Enlace Judío México e Israel – Los hermanos Zagha produjeron Sin señas particulares, una cinta aclamada, ganadora de múltiples premios, que retrata uno de los aspectos más terribles de la realidad mexicana: la desaparición de personas. Conversamos con ellos en exclusiva.
México vive desde hace ya más de una década un drama dentro de otro drama, una tragedia dentro de otra: la desaparición de personas en el contexto de la violencia generalizada a partir de la llamada “guerra contra las drogas”. Decenas de miles de familias, a quienes los perpetradores de la violencia les han arrebatado a uno o varios de sus seres queridos, siguen buscándolos en un laberinto de burocracia, indiferencia y parajes desiertos.
Sin señas particulares, cinta dirigida por Fernanda Valadez, escrita por Astrid Rondero y la propia Valadez, y protagonizada por Mercedes Hernández, se acerca a la intimidad de una de esas historias terribles al poner el lente sobre la búsqueda que una madre hace de su hijo desaparecido.
La película ha cosechado 9 premios Ariel, incluyendo el de Mejor película y el de Mejor dirección, además de varios premios internacionales. Se estrenó en Estados Unidos y en varios países de Europa y ahora busca atraer a la audiencia mexicana, que por más de año y medio se ha alejado de las salas de cine por temor a la pandemia.
Una película que te toca
“Es un tema muy importante lo que toca Sin señas particulares y lo hace de una manera muy especial, muy poderosa, muy sensible”, dice Jack Zagha, productor de la cinta, en entrevista exclusiva para Enlace Judío. “Desgraciadamente”, agrega, “la pandemia hizo que no tenga la fuerza de influencia que podía haber hecho en la sociedad. Se detuvo un poco, se paró, se limitó, pero la verdad es que es una película que vale la pena ver. Es una película que se te va a abrir una ventana, un México que hay veces que no nos damos cuenta que vivimos así.”
Junto con su hermano Yossi, también presente en la entrevista, Jack narra la manera en que el guión llegó a sus manos para iniciar el largo proceso de transformarse en una película que ya da de qué hablar tanto en México como fuera de las fronteras de este país, escenario de la historia.
“Fernanda y Astrid vinieron a la oficina a enseñarnos este proyecto que tenían, que estaba basado en un cortometraje que Fernanda hizo en la escuela de cine. La verdad es de que nosotros leímos un guión y le dije a Fernanda que para mí era como una masterclass de guionismo. Es un gran guión, no todos los días es un guión así y nosotros nos comprometimos a ayudarle en todo lo que podamos para sacar adelante el proyecto.”
La pareja de productores se dio a la tarea de reunir los fondos necesarios para la realización de Sin señas particulares, pero “la verdad es que la película no consiguió todo el presupuesto que nosotros queríamos y eso hizo que también se haga una película muy personal; solamente, muy poca gente podía estar en la filmación.”
La falta de presupuesto incidió en que sus creadoras tuvieran que modificar el guión para darle ese toque de intimidad que ahora la distingue. “Es una película que te toca, que te llega y tiene que ver con la manera en que se hizo. Entonces, estamos muy contentos con los resultados, pero sobre todo porque a nosotros nos gusta contar historias. Nos gusta poder mostrarle a un público una vida que es distinta a nosotros, ajena, y aprender de eso y poder, a partir de eso, hacer un cambio.”
“Estuvimos involucrados más en la parte de la carpeta, de armar el proyecto, presentarlo a fondos, conseguir fondos también para la postproducción y hemos estado involucrados en todo lo que es el lanzamiento de la película y su distribución”, dice Yossi Zagha.
“La verdad es de que, como dice Jack, no se consiguieron todos los fondos que hubiéramos querido, pero en parte, y eso sí, mis respetos para Fernanda y Astrid, que tienen una visión muy clara de lo que querían y cómo contarlo y con recursos limitados supieron aprovecharlos para resolver creativamente y de una forma muy bien, con poco presupuesto y muy sencilla en su producción. Unos sentimientos y una fuerza que nos toca a todos los que vemos la película.”
Todos los mexicanos somos responsables
Pero ¿qué puede tener que ver el drama de los desaparecidos, principalmente en las zonas de conflicto del norte de México, con la comunidad judía, principalmente avecindada en la capital y su periferia?
“Yo creo que no debe de hacer diferencia si eres de la comunidad judía o no, no importa la religión que tengas. Todos los que vivimos en México somos de alguna manera responsables con lo que sucede en México”, opina Jack Zagha.
Agrega que “de alguna manera, también somos los que pueden hacer una diferencia. Entonces, cada quien desde su trinchera, desde donde está, desde con los medios que tiene, con los estudios que tiene o no tiene, con los medios económicos que tiene o no tiene, puede hacer una diferencia.”
Para el productor, “hay muchas cosas que pasan en este país que no están bien y (de las que) no se habla porque a los que les pasa a veces no tienen la fuerza para para que sean escuchados. Entonces esta película lo que pretende es justo, es darles, darles voz.”
Al respecto, Yossi apunta: “algo que también se toca en la película es que esta problemática de las desapariciones es un problema que afecta a todas las clases sociales; nadie está exento de esto, y muchas veces uno cree que todos los que desaparecen ‘es que estaban en malos pasos…’ y cada vez se ve más que no es el caso.”
Entender las causas de una situación terrible es “lo primero que uno tiene que tratar de hacer”, agrega Yossi, y nos cuenta que las guionistas pusieron un gran empeño en lograrlo. “Eso se consigue, o sea, se consigue abordar todo este problema a través de la ficción.”
Acostumbrados al horror
La desaparición de personas es tan cotidiana que forma parte del registro habitual de los diarios, de los noticieros y de los trabajos documentales. Sin embargo, dice Yossi, la sobreexposición a la violencia ha hecho que la sociedad se encuentre insensible frente al tema. “Y entonces lo que se logra con esta ficción es darle otra vuelta al problema, tratar de hablarlo de otra forma, de que nos toque más a fondo.”
Sobre las causas de las desapariciones, Jack explica que hay diferentes razones, pero la verdad es que lo que está pasando en México es algo que es realmente sorprendente. “Yo hace poco estaba escuchando una entrevista de un periodista que cubre guerras, y entonces, lo que hizo fue meterse a un cártel y tratar de, así como cubren una guerra, trata de descubrir lo que veía dentro del cártel. Y dice que el nivel de violencia que encontró no lo había visto en ninguna de las guerras en las que ha estado.”
Eso lleva a preguntarse cómo llegamos a esos niveles de violencia. Qué pasó en México para que tuviéramos que acostumbrarnos al horror. “La verdad es que son muchas las razones, es difícil de resumirlo todo, pero lo que dijo Yossi es cierto: la película, lo que te hace es descubrir algo. No quiero contarla, pero te deja helado porque justamente responde un poco y de una manera muy sorpresiva” esas preguntas.
La voz de las mujeres en el cine
Guionistas, directora, protagonista, directora de fotografía… las mujeres son predominantes en la manufactura de Sin señas particulares, película que, además, narra la vida y la visión de una mujer, de una madre que ha decidido arriesgarlo todo para obtener respuestas. ¿Se trata de un hecho aislado o ya es una tendencia la presencia femenina en el cine nacional?
“Es una pregunta difícil”, admite Yossi. “Lo que sí te puedo decir es que este año, por ejemplo, más que ningún otro año en México, más películas se hicieron por mujeres”. Y eso, opina incide en los contenidos mismos. “Estamos escuchando relatos que tal vez antes no llegaban a las salas o con una perspectiva distinta que antes. Entonces, eso sí se siente. Creo que se siente en esta película también (…), tienen una visión, una perspectiva distinta.”
Competir en el mercado internacional
La pareja de productores entiende, sin embargo, que el cine también es entretenimiento, y que su espectro comercial es importante para que la industria se sostenga. Por eso trabaja en dos cintas que verán la luz próximamente, y que abordan formas muy distintas del terror. Se trata de The Containment y Quince.
Sobre la primera, Jack Zagha dice que “en cierta forma, es un experimento. Yo jamás en mi vida pensé que iba a involucrarme en una película de terror (pero) nos gustan las buenas historias y esta es una historia que tiene un giro que la hace distinta de la típica película de posesión que es, en el género de terror, el género que más se ha usado, es el más famoso, es el que más películas se hacen cada año, de posesión. Y entonces pensamos en una historia que cumple con el género, pero que al mismo tiempo la hace distinta y la hace fresca y la hace diferente.”
“Es una apuesta a un cine comercial”, agrega Yossi, y dice que, además de ganar premios en festivales, las películas mexicanas tienen que competir comercialmente. “Aquí en México el 95 por ciento de la taquilla se va a películas americanas y habladas en inglés. Y entonces nosotros creemos que el cine mexicano tiene que competir a nivel internacional y esa es una de las razones por las cuales decidimos filmarla en inglés. Es una película mexicana que se filmó 100% en México, con un grupo mexicano, pero con actores, algunos mexicanos, pero la mayoría ingleses, y es un producto que está enfocado a una distribución internacional.”
Jack agrega que se trata de “un experimento en el aspecto que es la primera vez que se hace una película en México como si fuera americana, como si fuera una historia que pasa en Estados Unidos; entonces, te cuesta una cuarta parte del presupuesto (…), lo que “le abre muchas posibilidades a los productores mexicanos, porque entonces ya puedes competir y puedes empezar a contar historias también en otro idioma y competir en el mercado internacional.”
Respecto a Quince, Yossi nos cuenta que se trata de “una comedia con terror sobrenatural sobre unas quinceañeras que son becadas en una escuela religiosa católica y quieren hacer su fiesta de quinceañeras para recuperar toda la popularidad y demás, y entonces deciden hacer la mejor fiesta de 15. Pero en medio de eso una criatura ataca al novio de una de ellas y el novio sobrevive, pero empieza a mutar en una criatura, y cuando la protagonista decide perder su virginidad, se queda embarazada de una criatura”.
Los Zagha y el cine
Desde pequeños, los hermanos Zagha se acostumbraron a la cámara de video, gran afición de su padre. “Para mí, la cámara siempre estaba a la mano, entonces siempre, desde chiquito, en primaria, primero, segundo, tercero, ya me la llevaba a la escuela llena de amigos y así. Y luego llegamos a hacer un cortometraje de niños. Y ese es el factor principal”, cuenta Jack.
Aunque desde joven tenía claro que los medios audiovisuales lo atraían, no fue sino hasta que vio una cinta que hoy en día ya no considera buena, pero que en ese momento lo impresionó mucho (Titanic), que decidió que no había nada como el cine.
“Cuando salí dije: ‘si quieres dedicarte a la cuestión audiovisual, no hay nada como el cine, no hay nada que pueda llegar a ese nivel de profesionalismo que el cine te puede dar.’ Y no sabía más. No sabía que había escuelas de cine, no sabía nada. Incluso cuando le dije a mis papás no les gustó la idea porque no conocen a nadie que se dedique a eso.”
Pero la decisión estaba tomada y no había más que hacer. “Entonces, poco a poco me propuse ir haciendo cada seis meses cortometraje y ir metiendo y estudiando y tomando cursos y viendo cine, y la verdad es de que la gente más profesional que he visto, la más trabajadora” está en esta industria.
Como el ejército
“El cine funciona a veces como el ejército .No he visto en otro trabajo algo que dices ‘necesitamos estar a las tres de la mañana en el monte de ahí para grabar tal cosa’, y en punto están todos a las tres de la mañana con todo preparado para grabar lo que se tiene que grabar.”
Dice que “en mi experiencia todo ha sido positivo. No he visto todos esos estereotipos negativos. Existen seguro. Existen abusos, como en todos los trabajos. El movimiento #MeToo empezó en el cine. Pero la verdad es que yo he visto muchas cosas buenas.”
Yossi, que había sido guionista publicitario, se dejó arrastrar por la pasión de su hermano para conformar esta dupla que hoy produce películas. “Me gusta la creatividad, contar historias, nos cuenta quien algún día se vio ante la disyuntiva de escribir guiones para el ejército de Estados Unidos.
“Yo le decía que algún momento se iba a hartar de vender unas papas”, dice Jack, “pero fue, creo, lo que le hizo decir que no estaba tan padre (la publicidad), que le pidieron hacer una campaña para que latinos se unan al ejército de Estados Unidos. Entonces, si hacías bien la chamba, eso significaba que ibas a hacer que mucha gente se vaya a Irak y Afganistán.”
“Son anuncios muy institucionales, pero tienes que hacer titulares o textos y lo que sea. El tema es que si es una buena publicidad (…) si tú consigues que más gente se meta al ejército”, tienes que lidiar con tu éxito signifique que algunas de las personas que atrajiste morirán en combate.
“Uno no sabe uno lo que vende cuando está haciendo publicidad”, dice Yossi, el productor de cine que, al lado de su hermano, hoy ya no tiene que preocuparse más por eso.
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