabilidad; Yom Kipur se trata de restablecer el orden roto, de expiar las culpas y reparar aquellas cosas que lastimamos. Esto se logra a través de pedir perdón, sin embargo, para que el perdón sea real y sincero debemos tratar de reparar en la medida de lo posible el daño hecho. Debemos primero aceptar nuestra responsabilidad y hablar con las personas que fueron presas de nuestras acciones equivocadas; pues Dios no puede expiar las culpas cometidas contra los hombres. Sólo las personas a las que lastimamos pueden perdonarnos a nosotros. Dejamos a Dios sólo aquellas cosas que con nuestras manos no pudimos cambiar, y sólo aquellas cosas que le competen a Él y no al hombre.
Expiar la culpa
La culpa es uno de los sentimientos más complejos en el ser humano, por un lado nos ayuda a ver que nos equivocamos y nos impulsa a corregir nuestras acciones, y buscar reparación a las faltas cometidas. Sin embargo, también es uno de los sentimientos más destructivos del hombre. Tiene el poder de sumir a una persona en la desesperanza, la depresión y convertirse en el obstáculo preciso que no le permite al hombre cambiar, que lo hace aferrarse
al dolor, a su maldad y a su pasado. Cuando uno se aferra a la culpa pierde la autoestima necesaria para cambiar y se programa a cometer los mismos errores y causarse dolor a si mismo y a quienes lo rodean. Yom Kipur justo se trata de hacer las acciones necesarias para cambiar, reponer el daño y dejar ir la culpa; se trata de soltar el pasado aprendiendo de él y convirtiéndonos en mejores personas.
La importancia de la empatía al pedir perdón
Un dicho mexicano dice “de buenas intenciones está repleto el camino al Infierno” querer pedir perdón es un acto necesario y noble, sin embargo, como nos enseña la halajá, debemos tener cuidado al hacerlo. Nuestro objetivo debe ser el bienestar emocional de la persona a la que lastimamos y no el nuestro. No debemos pedir perdón sólo por dejar de tener culpa, antes que nada debemos considerar los sentimientos de la persona a la que lastimamos y debemos hacer las cosas para que haya una reparación con ella más que con nosotros. Si la persona no sabe que actuamos a sus espaldas y enterarse de ello le va causar un mayor dolor que no saberlo, no podemos pedirle perdón. Si al pedir perdón difundimos información sobre otra persona que no debería salir a la luz, tampoco deberíamos hacerlo. Por eso la empatía y la sensibilidad son dos de las herramientas más importantes al pedir perdón; debemos tener cuidado desde el momento que escogemos para acercarnos a la persona, hasta la selección de las palabras que usamos.
La importancia de las acciones por encima de las intenciones
Uno de los elementos que más se destacan entre los rabinos cuando se habla del perdón que Dios otorga al hombre es que el arrepentimiento debe ser sincero y la persona no debe continuar cometiendo las mismas acciones que lo llevaron a ese lugar tan oscuro. Maimónides incluso pregunta cómo sabemos que una persona hizo teshuvá de forma sincera, y responde que si tres veces se encuentra en la misma situación y tres veces opta por el camino correcto entonces su arrepentimiento fue sincero. Finalmente lo más importante es que la persona cambié sus hábitos y formas de actuar.
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