Enlace Judío México e Israel- El arte moderno está constituido por individuos que conjuntan una fuerza creativa con una personalidad intensa. Tal vez esto se debe a las vidas que los artistas llevaron, producto del complejo contexto histórico en el que vivieron. Picasso, Pollock y Dalí (entre muchos otros) se caracterizaron por entreverar las experiencias personales con su estética, cumpliendo así una de las premisas de las vanguardias: politizar el arte.
Cuando observamos a un artista perteneciente al arte Moderno, es necesario conocer un poco de su ajetreada vida para comprender los motivos, los significados y las estéticas. No es lo mismo observar una pintura de Rivera, que hacerlo bajo el enfoque de la política Vasconceliana y su objetivo educativo nacional. Entendemos mejor el Guernica al conocer la historia detrás de la pintura, y saber que Picasso la creó en tonos grises para que la calidad de la impresión en los periódicos no restara intensidad al mensaje de denuncia que el autor quería enviar al mundo. El arte Moderno, que comprende desde el surgimiento del Impresionismo (circa 1874) a la mitad del siglo XX, incluye la política como parte de su discurso.
Janet Sobel
Janet Sobel fue una artista de origen ucraniano nacida en mayo de 1893. Su nombre real era Jennie Olechovsky y vivió una serie de persecuciones producto del convulso escenario ruso de finales del siglo XIX. Su padre, Baruj Olechovsky fue una víctima más de los terribles pogromos que se desarrollaron en el todavía Imperio Ruso a principios del siglo XX.
La vida de esta joven mujer y de su madre tomó un giro inesperado cuando emigraron a los Estados Unidos y se establecieron en la ciudad de Nueva York, en donde Janet se casaría con un joven llamado Max Sobel y tendrían cinco hijos.
Después de dedicarse a su familia, Sobel comenzó a pintar en 1937, a la edad de cuarenta y cinco años. Sus obras eran tan notorias e impactantes que uno de sus hijos, identificando el talento vanguardista y transgresor, compartió las pinturas de su madre dentro del círculo de otros migrantes intelectuales como André Bretón. La obra tenía escenas de la infancia de Sobel y la melancólica remembranza de figuras familiares sumidas en el folclore de flores y trajes típicos, figuras sin proporción, con una estética cruda y al mismo tiempo naive. Pero la obra de Sobel también tenía cuadros abstractos, sin elementos figurativos reconocibles, compuesta de salpicaduras de color que formaban telarañas de texturas, tonalidades y sentimientos.
Es importante mencionar que en nuestros días una obra abstracta es un elemento conocido, incluso cotidiano; pero en aquel momento la abstracción era algo novedoso que se había buscado a partir de un largo camino plástico comenzado desde Eduard Manet y experimentado a lo largo de las diferentes vanguardias pictóricas. En suma, la obra de una inmigrante judía rusa, madre de familia y sin formación académica formal se volvió el centro de la escena pictórica neoyorquina, al grado de que el crítico de arte Clement Greenberg reconoció el valor de la propuesta junto a un joven pintor llamado Jackson Pollock.
Por desgracia, más tarde Greenberg mismo minimizaría el trabajo de Sobel al llamarlo “primitivo”, ya que como ella carecía de una formación artística, esas obras eran producto de tan sólo “una ama de casa”.
La pintura de Sobel, una de las bases del Abstraccionismo Pictórico
Sin embargo, el fenómeno que causó Sobel con sus obras era una realidad y una de las coleccionistas más importantes del momento, Peggy Guggenheim, reconoció su trabajo y lo incluyó como parte de su famosa galería The Art of this Century, junto con las obras de Picasso, Braque y Mondrian. El reconocimiento de Sobel creció al grado que varios museos se disputaron sus obras.
Hoy, dentro del acervo del MOMA en Nueva York, luce uno de los cuadros más importantes de la historia del arte universal. La vía láctea de Sobel es un parteaguas pictórico y conceptual que marcó un hito dentro de la narrativa del arte. La pieza es una de las primeras obras creadas a partir de la técnica de Action Painting, misma que después sería adjudicada a Jackson Pollock como si la obra de Sobel nunca hubiera existido.
Las pinturas de Sobel son una de las bases del Abstraccionismo Pictórico o Abstraccionismo Norteamericano y, en mi particular lectura, demuestra que la creatividad del ser humano no tiene edad y puede surgir explosiva, potente y feroz en cualquier momento, compuesta de la dicotomía sentimental resguardada en el corazón de nuestras memorias.
Toda esa fuerza puede cambiar el devenir de la historia para siempre.
Fuentes:
- Dempsey, Amy, Arte moderno y contemporáneo, (Barcelona: Blume, 2018).
- Greenberg, Clement, “American-Type” Painting, en org/images/c/ce/Greenberg_Clement_1955_1961_American-Type_Painting.pdf.
- Gombrich, Ernst, La Historia del Arte, (NY: Phaidon, 1950).
- Seaberg, Libby, Will the Real Janet Sobel Please Stand Up?” en janetsobel.com
- Pollock Griselda y Parker Rozsika, Old Mistresses. Women, Art, and Ideology, (NY: Pandora Press: 1981).
- Prose, Francine: Peggy Guggenheim. El escándalo de la modernidad, (Madrid: Turner, 2016).
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